La huelga del cine y los idiomas

Los que somos aficionados al cine asistimos a un estupendo jaleo debido a la nueva ley catalana que obliga a la paridad lingüística en las salas. Motivos para entretener al personal no faltan. Por un lado, tenemos la consabida trifulca lingüística, pero, por otro, la posibilidad de que se aproveche el desconcierto general para utilizar subtítulos en la traducción de películas extranjeras, sustituyendo el doblaje, al que estamos acostumbrados. Hay opiniones para todos los gustos sobre si la calidad artística del cine mejora o no con el doblaje. Muchos dicen que este no respeta el trabajo de voz de los actores, pero también hay muchos para los que los subtítulos distraen al espectador y no le dejan disfrutar de la película, que es de lo que se trata. Como consecuencia, aproximadamente la mitad de los países de la OCDE doblan las películas, y la otra mitad usa subtítulos.

Dejando de lado cuestiones artísticas, hablaremos de la posibilidad de que el método de traducción influya en la cantidad y en la calidad de las lenguas extranjeras que se hablan en Catalunya. La idea es que la versión original subtitulada proporciona una exposición continua a lenguas extranjeras, lo que puede mejorar nuestro vocabulario, gramática y comprensión oral.
En lugar de especular sobre ello, hemos ido a por los datos. La información sobre distribución cinematográfica es bastante fragmentaria, pero uno siempre puede analizar lo que pasa con la televisión. La primera pregunta es: ¿cuál es la influencia de los subtítulos sobre la calidad del inglés? Como EEUU y el Reino Unido son los países de origen de la inmensa mayoría de filmes, el efecto será seguramente mayor sobre esa lengua. Nuestro estudio encuentra que la calidad del inglés en los países no anglófonos de la OCDE depende de factores como la similitud lingüística entre el idioma del país y el inglés, el gasto en educación y la calidad del sistema educativo.
Sin embargo, el factor explicativo más importante es el sistema de traducción televisiva. El inglés es mucho mejor en países donde la televisión se exhibe en versión original subtitulada. La diferencia es equivalente a cinco años de aprendizaje de inglés en la escuela. El impacto en términos de presupuesto educativo es, por consiguiente, sustancial. Al mirar los datos más detenidamente, vemos que los dos efectos son complementarios: los niños de países donde hay subtítulos también aprenden más inglés en el colegio. Desde este punto de vista, parece que el efecto de versión original incluso pueda ser un buen motivo para permitir a los niños que vean más la televisión.
Seguramente serán muchos los que digan: vale, no hablamos inglés demasiado bien, ¿y qué más da? Por ese motivo, también hemos analizado si el subtitulado aporta beneficios materiales, más allá de poder disfrutar de Shakespeare en versión original. El caso es que los datos sugieren que el incremento en la calidad del inglés resultante del subtitulado incrementa las exportaciones, el número de personas que se van a estudiar al extranjero, así como la apertura financiera, tanto de entrada como de salida de capitales financieros. En este mundo globalizado, parece que la versión original ayuda a tener un enfoque de vida más global.
Y al final nos hemos preguntado: ¿por qué hay subtítulos en la televisión en unos países y doblaje en otros? La adopción de uno u otro método se llevó a cabo a finales de los años 30 y principios de los 40 en la mayor parte de la OCDE y nadie se ha atrevido a cambiar de sistema.
El doblaje tendió a ser adoptado más por aquellos países que sufrían dictaduras y en los cuales el idioma local era ampliamente usado internacionalmente. En cambio, países más democráticos y con lenguas más minoritarias (se subtitula en Holanda, pero no totalmente en Francia) tendieron al subtitulado. Tanto la dictadura de Franco como los 300 millones de hispanohablantes en el mundo prácticamente condenaron a España al doblaje, incluso en el siglo XXI.

En resumidas cuentas, nos parece loable que se quiera promover el uso del catalán en la esfera pública, y en el cine. Pero, además, creemos que estamos ante una buena oportunidad para de una vez por todas mejorar el inglés (que es, lo queramos o no, un idioma universal) de nuestra población. Dado que las funciones de versión original subtitulada en la televisión digital terrestre no están teniendo un éxito masivo entre los que no hablan lenguas extranjeras, el subtitulado cinematográfico puede ayudar a este país a tener una población multilingüe en un lapso de tiempo relativamente corto. Incluso es posible que, si se extendiera como estándard con la televisión, series tan populares entre los niños como Inuyasha o Detectiu Conan tuvieran un efecto muy beneficioso sobre el número de catalanes que hablen japonés en un futuro. Además, el coste sería bajo, casi insignificante en relación a los beneficios que todos esos conocimientos lingüísticos puedan aportar a nuestra sociedad. Vale la pena.

Albert Banal-Estanol y Augusto Rupérez Micola, profesores en el Departamento de Economía y Empresa de la UPF, y Arturo Bris, profesor de IMD, en Lausana, Suiza.