La gestión de la demanda de energía en los sectores de la edificación y del transporte

Es ampliamente reconocido que el actual modelo energético mundial –y en particular el de los países más desarrollados, como España– es insostenible en términos económicos, sociales y medioambientales. El caso español se caracteriza por una elevada dependencia energética, alto crecimiento del consumo, importante penetración de algunas energías renovables, escasos logros en eficiencia y dificultad para cumplir con los compromisos internacionales de limitación de emisiones de gases de efecto invernadero.

Los sectores de actividad con mayor crecimiento del consumo energético y, por otro lado, los más difíciles de controlar por su carácter difuso, son la edificación y el transporte, ambos muy cercanos al quehacer cotidiano de las personas. El presente informe proporciona las claves para entender estos dos sectores desde el punto de vista del consumo de energía, para identificar las mayores oportunidades de ahorro y mejora de la eficiencia y para evaluar las acciones actualmente propuestas a este efecto, y sugerir, en su caso, modificaciones o adiciones a las mismas.

Las propuestas de actuación se han centrado en las que pueden aplicarse preferentemente en el corto y medio plazo. A la vista de la complejidad de estos sectores y su carácter disperso, las medidas son también múltiples y corresponden a muy diversos ámbitos de intervención.

  • En el sector de la edificación las actuaciones inmediatas debieran orientarse al perfeccionamiento del marco regulatorio, tanto en la elección de una definición más adecuada del indicador de desempeño energético de los edificios como en el aumento de la exigencia regulatoria, ya sea en los límites permitidos de demanda como en la contribución de las energías renovables. Se debiera evolucionar hacia fijar objetivos de ahorro y de eficiencia energética en el ciclo completo de vida del edificio, y a un proceso periódico de certificación energética para todos los edificios. Debe promoverse la capacitación profesional en los aspectos energéticos de la edificación y potenciar los aspectos de control de los proyectos. También debe estimularse la actividad de las empresas de servicios energéticos e incentivarse sus logros en la reducción del consumo.
  • Las medidas en el sector del transporte se han agrupado en tres categorías. Las medidas tecnológicas tratan de fomentar la eficiencia a través de modificaciones técnicas en los propios medios de transporte. Hay también que mejorar la evaluación y el seguimiento de los indicadores de eficiencia en el sector. El desarrollo y aplicación de las medidas corresponde a las empresas transportistas, convenientemente incentivadas por la administración. Además, hay que introducir mejoras tecnológicas en la forma de uso, como la optimización de los aspectos logísticos. Las medidas regulatorias deben fomentar modos de transporte más eficientes. Para ello hay que actuar sobre los patrones de movilidad, promoviendo el transporte público, la conectividad entre distintos modos, la alta ocupación de los vehículos y modos de transporte de menor consumo energético. La normativa fiscal es una de las opciones más eficaces para modificar los hábitos de utilización y la promoción de los distintos modos de transporte. Las medidas de comportamiento se dirigen a modificar patrones de conducta energéticamente ineficientes, e incluyen campañas informativas para mostrar la importancia de los hábitos de conducción y mantenimiento de los vehículos, su utilización conjunta, la flexibilidad de los horarios laborales y, en definitiva, la concienciación del ciudadano para una utilización responsable de los medios de transporte en busca de un modelo más sostenible.
  • A más largo plazo debe también buscarse la sinergia con otros sectores. Debe aprovecharse la energía térmica residual del proceso de generación de centrales termoeléctricas, de tamaño y ubicación adecuados, mediante redes de distrito para climatización y agua caliente sanitaria. También debe comenzarse a preparar un modelo energético a más largo plazo con una mucha mayor penetración de energías renovables que la actual, donde la demanda energética del sector de edificación –y también la de transporte pueda complementarse con las características naturales de intermitencia de la mayor parte de la producción eléctrica renovable.

José Ignacio Pérez Arriaga, ingeniero industrial del ICAI, Master of Science y PhD en Ingeniería Eléctrica por el MIT (EE UU), director de la Cátedra BP de Desarrollo Sostenible en la Universidad Pontificia Comillas, y director of Training en la Florence School of Regulation (European University Institute, Florencia).

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