La evolución de la productividad en España y el capital humano

El débil crecimiento de la productividad en España desde 1995, en relación con otros países de la OCDE, ha sido, en los últimos años, uno de los indicadores más preocupantes sobre la solidez de la economía española y sobre las perspectivas de crecimiento de la renta per cápita española a largo plazo. En este estudio se analiza la desaceleración de la productividad del trabajo y de la productividad total de los factores en España, desde una perspectiva comparada con otras economías avanzadas. Tras discutir la importancia de los problemas asociados a la medición del output y de los factores productivos, se revisa la evidencia empírica sobre los determinantes fundamentales de la productividad del trabajo considerados por la literatura del crecimiento económico. La variable que permite explicar la mayor parte de la distancia con las economías más productivas es el capital humano. De acuerdo con las estimaciones que se presentan en este trabajo, los años de escolarización de la población mayor de 25 años podrían explicar directamente un 59% del gap de la productividad del trabajo respecto a EE UU existente en 2007. La evidencia muestra que el capital humano no sólo afecta directamente a la renta per cápita y la productividad del trabajo, sino también indirectamente, a través de mayores tasas de empleo, de actividad y de inversión en capital físico y tecnológico.

Adicionalmente, la evidencia también indica que el capital humano se encuentra negativamente correlacionado con los costes de las regulaciones y con los indicadores de inestabilidad económica, variables todas ellas que afectan negativamente a la eficiencia con la que operan las empresas. Por último, también se muestra la elevada correlación existente entre cantidad (años de escolarización) y calidad de la educación, medida a través de los resultados de las pruebas de PISA1 (2006) para los estudiantes entre 6 y 15 años.

En resumen, se presenta una abundante evidencia empírica sobre los efectos directos e indirectos del capital humano sobre la productividad del trabajo y la renta per cápita. Una fuerza de trabajo con un elevado nivel educativo permite que las empresas dispongan de trabajadores más productivos, lo que a su vez genera efectos indirectos a través de mayores incentivos para que las empresas inviertan en capital físico y tecnológico, en un entorno macroeconómico e institucional que promueve la eficiencia con la que funcionan los mercados. El capital humano es, por lo tanto, el determinante más importante de la renta per cápita, la productividad y el crecimiento económico. La evidencia que se presenta en este trabajo permite extraer las siguientes recomendaciones de política económica:

  • La economía española puede y debe eliminar a largo plazo la distancia que le separa de los países con mayor cantidad (años de escolarización de la población adulta) y calidad de capital humano per cápita. A pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas, esta distancia es todavía considerable y afecta negativamente a la productividad del trabajo y a la renta per cápita.
  • Para aumentar los años de escolarización de la población adulta es necesario incrementar el porcentaje de la población que prosigue sus estudios tras la educación obligatoria. Incluso aumentando significativamente las tasas de escolarización en enseñanza secundaria y terciaria de la población en edad de estudiar, dado que los años medios de escolarización de la población adulta cambian muy lentamente debido a la elevada inercia de la demografía, llevará bastantes años converger a los niveles educativos de los países líderes.
  • Para aumentar el porcentaje de la población que acaba la enseñanza secundaria y las tasas de escolarización en educación terciaria es necesario realizar un esfuerzo muy importante para reducir la elevada tasa de fracaso escolar que muestra España en relación con las economías de su entorno.
  • El aumento de la cantidad de educación debe ir acompañado también de un aumento de su calidad, para lo cual es necesario destinar mayores recursos económicos con los que incrementar el gasto por estudiante y mejorar la gestión y la organización de los centros educativos, así como la formación del profesorado, en un mundo expuesto a constantes cambios sociales y tecnológicos.
  • Un gran pacto educativo entre los principales partidos políticos que gobiernan en las distintas administraciones públicas con competencias educativas permitiría avanzar decisivamente en todos estos frentes, creando un entorno favorable y estable en el que mejorar significativamente el sistema educativo y la formación.
  • Para que a largo plazo todos estos esfuerzos den sus frutos y mejoren la calidad y cantidad del capital humano, es imprescindible que la sociedad española en su conjunto, tal y como ocurre en los países que han alcanzado niveles educativos superiores a los de España, transmita a los jóvenes el valor de la educación, les convenza de los beneficios que pueden conseguir con su esfuerzo y con el desarrollo de su talento, y les incentive para que continúen formándose al terminar su educación obligatoria.

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Rafael Doménech, catedrático de Análisis Económico.