La elección en Venezuela es una mala función de teatro político

Juan Guaidó, en un mitin contra las elecciones convocadas por Maduro.Elena Fernandez/ZUMA Wire / Spla / GTRES
Juan Guaidó, en un mitin contra las elecciones convocadas por Maduro.Elena Fernandez/ZUMA Wire / Spla / GTRES

El régimen ilegítimo de Maduro ha organizado mañana unas falsas elecciones parlamentarias en Venezuela en un esfuerzo por eliminar la Asamblea Nacional elegida democráticamente. Esta obra de teatro político ya está siendo criticada por la comunidad internacional por no cumplir ni una sola de las condiciones de la ONU para la celebración de elecciones libres y justas. Es el acto más reciente en el drama de una década de malversación electoral en Venezuela. El proceso fraudulento de mañana es la peor producción hasta ahora, y es hora de bajar el telón de esta trágica exhibición.

Estados Unidos, España, la UE y todas las demás naciones de buena conciencia deben permanecer unidos para denunciar la farsa de mañana en Venezuela.

Analicemos todas las formas en que las “elecciones” de mañana son fraudulentas. Comencemos por el hecho de que Nicolás Maduro carece de legitimidad para organizar estas elecciones porque robó las elecciones presidenciales de 2018. Desde entonces ha hecho todo lo posible para socavar la integridad electoral. Los principales líderes de la oposición han sido declarados inelegibles. Todo, desde el cronograma electoral hasta el software no transparente y las máquinas de votación, hasta la incautación ilegal de los nombres de los partidos políticos y los logotipos de las papeletas electorales, hacen que la votación sea una farsa. El régimen de Maduro aumentó arbitrariamente el número de escaños de la Asamblea Nacional de 167 a 277, suprimió la representación política indígena y usurpó los poderes legislativos del Tribunal Supremo al nombrar a miembros del Consejo Nacional Electoral, un organismo que claramente no puede considerarse imparcial.

Todo esto allana el camino para que Maduro instale una Asamblea Nacional cómplice y títere, en deuda solo con él, mientras destruye la única institución democrática que queda en el país que realmente representa al pueblo venezolano. Lograr ese tipo de gobierno totalitario es un objetivo final para Maduro, quien también quiere distraer al mundo de lo que Venezuela realmente necesita: una elección presidencial libre y democrática y la oportunidad para que los venezolanos elijan legítimamente a los líderes de su país en todos los niveles.

Manipular las elecciones no es el único crimen de Maduro. Como la Misión Internacional Independiente de Investigación de la ONU puso de manifiesto en su informe de septiembre, el régimen ha asesinado, torturado y encarcelado sistemáticamente a sus oponentes. Mientras tanto, Maduro y su círculo íntimo continúan saqueando los recursos naturales del país y provocando una devastación ambiental incalculable para enriquecerse.

A partir del lunes, sin embargo, gracias al presidente interino Juan Guaidó, los venezolanos en su país, aquí en España y en todo el mundo, tienen la oportunidad de enviar un mensaje contundente y rechazar las absurdas elecciones del régimen participando en una consulta popular para exigir elecciones presidenciales y legislativas justas y una transición real a la democracia. Insto encarecidamente a todos los venezolanos en España a participar del 7 al 11 de diciembre yendo a www.ConsultaporVZLA.com y siguiendo las instrucciones que allí encontrarán.

Si bien los venezolanos pueden hacer oír su voz en la consulta popular, todos nosotros en la comunidad internacional podemos y debemos hacer más para apoyarlos. Como embajador de Estados Unidos en España y Andorra durante los últimos tres años, uno de mis máximos objetivos ha sido trabajar con nuestros socios para apoyar el regreso de la democracia a Venezuela. Viajé a la frontera entre Colombia y Venezuela y vi por mí mismo la crisis humanitaria allí. Fue desgarrador presenciar a miles de venezolanos huir diariamente de su tierra natal en busca de comida, medicinas o simplemente refugio de la opresión violenta. Me reuní con expatriados venezolanos en las islas Canarias que me contaron cómo se vieron obligados a abandonar sus hogares y carreras profesionales para intentar hacer una nueva vida en una tierra extranjera.

