La independencia, la verdad

En Vocento, el respeto por la libertad de nuestros periodistas a la hora de informar o plasmar su opinión sólo tiene un límite: la veracidad de los hechos en cuestión. Garantizar esta premisa, libertad y respeto por la veracidad, constituye el eje principal de nuestra gestión. Siempre hemos creído que sin periodistas libres y rigurosos no habrá negocio, del mismo modo que sin negocio no habrá sitio para periodistas libres.

Desde hace algunos años, los periódicos se están adaptando a los cambios provocados por un nuevo entorno tecnológico que, como todos los que se han dado en el pasado en cualquier sector, plantean amenazas y oportunidades a partes iguales. Sin embargo, una nueva preocupación, puede que consecuencia de lo anterior, tiene en vilo a la profesión periodística en nuestro país desde hace algunos meses. La debilidad de las cuentas de resultados de los principales grupos de comunicación, especialmente de prensa, pudiera estar perjudicando su naturaleza vigilante e independiente , ya que las principales empresas objeto de información y, en su caso, crítica (y los gobiernos que pudieran influir en ellas) son también nuestros principales anunciantes. Y en estos tiempos cada euro cuenta. En Vocento compartimos esta preocupación, que ha sido objeto de análisis y debate interno permanente. En estos últimos meses, el Consejo de Administración de Vocento y el Comité de Dirección de este grupo han trasladado a los directores, desde Juan Carlos Martínez hasta Bieito Rubido, desde Mar Cohnen a Julián Quirós, la importancia de su independencia a la hora de informar y opinar; que en la encrucijada entre lector y poder fáctico siempre se inclinen, como han venido haciendo hasta ahora, por el lector; que no se consientan a sí mismos ni a los periodistas a su cargo un ápice de «autocensura», esa que nunca es «auto» y siempre es inducida. Y todo ello siendo respetuosos con la idiosincrasia de cada cabecera. Es evidente que para mí, primer ejecutivo de este grupo, poner esto por escrito constituye el refrendo de un compromiso irrenunciable con todos ellos, como la gorra «kennediana» por encima del muro.

En la edición de ayer de «El Mundo», en una información sin firma en el contexto de un primer plano por la muerte de Emilio Botín, se afirmaban dos cosas que son falsas: que el Santander es sostén de nuestro grupo y que en el momento de la llegada de Rodrigo Echenique a la presidencia de Vocento atravesábamos una delicada situación económica. Algunos datos muy simples respaldan mi afirmación.

Sobre la primera, sí, acusación, es concluyente señalar que en este año 2014 la inversión del Santander en nuestro grupo será aproximadamente la misma que, por ejemplo, en 2012. En cualquier caso, estos ingresos suponen un 0,4% de nuestra facturación anual total, por lo que difícilmente puede significar sostén alguno. En cuanto a nuestra deuda financiera, renovada este mismo año con nueve entidades españolas, Santander es la segunda con mayor participación, un 24,4% de la cantidad total. Cualquier persona informada sobre este sector sabe que una de las grandes ventajas de este grupo respecto a sus principales competidores es nuestra deuda financiera neta. Al cierre del ejercicio 2013 ascendió a 149,3 millones de euros, una cifra muy inferior a la de nuestros competidores, sobre todo si se pone en comparación con nuestro Ebitda (beneficio bruto de explotación) recurrente. Basta echar un vistazo a las cuentas de los principales grupos de comunicación para darse cuenta de que estamos hablando de un factor controlado y que nos otorga ventajas competitivas. Respecto a la segunda afirmación, haré una simple comparación de «delicadas situaciones económicas». Vocento ha generado caja operativa positiva durante los años 2011, 2012 y 2013, estos dos últimos, los más duros de la recesión en nuestro sector. En 2011, el Ebitda recurrente de Vocento fue 40,7 millones de euros, mientras que el de Unidad Editorial, empresa editora de «El Mundo», ascendió a 36 millones. En el pasado año 2013, ese mismo concepto en Vocento fue 37 millones (un 9% menos), mientras que el de Unidad Editorial alcanzó 7 millones (un desplome del 80%). A falta de un periodista a quien identificar como autor de la información, recomiendo a «El Mundo» que pregunte en la planta segunda del edificio de San Luis por las cifras de su propio grupo antes de preocuparse por las de otros.

La llegada de Rodrigo Echenique a Vocento como consejero independiente en 2012, y después como presidente este mismo año, ha impulsado la excelencia en la gestión de este grupo y nunca, ni una sola vez, ha supuesto otra cosa que un compromiso permanente con la independencia de nuestros periodistas, sea quien fuere la persona o compañía objeto de información. La preocupación por la independencia de los medios es saludable para la democracia, pero es mejor que cada uno repase su situación interna antes de señalar a otros. Ya saben, lo de la viga.

Luis Enríquez Nistal, consejero delegado de Vocento.

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