La crisis económica mundial y la India: un análisis

Tema: La actual crisis económica mundial se manifiesta en diferentes formas y presenta muchos retos y también muchas oportunidades, si bien todavía es demasiado pronto para predecir resultados concretos. Sin embargo, cabe destacar que el sistema internacional y el concepto de poder como tal están protagonizando un cambio. Este hecho tiene importantes implicaciones para el mundo en vías de desarrollo. La crisis financiera tiene varias implicaciones geopolíticas para la India en particular.

Resumen: Decir que la economía y la política están íntimamente relacionadas puede resultar un tópico pero, sin embargo, la actual crisis financiera mundial nos lleva reconsiderar esta afirmación. La crisis financiera que sufre el sistema internacional en la actualidad tendrá graves implicaciones geopolíticas: por ejemplo, ha supuesto la aparición de nuevos actores internacionales como la India y China. Sin embargo, queda por ver la medida en que un país como la India puede convertir los retos provocados por la crisis en oportunidades.

Análisis

Introducción

Las crisis bancarias y financieras han sido un fenómeno común a lo largo de la historia económica moderna de la humanidad. Desde la gran depresión de 1929, el mundo ha experimentado cientos de crisis de este tipo y la frecuencia de las mismas se ha ido incrementando con el tiempo. Según un estudio del Banco Mundial de 2001, desde finales de la década de 1970 hasta ese año, se registraron nada menos que 112 crisis bancarias sistémicas. La mayoría de ellas, incluida la que estamos padeciendo actualmente, comparten ciertos rasgos comunes: todas ellas empezaron con un imprudente proceso de reformas del sector financiero que no solamente creó un vacío en términos de regulación, sino que además deterioró los fundamentos económicos básicos con masivos flujos de entrada de capital extranjero, provocando finalmente un cambio en las expectativas de los inversores y la consiguiente confusión en los mercados financieros. La crisis del sector financiero que surgió a finales de la segunda mitad de 2007 y se precipitó con el colapso de Lehman Brothers el 23 de septiembre de 2008 comparte la mayoría de estas características, si no todas ellas. No obstante, lo que convierte en excepcional a la actual crisis es que estalló en el mismo epicentro del capitalismo mundial y se extendió muy rápidamente por todo el mundo. Puesto que la India forma parte integrante del orden económico mundial, también se ha visto expuesta al impacto adverso de la crisis económica mundial.

La crisis y la India

El impacto de la crisis mundial sobre la India puede dividirse con carácter general en tres aspectos diferentes: (1) el impacto directo inmediato sobre su sector financiero; (2) un impacto indirecto sobre las actividades económicas; y (3) las potenciales implicaciones geopolíticas a largo plazo. Afortunadamente, la India, al igual que la mayoría de las economías emergentes, tuvo la suerte de evitar la primera oleada de efectos adversos debido a que sus bancos no se encontraban excesivamente expuestos a los créditos subprime. Solamente uno de los mayores bancos del sector privado, el ICICI, se vio expuesto en parte, aunque logró hacer frente a la crisis gracias a un balance sólido y la rápida intervención del gobierno. El sector bancario en su conjunto mantuvo un balance saneado y, durante el tercer trimestre de 2008 –período que supuso una pesadilla para muchas grandes entidades financieras de todo el mundo– los bancos de la India registraron unos resultados esperanzadores y experimentaron un incremento sustancial en su rentabilidad.

Sin embargo, el impacto indirecto (o segunda oleada) de la crisis ha afectado a la India con bastante virulencia. Los problemas de liquidez en el mercado internacional tras el colapso de Lehman Brothers tuvieron graves implicaciones para la India, ya que no solamente produjeron salidas masivas de inversiones institucionales extranjeras, sino que además condujeron a los bancos y compañías indias a cambiar su demanda de crédito de fuentes externas por el sector bancario nacional. Esto, por tanto, ejerció presión sobre la liquidez del mercado nacional, generando una crisis crediticia. Combinada con la consiguiente pérdida de confianza, esta situación incrementó la aversión al riesgo de los bancos de la India, perjudicando a la expansión del crédito en el mercado nacional.