Aquí, en Madrid, me senté con líderes valientes como Juan Guaidó, Leopoldo López, Antonio Ecarri e Isadora Zubillaga, y llegué a comprender su increíble determinación de volver a poner a su país en el camino correcto, a pesar de las desalentadoras probabilidades. Hablé con líderes españoles y con líderes de la UE, instando a todos aquellos que valoran la democracia y honran los derechos humanos a unirse a Estados Unidos y responsabilizar al régimen ilegítimo de Maduro. Les pedí que apoyaran al presidente interino Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional elegida democráticamente. Y los insté a que presten atención a las palabras de la gran mayoría de los venezolanos que han luchado durante años para restaurar la democracia y la libertad en su país.

Me complace decir que tenemos aliados que defienden la democracia. España, la UE, la Organización de Estados Americanos (OEA) y muchos otros en todo el mundo han condenado públicamente los esfuerzos de Maduro para celebrar estas elecciones notoriamente defectuosas. Estamos trabajando juntos en sanciones, prohibiciones de viaje para ciertas personas asociadas con el régimen corrupto, así como en la confiscación de activos y otras medidas para hacer que el régimen rinda cuentas.

También debemos seguir prestando atención al desastre humanitario masivo que está causando Maduro, tanto dentro de Venezuela como en la región en general. Según la OEA, 5,4 millones de venezolanos han huido hasta la fecha. Hay escasez de casi todos los medicamentos básicos, la desnutrición está desbocada y la pobreza campa a sus anchas. Según la agencia de la ONU para los refugiados, ha habido un aumento del 8.000% en el número de venezolanos que buscan el estatus de refugiado en todo el mundo desde 2014, principalmente en las Américas, pero también en lugares como España. Esto ha ejercido una enorme presión sobre los programas de asistencia sanitaria, educación y asistencia social de esos países.

Estados Unidos es el mayor donante de asistencia humanitaria en la crisis de Venezuela. Recientemente anunciamos una ayuda adicional de 348 millones de dólares. Esto eleva el total de la asistencia humanitaria y desarrollo de Estados Unidos en Venezuela a más de 1.200 millones de dólares desde 2017. España también ha hecho contribuciones significativas en este esfuerzo. En mayo se organizó con la UE una conferencia internacional de donantes que generó 2.800 millones de dólares en asistencia, incluyendo 653 millones de dólares en donaciones.

Restaurar la democracia en Venezuela y poner fin a la brutal represión del régimen de Maduro sigue siendo una de las principales prioridades bipartidistas en Estados Unidos. Mi país continuará reconociendo al presidente interino Guaidó después de esta falsa elección. Insto a España y a otros países de la UE a que hagan lo mismo. La comunidad internacional no puede permitir que Maduro se beneficie amañando una segunda consulta electoral. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que se una a nosotros y ejercer una presión más fuerte sobre Maduro y su régimen corrupto para que renuncie a su destructivo control del poder.

Existe un camino equitativo y de sentido común para poner fin a esta crisis. Un gobierno de transición inclusivo podría administrar unas elecciones presidenciales y legislativas libres, marcar el comienzo de una nueva era de libertades democráticas y restaurar los derechos humanos en Venezuela. Como socios, aliados y amigos, Estados Unidos y España deben continuar trabajando juntos para ayudar al pueblo venezolano a encontrar un camino aceptable hacia un mejor futuro. En este esfuerzo, debemos permanecer unidos, con principios y demandas claros y consistentes. Todos sabemos que estas elecciones son una mala función de teatro. Es hora de que Maduro se baje del escenario.

Richard Duke Buchan III es embajador de Estados Unidos en España.

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