La imposición de un solo Estado con dos sistemas

La Asamblea General de Naciones Unidas se ha inaugurado, trayendo consigo decenas de resoluciones incumplidas por Israel, que con la más total impunidad continúa negando de forma sistemática los derechos inalienables del pueblo palestino. Israel, por su parte, insiste en su política de culpar a la víctima, mientas la comunidad internacional insiste en condenar las violaciones israelíes sin llevar a cabo acciones concretas. El resultado de ello ha sido el alza en la colonización de la Palestina ocupada, llevando a muchos a cuestionar si la idea de la solución de los dos Estados aún es viable.

La Organización para la Liberación de Palestina, único y legítimo representante del pueblo palestino, reconoció a Israel en 1988 sobre las denominadas fronteras anteriores a 1967. La decisión, tan histórica como dolorosa, equivale al reconocimiento palestino de Israel sobre el 78% de la Palestina histórica. Aquel reconocimiento fue ratificado en Oslo en 1993. Quienes argumentan que la falta de una solución de dos Estados se debe a la falta de “reconocimiento mutuo” deben, a la luz de los hechos, dejar de jugar al equiparar. Hasta el día de hoy, 28 años después, Israel aún rechaza reconocer a Palestina.

Solucionar la cuestión de Palestina no pasa porque los palestinos adoptemos la narrativa del Gobierno israelí, que niega nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestros derechos históricos. Pasa por el cumplimiento de la legalidad internacional y las resoluciones de Naciones Unidas. Ello incluye el total fin de la ocupación israelí que comenzó en 1967, el establecimiento de dos Estados soberanos, con Jerusalén Oriental como capital de Palestina y una solución justa a la cuestión de los refugiados palestinos basada en la resolución 194 de Naciones Unidas, resolución que Israel se comprometió a cumplir como condición para ser miembro de la ONU.

Mientras la posición de Palestina en todos los asuntos, desde Jerusalén hasta refugiados, fronteras, recursos naturales y seguridad, se basa en el derecho internacional, la posición israelí se basa en su fuerza militar y la impunidad garantizada por la comunidad internacional. La llamada solución de los dos Estados no es parte del programa político del Gobierno israelí. Lo que sí ha asumido de forma oficial es su defensa de las colonias y su expansión. Como denunciase la organización israelí Paz Ahora, en los últimos meses Israel ha llevado a cabo un aumento del 40% en la construcción de colonias, mientras al mismo tiempo la construcción en Israel decayó durante el mismo periodo. Eso refleja una política oficial de un Gobierno comprometido con la imposición de un solo Estado, con dos sistemas distintos: uno privilegiado para judío-israelíes y otro sin derechos políticos para palestinos cristianos y musulmanes, perpetuando la opresión al pueblo palesitno. Eso es apartheid.

Durante las últimas semanas se ha hablado sobre esfuerzos internacionales para que haya una reunión entre el presidente Mahmud Abbas y el primer ministro Benjamin Netanyahu. Nosotros hemos sido claros: no estamos en contra ni de la reunión ni de negociar. La pregunta es cuál es el objetivo de la reunión. Israel nos acusa de poner “precondiciones”, sin embargo, ¿alguien se ha detenido a pensar qué significa ello? Que Israel deje de cometer violaciones, que en muchos casos son crímenes de guerra, no es materia de negociación, sino que debe ser implementado de inmediato. No tiene ningún sentido negociar nuevos acuerdos si los que ya se han firmado no son implementados. Pero lo más importante: no tiene ningún sentido negociar una solución de dos  Estados si Israel continua haciendo todo lo posible por enterrar esa solución.

Israel no avanza hacia la paz simplemente porque continua siendo premiado por violar sus obligaciones. Mientras haya países que se nieguen a reconocer a Palestina, a prohibir el ingreso de los productos de las colonias israelíes en sus mercados, y a no tomar acciones concretas para que sus empresas dejen de lucrarse con la ocupación de Palestina, el mensaje seguirá siendo la impunidad. Independientemente de los “fuertes comunicados” emitidos cuando Israel avanza en su colonización, no ha de cambiar nada si no se acompaña con políticas concretas. Esto, entre otras acciones, es una obligación tanto legal como moral para todos los miembros de Naciones Unidas, y particularmente para quienes dicen apoyar la solución de los dos Estados.

En la Asamblea de la ONU se reafirmarán una serie de conceptos que todos conocemos. Pero la comunidad internacional, y particularmente la Unión Europea, principal socio comercial de Israel, debe ir más allá de la comodidad de repetir frases como “apoyamos la solución de los dos Estados” y entender que, sin responsabilizar al Gobierno israelí por sus políticas y acciones, poco se ha de avanzar en el camino hacia una solución justa y duradera que termine con la ocupación israelí de Palestina.

Saeb Erekat es el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina

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