Asimismo, dada la recesión en el mundo desarrollado, la demanda de exportaciones indias en sus principales mercados casi se ha hundido, con una reducción de más del 17% de las exportaciones de mercancías desde octubre de 2008 hasta mayo de 2009. La caída de las exportaciones se ha acelerado, registrando en mayo de 2009 un descenso del 29,2% con respecto a mayo de 2008. Además, las exportaciones de servicios también están sufriendo una fuerte caída. En el tercer trimestre de 2008/09, el crecimiento de las exportaciones de servicios descendió hasta tan solo el 5,9%, frente al 34% en el mismo período del año anterior. Los beneficios de los servicios de viajes, transportes, seguros y bancos se han reducido, mientras que el crecimiento de las exportaciones de software se redujo más de 21 puntos porcentuales. El impacto real se produjo en el cuarto trimestre de 2008/09, cuando las exportaciones de servicios descendieron un 6,6% con respecto al mismo período del año anterior.

El impacto de la crisis mundial sobre la economía real se puso de manifiesto en la segunda mitad de 2008/09, cuando, contradiciendo los optimistas pronunciamientos oficiales, la economía india creció un modesto 5,8%, muy por debajo del 9,0% registrado en el mismo período de 2007/08 y tras haber logrado un crecimiento del 7,8% en la primera mitad de 2008/09. Desde el punto de vista sectorial, el fuerte crecimiento en los servicios comunitarios, sociales y personales (con un incremento del 17,5%) y en los servicios financieros, inmobiliarios y de negocios (con un incremento del 8,9%) permitió que el sector servicios mantuviera un crecimiento sólido a pesar de la importante caída en los servicios de comercio, hoteles, transportes y comunicaciones. El sector secundario en general y el sector manufacturero en particular registraron unos resultados particularmente pobres. Como consecuencia de la disminución de la demanda interna y de las exportaciones, el sector manufacturero cayó un 0,3%, mientras que el crecimiento en la construcción se redujo significativamente, pasando del 8,3% al 5,5%.

Se siguen registrando los efectos del impacto geopolítico, probablemente el más significativo para la India. Con la crisis financiera mundial como telón de fondo, existe un sentimiento cada vez mayor de inseguridad en el sistema internacional. Se están repitiendo las previsiones que apuntan a un incremento de los conflictos en todo el mundo, particularmente a causa de los recursos. Con el inicio de la crisis financiera, prácticamente una cuarta parte de los Estados del sistema internacional ya están experimentando una inestabilidad de bajo nivel, como cambios gubernamentales. La desestabilización podría ser uno de los efectos indirectos más graves de la crisis financiera mundial para los países en vías de desarrollo. No obstante, el efecto más probable podría consistir en que muchos sectores de las sociedades en vías de desarrollo reciban menos fondos, de forma que los gobiernos locales se verían obligados a volver a decidir sobre la asignación de los recursos entre la sanidad, la educación, el desarrollo económico y otras áreas. Esto generará de forma inevitable un aumento de las desigualdades, tensiones e inquietud, situación que podría verse empeorada por los problemas relacionados con la corrupción y la mala gobernanza. La crisis alimentaria existente podría agravar aún más los efectos de la crisis financiera.

Por lo tanto, conforme estos escenarios se aclaran, la crisis está creando nuevos puntos de fricción que generan inquietud y conflictos. Asimismo, las limitaciones financieras están perjudicando ya el despliegue de las operaciones de mantenimiento de la paz y es probable que se conviertan en una carga cada vez mayor, hasta el punto de que pueden pasar a ser una prioridad secundaria para EEUU, la UE, la OTAN y la ONU. En esta situación, la imagen de un mundo más inestable, casi en la línea de Kaplan, está empezando a tomar forma en la mente de muchos.

La crisis económica a la que se enfrenta el mundo en la actualidad producirá sus efectos más graves en los países que ya están al límite de su resistencia económica. Podría producirse un incremento en el número de los denominados Estados “fallidos” o en vías de fracasar, además de un aumento de las posibilidades de radicalización en el sistema internacional, combinado con una expansión de las zonas de conflicto en diferentes partes del mundo. Aunque esto podría sugerir un escenario extremadamente sombrío, el hecho es que la vecindad de la India es una de las más susceptibles en este sentido.

