La educación está en la nube

Los que llevamos años implicados en la educación estamos pasando por algo más que recortes. El drama está en cómo cambiar, cómo hacer viable la mejora educativa en España. Se le echa la culpa a la ley. No es cierto. Hemos pasado cuatro leyes de educación y los resultados van a peor. Algunos ingenuos o mal intencionados culpan a la asignatura «Educación para la ciudadanía» del fracaso o de la perversión política. Es absurdo, nosotros la explicamos con sentido cristiano y queda perfecta. La caja valida el contenido. Otros discuten si es mejor la enseñanza pública o la concertada o la privada. La mejor es la de un buen maestro donde quiera que esté.

Lo de las horas semanales es tan ridículo como pretender que por estar más o menos tiempo encerrados los niños en el aula van a conseguir más sabiduría. La educación la hace eficaz el método y la intuición bien presentada. No se necesita tiempo, sino ilusión y carisma.

Estoy convencido de que en este país hay muy buenos maestros. El problema es que algunos están tan desmotivados que sólo miran al cuentakilómetros y no disfrutan de su vocación docente y del motivador camino de esta profesión. Van a clase sin ilusión. No despiertan entusiasmo en sus alumnos. Adiós a la inteligencia emocional.

Lo que está en crisis no son las personas. Es el método. Así está pasando en muchas otras formas de actuar ante la transformación de un mundo nuevo, de una sociedad nueva, que se impone arrollando como un tsunami a las viejas estructuras políticas, sociales y hasta religiosas. La crisis no es de evolución sino de transformación.

En estos años de diversas leyes no ha cambiado el método. La clase magistral, la pizarra, el cuaderno… se han estirado pensando que la fotocopia, los apuntes, la pizarra digital o el ordenador eran la modernización, la actualización necesaria.

En muchos colegios he visto clases de informática llenas de aparatos que se han quedado obsoletos en poco tiempo sin que diera tiempo a los alumnos a usarlos. La «chatarra informática» de la que algunos presumen no es actualizar la educación ni modernizar el colegio. Ni siquiera dar un ordenador portátil a un niño. Menos aún otros juguetes informáticos con los que algunos colegios pretenden justificar su I+D+I. Eso no es así. Es un chantaje a la innovación.

Un ordenador en manos de un niño es un cuchillo que puede servir para cortar o para matar su inteligencia. La eficacia es darle un método que le enseñe a conducir por las vías y carreteras del conocimiento en cada disciplina curricular. Partiendo de un diagnostico personal previo. En una masa escolar sólo se puede hacer esto con un sistema pedagógico informático.

Los que pensáis que esto se arregla con comprar aparatos habéis llegado tarde. Los que creéis que lo arregláis improvisando una plataforma digital por el sistema Navision haciendo un CRM, no sabéis lo que os espera. El mundo tecnológico avanza más rápido que nosotros. Los que pensáis en copiar debo advertir que los colegios por fotocopia, sin identidad ya no funcionan. Si esperáis a una nueva ley tendréis que aguantar a que los políticos dejen de discutirla. Sólo os queda unirse a los que investigan.

Investigar en este país no está bien visto, lleva riesgo. El riesgo nadie lo quiere. Pero es necesario para avanzar. Trabajar en equipo es fundamental. Por tanto no se trata simplemente de una nueva ley de educación que puede ayudar en las extremas circunstancias en las que estamos sino en que:

1. El éxito está en juntar la tecnología que avanza sin parar con la pedagogía. La tecnología es una herramienta variable que ayuda y personaliza a la pedagogía del sistema.

2. El profesor debe liderar permanentemente el sistema no sólo por lo que sabe que es importante sino por la capacidad de acompañar al alumno con la herramienta informática al descubrimiento del saber. Desarrolla en sí su placer intelectual que es enseñar.

3. En el sistema clásico el protagonista es el profesor. En el sistema que estamos aplicando desde hace cuatro años en nuestro colegio el protagonista es el alumno.

4. Un centro de investigación para la educación nos es una fábrica de software. Modernizar la educación no es digitalizar los libros.

5. Llegar a situar un sistema en «la nube» es abrir la puerta y dar libertad a la revolución educativa en España.

Nosotros ya tenemos el sistema en la nube. A disposición de quien lo quiera. No ha sido fácil. Una disciplina innovadora conlleva crítica y rigor.

Desde el 8 de enero del 2008 estamos trabajando con nuestros profesores y alumnos en un sistema que «despierta conciencias y crea emociones». La educación está en la nube, pero algunos siguen en las nubes.

Luis Lezama Barañano, párroco de Santa María La Blanca (Madrid)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *