La diplomacia cultural como necesidad

En los últimos meses, diversos aspectos culturales han saltado a un primer plano en los medios españoles. El hecho de que Cultura haya recuperado un Ministerio propio o la esperada bajada del IVA del cine han multiplicado las noticias y reflexiones acerca de un ámbito que no siempre cuenta con la atención que merece. Y se ha hablado mucho de la llamada diplomacia cultural. Esta vertiente no es una novedad, ya que existe desde tiempos inmemoriales. En un siglo XXI tristemente marcado por conflictos en numerosos puntos del planeta, recurrir a la diplomacia cultural no es una opción, sino una absoluta necesidad. Entender la diversidad, valorar las diferencias como parte de la riqueza global y establecer canales de diálogo es parte esencial del trabajo diplomático. La política y la diplomacia tradicional conectan Estados, la cultura conecta personas, sentimientos y emociones universales.

La diplomacia qatarí cuenta con un reconocido éxito a nivel internacional. Para ello, se sostiene en cimientos que van más allá de lo político y económico. Nuestra filosofía se sustenta sobre dos ejes diferentes pero complementarios. El primero es la economía de paz, un campo que apuesta por invertir en la sociedad civil, el capital humano, el desarrollo sostenible y la innovación. El segundo es la diplomacia cultural. Nuestras instituciones tienen la convicción de que el arte en todas sus disciplinas es el mejor camino para tender puentes entre pueblos y ayudar a reducir tensiones. Con esta finalidad, apostamos por la apertura de embajadas en todo el mundo, cuyo objetivo no es solo el establecimiento de relaciones económicas, sino fortalecer lazos culturales.

Qatar dedica grandes esfuerzos a traducir literatura mundial, patrocinar exposiciones de arte, reforzar la oferta museística del país y organizar festivales de diferentes disciplinas. Y apuesta por los creadores más jóvenes, ayudándolos a difundir su talento. La unión de juventud y arte es una garantía de éxito y uno de los mayores patrimonios con los que puede contar una nación tanto en el presente como en el futuro. Por todo ello, la educación tiene una importancia capital en Qatar, considerado por muchos como un «oasis educacional», sede de universidades internacionales y punto de referencia en el ámbito de la investigación científica. Contamos también con las becas del fondo SALTEC, una sólida iniciativa destinada al apoyo educativo de los jóvenes de todo el mundo árabe.

Otro de los ejes sobre los que se apoya nuestra política cultural es el idioma, aspecto clave en el intercambio entre civilizaciones. La Fundación Qatar promueve la cultura y la lengua árabe en el mundo y nuestro sistema educativo prepara a los jóvenes en el dominio de diferentes lenguas, entre ellas, el español. En este sentido, la presencia del colegio SEK en Doha constituye un apoyo destacadísimo. Asimismo, la prestigiosa cadena de televisión Al Jazeera es una piedra angular para los hablantes de distintos idiomas y un referente para la libertad de expresión. Finalmente, he de hacer mención al ámbito deportivo, una absoluta prioridad para nuestras instituciones. Tener la posibilidad de albergar el Mundial de fútbol de 2022 supone una oportunidad extraordinaria no solo para nuestro país, sino para toda la región y el mundo árabe. Esta celebración, que situará a Qatar en el epicentro de la actualidad, es el reconocimiento a una exhaustiva labor deportiva que llevamos años realizando en todas las disciplinas y niveles, desde el deporte base hasta las competiciones de alto nivel. El deporte es un lenguaje universal, un idioma que rompe fronteras, un canal de comunicación y entendimiento que nos acerca a todos, con independencia de ideología, religión, edad o sexo.

La cultura es una de las bases sobre las que se asientan las excelentes relaciones existentes entre ambos países. Nuestras naciones están estrechamente unidas, no solo en el ámbito económico y empresarial, sino también en el educativo y cultural. El constante intercambio artístico entre ambos Estados no es más que una muestra de la sintonía que se mantendrá y aumentará en un futuro próximo. La visita a Madrid durante estos días del viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, y sus encuentros con autoridades, intelectuales y periodistas supondrán un enorme impulso en este y otros ámbitos.

En definitiva, la diplomacia cultural, que forma parte del conocido como «poder blando» es el mejor vehículo para unir pueblos y culturas. Lejos de los abismos que se abren en ocasiones por motivos ideológicos, la música, el arte, el cine, la literatura, la gastronomía, el deporte o el teatro conectan con emociones universales capaces de derribar todas las fronteras imaginables.

Mohamed al Kuwari, embajador de Qatar en España.

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