En todo caso, la India tiene una serie de disputas fronterizas de larga duración con al menos dos de sus vecinos en el Asia Meridional (Pakistán y China) y se enfrenta a la amenaza de las organizaciones terroristas beligerantes que operan desde territorio paquistaní. De igual modo, se sospecha que Bangladesh, otro de los vecinos de la India en el Asia Meridional, es un refugio de militantes que han causado graves daños de forma reiterada en la India. Por lo tanto, aunque la India haya escapado de la crisis financiera sin sufrir demasiados daños, puede afirmarse que debido a su ubicación geopolítica en el Asia Meridional, las consecuencias de la crisis financiera mundial podrían agravarse.

Es útil volver la vista a China para entender cuáles podrían ser las implicaciones geopolíticas de la crisis financiera mundial para la India. Aunque China cuenta con 2 billones de dólares en reservas de divisas a su disposición, la crisis financiera mundial ha provocado un aumento de la pobreza, el desempleo y las desigualdades. El crecimiento de China se debió en gran medida a la Política de Puertas Abiertas iniciada en 1978, gracias a la cual se convirtió en la plataforma manufacturera del mundo entero. China depende en gran medida de las exportaciones para su crecimiento, rasgo que supone mantener un elevado nivel de crecimiento como una de las prioridades principales de su política exterior. Las exportaciones chinas van principalmente a Occidente, sobre todo a EEUU y la UE. Sin embargo, debido a la crisis financiera mundial, la demanda de productos chinos en EEUU y la UE ha caído considerablemente, de forma que el sector manufacturero de la economía china se ha visto gravemente afectado. El desempleo es uno de los problemas crónicos de China, alcanzando tal magnitud en la actualidad que las previsiones apuntan a que incluso podría conducir a la caída del régimen si el problema no se aborda a tiempo y de forma apropiada. Esto tendría un fuerte impacto sobre la India, que necesita una China estable en la región, ya que lo contrario podría conducir a la inestabilidad política, el aumento del radicalismo, la expansión de la migración, el cambio de las tendencias demográficas y una asociación económica deteriorada entre los dos países.

Además de la amenaza de un cambio de régimen en China, entre los potenciales efectos de la crisis financiera mundial en Asia se podría incluir de nuevo la percepción de una situación de escasez energética que podría alentar a los países a adoptar medidas para asegurar su acceso al suministro de energía en el futuro. En el peor escenario imaginable incluso serían posibles los conflictos entre Estados, aunque las medidas que excluyan la guerra también tendrían graves implicaciones geopolíticas. Las preocupaciones en el ámbito de la seguridad marítima han conducido al fomento de la actividad naval y a un esfuerzo de modernización, como el desarrollo en la India y en China de las capacidades navales en mar abierto.

En lo que respecta a Pakistán, la inestabilidad y los desórdenes políticos en este país siempre han provocado un impacto adverso en la India. El terrorismo siempre ha sido un importante obstáculo en las relaciones bilaterales entre los dos países y aún deben disiparse las repercusiones de los atentados terroristas en Bombay. El actual gobierno civil de Pakistán lleva poco en el poder y el terrorismo es uno de sus retos más importantes.

Según distintos análisis, Pakistán es uno de los mejores ejemplos de un Estado en el que la presión económica está fomentando el malestar y convirtiéndose en una amenaza para el gobierno. El crecimiento se ha estancado, mientras que los precios de los alimentos y el petróleo han subido con fuerza, una auténtica receta de radicalización. Además, las fuentes externas de financiación de Pakistán (la ayuda exterior y las remesas) se encuentran en la actualidad bajo una presión considerable.

Aparte de esto, otra fuente de problemas para Pakistán es su frontera con Afganistán. La crisis financiera mundial ha mermado la disposición de EEUU para intervenir militarmente, afectando a las operaciones actuales de la OTAN en marcha en Afganistán, así como al futuro de la alianza. En todo caso, la crisis financiera tiene graves implicaciones para la estrategia sobre Afganistán y Pakistán debido al simple hecho de que durante un período de tiempo considerable en el futuro próximo absorberá una parte significativa de unos recursos cada vez más escasos. Por lo tanto, hacer frente al terrorismo en una situación de crisis financiera mundial, con una reducción de la ayuda de EEUU, podría tener graves implicaciones para la India. Un Pakistán estable y democrático favorece los intereses de la India, ya que es probable que los problemas económicos derivados de la crisis tengan como consecuencia el desvío de fondos de la lucha contra el terrorismo para tratar de aliviar temporalmente las dificultades que están padeciendo los ciudadanos pakistaníes. Sin embargo, en el caso de que el gobierno paquistaní no acudiera al rescate de sus ciudadanos, su legitimidad se vería socavada y podría producirse un vacío de poder, situación que también sería perjudicial para los intereses indios, al igual que si se impusiera otra dictadura militar.

De modo similar, Bangladesh necesita una inversión extranjera directa (IED) de hasta un 28% de su PIB, lo que supone casi 415.000 millones de dólares cada año para reducir la pobreza en el país.[1] Sin embargo, es probable que la IED se reduzca considerablemente, al mismo tiempo que disminuirá la ayuda extranjera de los países del G-7. La India se enfrenta a unos retos de radicalización similares en Bangladesh, que podrían conducir al aumento de la actitud beligerante en los territorios del nordeste de la India. En todo caso, se sospecha que el separatista Frente Unido de Liberación de Assam (ULFA, por sus siglas en inglés) está usando el territorio bengalí como refugio. El aumento de la actitud beligerante es directamente proporcional al incremento de la pobreza y el desempleo, por lo que el empeoramiento de la situación en cualquiera de los vecinos de la India tendrá efectos adversos en este país. El flujo de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh hacia los estados del nordeste en general y hacia Assam en particular siempre ha sido una cuestión política candente en la región. Al tener que hacer frente a una situación económica negativa, podría aumentar drásticamente el número de emigrantes, provocando reacciones violentas masivas y socavando así la estabilidad política, ya de por sí frágil, del nordeste.

La democracia en Nepal se encuentra en una fase embrionaria de su desarrollo. La actual situación de dificultades económicas, con una población desesperada por que se adopten soluciones, incluso de carácter radical, ofrece a los maoístas una oportunidad única de incrementar su influencia política en este país. En caso de que esto ocurriera, aumentaría la influencia de China sobre los asuntos internos de Nepal, generando implicaciones económicas y estratégicas a largo plazo para la India, debido al papel histórico que ha desempeñado Nepal como Estado tapón.

Por lo tanto, lo que se requiere en esta coyuntura es un elevado grado de compromiso de colaboración entre los principales países del mundo y la región para abordar estas crisis múltiples, a pesar de que pueda parecer que las preocupaciones nacionales exigen más atención en este momento.

Sin embargo, las implicaciones de dicho escenario para la vecindad de la India no son completamente negativas. Entre otras cosas, dicho escenario crea un espacio estratégico más amplio y la India tendrá una mayor capacidad de maniobra a la hora de gestionar sus relaciones con un conjunto amplio de poderes y con más flexibilidad que en el pasado.

El interés de la India es fomentar la tendencia hacia un orden internacional más difuso y diversificado. En todo caso, esto se adecua a las preferencias de la India a favor de un mundo multipolar, incluida una Asia multipolar y por lo tanto, los esfuerzos de la India deberían centrarse en la creación de coaliciones con otras potencias que compartan los mismos objetivos. Esto significa básicamente que lo que más interesa a la India es impulsar de forma más enérgica sus relaciones con países como Rusia, Brasil, Sudáfrica y México. La UE y algunos de sus Estados miembros, como Francia, también podrían ser unos socios políticos y económicos útiles para la India.

En el seno de la región asiática, la India necesita un compromiso más intenso con Japón e Indonesia y la puesta en práctica de una diplomacia más matizada hacia China, ya que sus respectivas posiciones sobre el comercio multilateral, el cambio climático y algunos otros asuntos internacionales son similares. No obstante, también existen aspectos competitivos entre los dos países que tienen que manejarse con prudencia y firmeza. Por tanto, la India necesita ir más allá de las estrategias defensivas y puramente centradas en la supervivencia que dominan su concepción actualmente.

Al menos durante cierto tiempo el impacto de la crisis financiera mundial consistirá en la reducción de su mercado en el extranjero, como consecuencia del resurgimiento del proteccionismo. Asimismo, disminuirán las perspectivas de atraer inversiones de los principales países exportadores de capital. Los efectos acumulados de todos estos fenómenos supondrán la destrucción de empleo y un incremento de la pobreza en la India. Sin embargo, el gobierno está intentando impulsar la economía mediante estímulos fiscales y una política monetaria laxa. Planes como la Ley de Garantías del Empleo Rural Nacional (National Rural Employment Guarantee Act –NREGA–), que suponen la formación de activos y la creación de empleo en las zonas rurales, aportan una red de seguridad para los más desfavorecidos en el ámbito rural.

En esta situación de crisis financiera mundial, la India celebró sus decimoquintas elecciones a la cámara baja del Parlamento, la Lok Sabha, que supusieron el triunfo del Partido del Congreso y sus aliados, que juntos obtuvieron 262 de los 543 escaños. El pueblo indio manifestó su confianza en el Partido del Congreso, permitiendo que Manmohan Singh pudiera ejercer su segundo mandato como primer ministro.

Aunque las razones exactas de la victoria del Partido del Congreso siguen siendo objeto de debate político, está claro que en la situación de incertidumbre vigente en la economía y la política nacionales e internacionales, las masas votaron a favor de la estabilidad y la continuidad. Manmohan Singh desempeñó un papel instrumental como ministro de finanzas para rescatar a la India de la crisis de su balanza de pagos a principios de los años 90 y parece que los votantes han expresado la confianza en su gobierno para que saque al país adelante en este período de dificultades.

Asimismo, la política de “mirar hacia el este” que ha estado siguiendo la India desde la década de 1990 culminó finalmente en algo tangible con la firma del Acuerdo de Libre Comercio con la ASEAN. Este es un paso en la dirección adecuada, ya que solamente un conjunto diversificado de socios comerciales puede ayudar al país a mitigar los riesgos asociados al comercio internacional.

Dada la crisis financiera mundial, la India se enfrenta a distintos retos y oportunidades. Por ejemplo, podría explotar la oportunidad creada por la crisis para consolidar su interacción económica con sus vecinos. Sin una vecindad políticamente estable y económicamente próspera, la India tendrá dificultades para satisfacer sus intereses regionales e internacionales. Puesto que la crisis económica golpea a los vecinos más frágiles de la India, como Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka y Nepal, podría promover una Iniciativa de Recuperación Económica del Asia Meridional, que podría conducir a un mayor nivel de integración y cooperación económica en la región.

Conclusión: La ubicación geopolítica de la India es tal que la crisis financiera le enfrenta a diversos retos y oportunidades. Es imposible predecir en la actualidad la medida en la que el país será capaz de abordar los retos y sacar provecho de las oportunidades. En esta coyuntura, la India tiene que pensar cómo hacer frente de forma no convencional a una crisis igual de poco convencional y debe ocuparse no solamente de sus propios asuntos internos, sino también de los de su vecindad para poder aplicar sus políticas en materia de crecimiento y desarrollo. Las expectativas de un orden mundial del G-2, incluyendo a EEUU y China, ha generado temores en la India, pero el hecho es que no se puede alcanzar una solución a la crisis financiera mundial sin tener en cuenta a la India. Este país constituye el mejor ejemplo del triunfo de la democracia en el Asia Meridional y se configura como un gigante asiático por derecho propio. Por lo tanto, lo que necesita ahora, en un momento en el que es posible que se produzcan cambios de poder, es emplear su fuerza para sacar el máximo provecho de la crisis no solamente con el fin de salir de ella indemne, sino también para adquirir una importancia geopolítica que realce su posición internacional en un futuro próximo.

Pankaj Vashisht, analista asociado del Consejo Indio para la Investigación de las Relaciones Económicas Internacionales (Indian Council for Research on International Economic Relations - ICRIER), y Sriparna Pathak, analista de la Jawaharlal Nehru University.