La realidad sociológica vasca, en cuanto a la presencia de personas con apellidos eusquéricos y/o castellanos, la conocemos desde el estudio pionero y ya clásico de José Aranda Aznar de 1998, titulado La mezcla del pueblo vasco, que nos daba una proporción, en números redondos, de un 20% de vascos con los dos primeros apellidos eusquéricos, un 30% con uno sí y otro no y un 50% con los dos castellanos. Es de suponer que la evolución de la sociedad vasca en estos últimos veinticinco años, con un evidente estancamiento, cuando no involución, de su crecimiento demográfico, no habrá variado en exceso dichas proporciones.
En los 251 municipios del País Vasco (112 en Vizcaya, 88 en Guipúzcoa y 51 en Álava) se van a presentar, en las inminentes elecciones municipales del 28 de mayo, un total de 1005 candidaturas (479 por Vizcaya, 309 por Guipúzcoa y 217 por Álava).
De ellas, 335 están encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos, 275 por personas con uno eusquérico y el otro castellano y, por último, 395 por personas con los dos castellanos.
Si hacemos la comparativa con el total de vascos por sus apellidos que nos daba Aranda Aznar (recordemos 20%, 30% y 50% respectivamente), comprobamos que, aplicado a la política municipal, en función de quienes encabezan las candidaturas presentadas, la proporción sería de 33%, 27% y 39% respectivamente. Lo cual nos está indicando que en la propia confección de las candidaturas ya hay una primera criba a favor de la presencia de apellidos eusquéricos en la política municipal, bastante superior a la de su presencia real en la sociedad vasca. Y a costa, claro está, de las personas con apellidos castellanos.
Para Vizcaya, Aranda Aznar nos daba una sociedad real compuesta por personas que, en función de sus dos primeros apellidos, presentaba un 15% con los dos eusquéricos, 25% con uno sí y otro no y 60% con los dos castellanos. Pues bien, de las 479 candidaturas vizcaínas, 147 están encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos, 123 con mixtos y 209 con los dos castellanos. Con lo que los porcentajes apellidísticos, siguiendo el orden ya dado para la población total, serían de 30%, 25% y 45% respectivamente.
Vemos, así, que las candidaturas encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos (30%) sería justo el doble a la de su presencia real en la sociedad vizcaína (15%). Del total de 479 candidaturas vizcaínas, 110 corresponden al PNV, 100 a EH Bildu, 89 a PSE y las mismas al PP, 33 a Elkarrekin Podemos, 7 a Vox y 36 a agrupaciones independientes.
En las elecciones de 2019 el resultado fue que el PNV venció en 72 municipios, EH Bildu en 30, PSE en 2 y las agrupaciones independientes en 8. Como sabemos también los apellidos de quienes encabezan las candidaturas por cada partido, y habida cuenta de que los resultados serán muy parecidos a las de 2019 y en todo caso más favorables si cabe a los partidos nacionalistas, la proyección arrojaría el siguiente panorama.
En el caso del PNV, de sus 110 candidaturas vizcaínas solo 11 están encabezadas por personas con los dos primeros apellidos castellanos. Y en el caso de EH Bildu, de sus 100 candidaturas, solo 16. Con lo que sus previsibles excelentes resultados del próximo 28-M supondrán, una vez más, una drástica disminución de apellidos castellanos encabezando las corporaciones municipales vizcaínas. O, lo que viene a ser lo mismo, una desproporcionada sobrerrepresentación de apellidos eusquéricos.
El caso de Guipúzcoa es más sangrante todavía. Aranda Aznar nos daba una proporción en la sociedad guipuzcoana de un 33% de personas con los dos primeros apellidos eusquéricos, 26% con uno sí y otro no y 41% con los dos castellanos, es decir, de nuevo, aunque en menor proporción que en Vizcaya, son mayoría los que tienen los dos primeros apellidos castellanos.
De las 313 candidaturas en Guipúzcoa para estas municipales, 69 son de EH Bildu, 59 del PNV, 71 del PSE, 45 del PP, 24 de Elkarrekin Podemos, 2 de Vox y 30 de agrupaciones de vecinos, mayoritariamente nacionalistas, de ahí que el PSE supere por poco en candidaturas tanto a PNV como a EH Bildu.
Pues bien, en cuanto a las personas que encabezan esas candidaturas tenemos que 144 tienen los dos primeros apellidos eusquéricos, 73 mixtos y 96 los dos castellanos, que en porcentaje vienen a ser, respectivamente, 46%, 23% y 30%. Lo cual quiere decir que, en la política municipal guipuzcoana, ya de entrada, las candidaturas encabezadas por personas con los dos primeros apellidos castellanos se retraen respecto de su presencia real en la sociedad. Hasta el punto de quedar por debajo de las encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos.
Y si vamos a los partidos dominantes en las municipales de 2019, en Guipúzcoa EH Bildu ganó en 48 municipios, seguido por PNV en 15, mientras que el resto fue para agrupaciones independientes, encabezadas casi todas por personas con dos apellidos eusquéricos, quedando solo 7 municipios para el PSE, entre ellos Irún, Éibar y Zumárraga. De donde deducimos lo que va a pasar también el próximo 28 de mayo en Guipúzcoa, si pensamos que en EH Bildu, de sus 69 candidaturas para estas elecciones, solo una (me reservo decir cuál) está encabezada por alguien con sus dos primeros apellidos castellanos. En cuanto al PNV, de sus 59 candidaturas eso mismo ocurre solo en 4 casos.
En Álava su realidad apellidística tampoco compensa, en su representación municipal, los excesos eusquerizadores de las otras dos provincias. En el trabajo de Aranda Aznar, las proporciones reales de alaveses por sus apellidos resultaban de la siguiente manera, redondeando cifras: solo el 10% tiene los dos primeros apellidos eusquéricos, el 27% tiene uno de los dos y el 63% los dos castellanos
Si nos vamos a las candidaturas para las municipales del 28-M en Álava, tenemos que de las 217 listas presentadas, 44 están encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos, 79 con uno sí y otro no y 94 con los dos castellanos, que en porcentajes resultan: 20%, 36% y 44% respectivamente, con lo que de nuevo los cabezas de lista con dos apellidos eusquéricos duplican el porcentaje de tales personas en la sociedad alavesa real, que vimos que era del 10%, mientras que los cabezas de lista a las municipales de dos apellidos castellanos representan 20 puntos menos que la presencia social real de personas de esa condición en Álava (44% frente a 63%).
Y en lo que respecta a los resultados previsibles, recordemos que en 2019 el PNV ganó en 29 municipios, entre ellos los principales (Vitoria, Llodio, Amurrio, Salvatierra y Oyón), EH Bildu en 10, el PP en 4 y el PSE en 1. Y si vamos a las listas del PNV en Álava veremos que, de sus 49 candidaturas, 14 están encabezadas por personas con los dos primeros apellidos eusquéricos, las mismas que con dos apellidos castellanos, y el resto son mixtas. Y para el caso de las 41 candidaturas de EH Bildu, ocurre parecido: se equiparan los cabezas de lista de apellidos eusquéricos y castellanos (14 y 15 respectivamente) cuando en la sociedad alavesa real la relación es de 10% a 63% a favor de los castellanos.
Es evidente que todo esto no puede ser casual y que estamos ante una sistemática criba étnica aplicada a la representación municipal vasca, que podríamos demostrar igualmente para el resto de niveles políticos (foral y autonómico) de esta comunidad.
Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU.