La crítica y la alternativa empresarial

El libre ejercicio de la crítica y la formulación de propuestas que mejoren la situación de la economía son dos de las funciones más importantes de los agentes sociales en un sistema democrático. La CEOE, como representante de los empresarios españoles, ha querido siempre ejercer ese derecho con responsabilidad en sus opiniones y rigor en las alternativas planteadas. Lo ha hecho siempre buscando el progreso de nuestro país, el crecimiento de nuestra economía y la creación de empleo.

Cuando las posiciones y las ideas salen a la luz es también saludable y obligado que éstas sean a su vez analizadas y sometidas a juicio por la opinión pública. Es un hecho constatado que también en este caso nunca llueve a gusto de todos. Para unos las críticas son demasiado dulces y amables con el Gobierno, para otros se cae en el catastrofismo sin aportar soluciones y muchos resaltan los aspectos que coinciden con el veredicto que se desea emitir y minimizan, si no excluyen, los que estropean el discurso.

A los protagonistas de esta involuntaria polémica, nos queda la posibilidad, y la voluntad, de aclarar los conceptos, completar argumentos y dar una visión ajustada de las razones por las que reconocemos aciertos y somos más duros con lo que estimamos erróneo o ausente.

Empecemos por lo positivo. Algunos medios han acogido con disgusto que, ante ciertas medidas recientemente anunciadas por el presidente del Gobierno, yo afirmase que, aunque insuficientes, van en la buena dirección. ¿Cómo no hacerlo responsablemente si en muchos casos las habíamos demandado en nuestros documentos? Sirva como ejemplo que el presidente del Gobierno anunció el comienzo de la privatización de Aena, la liberalización del transporte de mercancías por ferrocarril, el plan Vive del automóvil (consensuado con el sector) y la supresión del Impuesto de Patrimonio, y asumió compromisos en asuntos como la austeridad presupuestaria para 2009, el mantenimiento del esfuerzo en la inversión pública e infraestructuras, los estímulos al sector de construcción de viviendas o el apoyo a la financiación de las pymes. Todos ellos reiteradamente reivindicados por el mundo empresarial.

En el otro lado de la balanza, dije también que las medidas son aún insuficientes y tímidas y que son necesarias actuaciones estructurales valientes y de calado para seguir creciendo y no aumentar las listas de desempleo. En la entrevista que los representantes empresariales y los de las centrales sindicales mantuvimos con el presidente del Gobierno, tuvimos ocasión de hablar de estos temas y en un momento del encuentro le expresé mi convencimiento de que la situación hacía muy necesario que cogiese por los cuernos el toro de la economía

Pues bien, también al expresar lo que me parece menos positivo he querido ser coherente con nuestros planteamientos. El pasado 17 de junio, en el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva de la CEOE, aprobamos por unanimidad un documento de perspectivas y propuestas en el que hemos expuesto nuestra posición y que no ha sido atendido hasta ahora por el Gobierno en temas muy relevantes.

Un buen ejemplo lo podemos encontrar en determinados temas fiscales que los empresarios consideramos fundamentales para fomentar la creación y el empleo.

Es necesaria una nueva reducción del Impuesto de Sociedades y una bajada de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social para apoyar el mantenimiento de actividades económicas y empresariales en nuestro país, evitando su relocalización en otras áreas. El objetivo es fomentar la creación de nuevos puestos de trabajo que, además de ser imprescindible para la dignidad y progreso de nuestros conciudadanos, es también una variable principal para mantener el crecimiento económico por medio del consumo de las familias.

Tampoco en los asuntos energéticos se han anunciado, por el momento, nuestras propuestas. Mientras, el Gobierno se limita a hablar de ahorro energético o energías limpias y renovables. Desde la CEOE consideramos imprescindible abrir un amplio y rápido debate sobre todas las energías, ya que estimamos que la nuclear debe ser una fuente básica para la creación de energía eléctrica con el fin de disminuir nuestra dependencia energética, asegurar el suministro y contribuir a reducir las emisiones de gases efecto invernadero.

Son simplemente dos breves muestras de un amplio documento que, además de las ya citadas, incluye nuestras ideas sobre asuntos como la investigación y el desarrollo, el sector exterior, el medio ambiente o la imprescindible liberalización de los sectores que aún no lo están, o lo están insuficientemente, y también la externalización de la gestión de servicios públicos; y se refiere ampliamente al mercado laboral en donde incluimos una amplia serie de reformas que pensamos deben abordarse dentro del diálogo social que tan buenos resultados ha dado a la economía de nuestro país.

En resumen, los empresarios hemos dado nuestra receta y hemos formulado nuestra crítica en la única forma que consideramos válida: señalando con coherencia lo positivo y, al mismo tiempo, informando de lo que consideramos que debería hacerse y no se pone en práctica. Los empresarios no han constituido sus organizaciones empresariales para que intervengan en política y asuman el papel que corresponde a los partidos, sino para que defiendan sus intereses con independencia, eficacia y trabajo en equipo, como demostramos en la CEOE con la elaboración de nuestro Plan Estratégico, que fue aprobado por nuestra Asamblea General y en el que participaron las organizaciones miembro de la CEOE, tanto sectoriales como territoriales y aportaron las ideas que consideran más necesarias para incrementar nuestra capacidad de competir en unos mercados cada vez más globalizados.

Hemos hecho lo mismo al analizar la situación económica. Desde la CEOE hemos afirmado que nos encontramos en una situación muy difícil debido a nuestro alto nivel de endeudamiento, déficit exterior, necesidades de financiación, peso de nuestro mercado inmobiliario y dependencia energética.

El dato conocido ayer del IPC armonizado, que ha situado su tasa anual en el 5,1% en el mes de junio en España, es una mala noticia que deja aún más al descubierto los problemas de nuestra economía. En este aspecto, desde la CEOE estamos convencidos de la necesidad urgente de aplicar una de las recetas de nuestro Plan Estratégico que he citado anteriormente. En un marco económico en que la política monetaria depende del Banco Central Europeo y el precio del petróleo escapa a nuestro control, la única fórmula sostenible para luchar contra la inflación es liberalizar lo que aún no lo está y profundizar en la liberalización de aquellos sectores no completamente liberalizados. La confianza en los mercados y la ausencia de intervencionismo en los mismos es una buena forma de actuar en unos momentos en los que los precios son uno de nuestros más dolorosos quebraderos de cabeza.

Dicho esto, en todos nuestros informes y comparecencias públicas hemos huido siempre de cualquier catastrofismo totalmente injustificado. Con la misma independencia con la que hemos realizado el diagnóstico de las carencias, hemos dicho que nuestra economía cuenta con fundamentos sólidos y un excelente sistema financiero y que, con el esfuerzo de todos, vamos a ser capaces de superar estas dificultades.

En la CEOE estamos firmemente comprometidos con el progreso de nuestro país y vamos a colaborar decididamente con todas las administraciones públicas y el resto de los agentes sociales para salir lo antes posible de la actual situación. Para ello, vamos a seguir ejerciendo, desde la responsabilidad, nuestro papel basado en la síntesis de las necesidades y sensibilidades de todos los empresarios españoles y en el ejercicio del diálogo como fórmula más eficaz para encontrar soluciones.

Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, CEOE.