La gran fractura letal

La gran fractura letal

Cierto es que lo más relevante y escandaloso a corto plazo de lo acaecido la semana pasada ha sido la decisión del Gobierno tricéfalo de eliminar (que no cambiar) el delito de sedición en España. Pero no ha sido inesperado, sino anunciado, ni un hecho singular aislado más grave que varios otros (“mesa de negociación de gobierno a gobierno”, indultos, transformación de golpe de Estado con episodios violentos en ensoñación /sedición, compromiso del Gobierno de no aplicar sentencias del Supremo, y distintos etc…). Este es un paso más en una estrategia trazada desde hace unos tres años, o más, para ir desmantelando la Constitución, la Nación y el bien común de los españoles. Lo explica muy bien Jaume Asens en una entrevista del diario ARA del día 11 de noviembre cuya lectura recomendamos vivamente para saber lo que está acaeciendo (www.ara.cat). Es más, les podemos anunciar los dos siguientes pasos que se han programado y que son la reforma del delito de malversación y el pergeño de una suerte de referéndum de autodeterminación en cuanto que el Tribunal Constitucional se haya renovado. La tragedia es grande, cierto, pero es un “continuum” que sigue y nada parece impedir que vaya a peor. Existe otro paralelo, por cierto, para las Vascongadas y también nos dará motivo de grandes rasgadas de vestiduras hasta su culminación.

Pero la abominación es tan repetitiva, tan descarada, tan previsible y tan impune que nos hallamos muy cansados para seguir clamando y sufriendo en el desierto a cada felonía. Por eso esta semana queremos reflexionar con Uds. sobre otra “anécdota”, ocurrida la semana pasada. Resulta que la D.G. de Correos ha decidido lanzar un sello con motivo de la efeméride del centenario del nacimiento del Partido Comunista de España. Esto ha creado malestar, o indignación, en una parte de la clase política y, tal vez, en una pequeña parte de la población. (¿Quién sabe de sellos de correos hoy en día?). Es comprensible, y no nos vamos a engañar, sin duda hay una pequeña motivación política en la elección de, precisamente, esa efeméride. Pero forma parte del debate político y de las tácticas de imagen de Partidos en disputa y de la dinámica habitual en democracia. Pero, en puridad, recordar el centenario de un Partido legal desde 1977 y que tiene dos Ministros en el actual Gobierno del Reino de España a través de una edición filatélica no es para montar un escándalo ni ir más allá de expresar libremente, quién quiera, su disgusto y su contraria posición política. Sin embargo, nos ha chocado que haya intervenido la Justicia con total contundencia, tan ausente en otras situaciones trágicas, suspendiendo cautelarmente la emisión del sello de marras. Suponemos que, técnicamente, el juez habrá fundamentado perfectamente su decisión y aplicado la Ley. Pero eso significará que la Ley es muy mala y que, aun así, la imagen de la Justicia española y la de su ansiada independencia seguirá por los suelos. Pues, democráticamente, no tiene ningún sentido que, por ejemplo, se permitan en España, un día sí y otro también, actos de exaltación y loa a terroristas convictos, o insultos y amenazas al Rey o a las Fuerzas Armadas y sea ilegal emitir un sello por el nacimiento de un Partido legal con Ministros en el Gobierno. La descomposición de España y sus instituciones cae ya en el ridículo más Marxiano (de Groucho).

Pero conviene detenerse en lo que evidencia esta “anécdota”. Lo que tristemente remarcan estos hechos es la destrucción del espíritu de la Transición, y de la Constitución, y de su mayor y preciadísima aportación: la desaparición de las dos Españas y la voluntad de todo un pueblo, de la inmensa mayoría de sus ciudadanos de construir un futuro democrático común propio del siglo XX/XXI aprovechando lo bueno heredado y perdonando lo malo padecido por todas las partes. El renacimiento de las Españas cainitas, viscerales, basadas en el odio, fomentando enfrentamientos radicales sobre el grito mentiroso y analfabeto, ha impregnado el debate político y las más altas Instituciones Y eso es letal para el bien común y la convivencia de la inmensa mayoría de los españoles. El mal está hecho y el juicio de la Historia será implacable, pero generaciones de ciudadanos vamos a sufrir. ¿Nos han retrotraído a 1977? Ojalá y no sea a 1933/34….

“Coda a modo estrambótico”: Todo reino dividido en facciones contrarias será desolado, y cualquier ciudad dividida en bandos no subsistirá. (atribuido a Jesús de Nazaret)

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

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