La Europa fortaleza, la Europa cómplice

Esto no es nuevo. Ahora nos horrorizan, y con razón, las tremendas imágenes llegadas de las costas turcas pero la crisis de refugiados lleva años gestándose. ¿Qué ha cambiado entonces? Que ahora los refugiados llegan a Europa y por eso saltan todas las alarmas.

La situación de Oriente Medio y el Norte de África lleva deteriorándose desde la invasión de Irak. La guerra civil en Siria y la intervención militar en Libia han acabado por colapsar toda la región. Hoy hay 7,2 Millones de refugiados en la zona. Sólo la crisis siria ha provocado 4 Millones. Algunos países como Turquía, el Líbano o Jordania están haciendo un extraordinario esfuerzo de acogida para afrontar la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial.

El fin de la capacidad de absorción de los países de la zona está produciendo un efecto empuje hacia Europa entrando por Italia y Grecia/Balcanes. Pero se trata de un porcentaje ínfimo frente al drama que abordamos. En lo que llevamos de año han llegado al continente 330.000 refugiados. Sólo el Líbano ha absorbido más de 1 Millón sobre una población de 4.

Huyen de la guerra y la violencia. Con terribles dramas personales a sus espaldas. No se trata de inmigrantes. Y en consecuencia no sólo se trata de una cuestión ética o moral. Se trata de hacer frente a las obligaciones y responsabilidades jurídicas que hemos contraído como comunidad internacional. Desde la Declaración de Derechos Humanos hasta la Convención de Ginebra. Obligaciones que muchos de los Estados Miembros de la UE están incumpliendo sistemáticamente.

Previo a este verano, y tras varias tragedias en las costas italianas, la Comisión Europea impulsó un tímido plan de reparto de 40.000 refugiados que fue acompañado por un lamentable tira y afloja por parte de los Estados. El Gobierno español tuvo un triste papel durante ese proceso, acabó aceptando sólo un tercio de la propuesta de Bruselas y empujó para que el reparto no fuera obligatorio. Este ha sido el horroroso rol de Rajoy en la crisis de refugiados.

Ante la llegada de una nueva ola de refugiados por los Balcanes a Hungría el ignominioso gobierno de Orbán está provocando un verdadero drama humanitario en su país. Sus declaraciones y actuaciones contrarias a los valores de Europa están degradando al conjunto de la Unión en una de las mayores puertas de entrada de refugiados del continente. Y ante el silencio cómplice de sus socios del Partido Popular Europeo. Es momento de que la Unión tome medidas tajantes ante la violación persistente de sus valores fundamentales y aplique mecanismos sancionadores, como la suspensión de condición de Estado miembro.

Los Ministros de Interior han vuelto a postergar una decisión ante la emergencia humanitaria que afrontamos. Están llegando 4000 personas al día a las islas griegas y la llegada del invierno es inminente. Un nuevo desacuerdo que ridiculiza a Europa, avergüenza a sus ciudadanos y viola sus valores fundaciones. Todo esto tras el intento de la Comisión Europea de ampliar el reparto de 120.000 refugiados. Y tras una semana donde Hungría ha superado todos los límites morales con el cierre de su frontera y varios países han reinstaurado controles poniendo en jaque a Schengen.

Es hora de dejar la retórica de lado. Es el momento de dejar de conmoverse y empezar a moverse. Abrir un corredor humanitario que permita la llegada de refugiados en condiciones dignas, seguras y legales haciendo frente a nuestras obligaciones internacionales.

Un reparto equitativo y solidario por parte de los Estados miembros y un programa de asilo equiparable en el conjunto de la Unión. Y abordar de una vez por todas las razones de fondo de este fenómeno: la no fácil tarea de pacificar una región arrasada por la violencia y el extremismo.

Esto no es un debate sobre refugiados. Ni mucho menos. Esto es un debate sobre Europa. Sobre qué es Europa, qué quiere representar en el mundo y como quiere ser gestionada. Y está poniendo de relieve una Europa fragmentada, ensimismada y miedosa que prefiere ser una fortaleza o un lugar de acogida. Y sencillamente, esto ya no es Europa.

Javier López es eurodiputado PSC-PSOE

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *