La democracia de los muertos

La repercusión del incendio de Notre Dame ha sido universal. Todos los gobiernos del mundo han hecho consideraciones luctuosas sobre lo que el incendio supone para la civilización occidental. Los medios de difusión del mundo entero se han condolido del desastre.

Hasta Charlie Hebdo, el semanario satírico francés, ha adelantado su número semanal, dedicándolo al incendio. Esto es lo que ha manifestado Putin: "Notre Dame es un símbolo histórico de Francia y un tesoro inestimable de la cultura europea y mundial, y uno de los lugares de culto cristianos más importantes. La tragedia es un inmenso dolor en el corazón de los rusos". Y así sucesivamente desde Merkel a Trump, pasando por May, Trudeau, Juncker o Donald Tusk

Algunos -directa o indirectamente- han traído al recuerdo el inicio de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea: "Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad ..."

¿Cuál es ese "patrimonio espiritual y moral", del cual Europa trae su propio origen? Tras el incendio de Notre Dame y las reacciones a su alrededor, planea esta observación de T.S.Elliot: "La fuerza dominante en la creación de una cultura común es la religión. Un europeo puede no creer en la verdad de la fe cristiana, y sin embargo buena parte de lo que dice, piensa y crea, nace de la herencia cultural cristiana".

No hace mucho dos filólogos americanos han recogido hasta 164 acepciones diversas de la voz cultura. Entre ellas me quedo con la de Italo Calvino: "...Nuestra cultura es aquel rumor de fondo que persiste, incluso allí donde se impone una actualidad incompatible". Desde mi punto de vista, ese "rumor de fondo" es la "democracia de los muertos", es decir, la tradición hebreo cristiana de la que hablaba Chesterton.

Estoy hablando de cultura europea, pero es extrapolable a toda la cultura occidental, no solo a la América latina sino también a la América protestante. El trasplante produjo aquí también sus frutos, ya que dio origen a la primera democracia moderna (Estados Unidos) .

La cultura occidental -con base en la europea- ahonda sus raíces, como se ha dicho, sobre tres colinas: la Acrópolis, el Capitolio y el Gólgota. Los occidentales pensamos con categorías griegas; los esquemas jurídicos romanos nos son consustanciales, pero el substrato ideológico y ético que impregna el pensamiento y el derecho es de base cristiana.

De ahí la conmoción que el incendio de la catedral de Notre Dame ha producido en la opinión pública mundial.

Rafael Navarro-Valls es catedrático, académico y Presidente de las Academias Jurídicas Iberoamericanas

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