La inmunidad de rebaño no derrotará al COVID-19

En un evento estilo “cabildo ciudadano” realizado el 15 de septiembre pasado por ABC News, el Presidente estadounidense Donald Trump dijo al presentador George Stephanopoulos que, incluso sin vacuna, el COVID-19 “acabaría por desaparecer”. Señaló que “con el tiempo, se desarrolla un rebaño… como una mentalidad de rebaño. Va a ser, va a desarrollarse como un rebaño, y así es como va a pasar”.

A lo que se refería, aunque con palabras equivocadas, era a la inmunidad de rebaño, que consiste en el desarrollo de una población cuando son tantos los miembros infectados o vacunados contra un contagio específico que una acumulación de resistencia contrarresta su propagación. Pero basar una estrategia de respuesta sobre el supuesto de que la inmunidad de rebaño es inevitable –con o sin vacuna- es darle al virus un camino de mínima resistencia. Fue el caso de Suecia, donde las autoridades decidieron no decretar confinamientos ni cierres de negocios en favor de consejos más permisivos sobre el uso de mascarillas y el distanciamiento social.

No es de sorprender que sus tasas subsiguientes de infecciones y mortalidad por COVID-19 llegaran a estar entre las más altas del planeta. Más aún, la economía sueca se contrajo en un 8.6% en el segundo trimestre de 2020 en comparación con los tres meses anteriores, cifra importante si se piensa en el énfasis que muchos partidarios de la inmunidad de rebaño ponen en la recuperación del crecimiento económico. Uno de ellos es Scott Atlas, que hace poco fue designado asesor de Trump y se ha manifestado en Fox News a favor del llamado modelo sueco.

“Nos gusta el hecho de que haya muchos casos”, declaró Atlas en una entrevista. “Exactamente así vamos a lograr la inmunidad de rebaño, la inmunidad de la población”. Aunque no tiene credenciales académicas ni experiencia, sí cuenta con la atención de Trump, como lo evidencian sus argumentos sobre la “mentalidad de rebaño”. El 31 de agosto, Trump hizo comentarios similares –aunque evasivos- a Laura Ingraham en Fox News. “Cuando se llega a una cierta cantidad se usa la palabra rebaño, ¿no? Una vez lleguemos a cierto número, el virus va a desaparecer”.

Sin embargo, tenemos el problema de que cuando se trata de coronavirus, ese “cierto número” no existe. En las últimas décadas se ha llegado una y otra vez a la conclusión de que ciertos coronavirus causantes del resfrío pueden infectar a una misma persona más de una vez, e incluso llegar a tres o cuatro veces, según un estudio realizado a lo largo de seis años en Kenia.

Con SARS-CoV y MERS-CoV, causantes de las últimas dos epidemias letales por coronavirus, la investigación de largo plazo era demasiado espaciada y subfinanciada como para comprobar su capacidad de reinfección. Pero dos estudios de casos clínicos –uno sobre un paciente en Hong Kong y otro (que todavía está en la fase de revisión de pares) sobre un paciente en Nevada- ya han confirmado que el virus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 puede volver a infectar a una persona.

Dichos estudios demuestran que nuestra inmunidad a los coronavirus es efímera y desaparece pronto, lo que hace que generar protección contra el SARS-CoV-2 en una persona sea una tarea difícil, para no hablar de una población entera.

El día posterior al cabildo de ABC News, Rachel Maddow de la cadena MSNBC calculó las cifras de cómo se alcanzaría la inmunidad de rebaño en los Estados Unidos, que tiene una población de alrededor de 330 millones. Si para ello se necesita que, como mínimo, un 65% de las personas estén infectadas, como ha dicho Soumya Swaminathan, científica en jefe de la Organización Mundial de la Salud, tendría que haber 215 millones de casos de COVID-19 en todo el país. Si la tasa de mortalidad estadounidense se mantuviera como hoy (cerca de un 3%), significaría 6.385.500 muertes. Ya califiqué la llamada inmunidad de rebaño “una estrategia irresponsable e ineficaz”. Ahora que las reinfecciones de COVID-19 no son ya una posibilidad, sino una realidad, añadiría “letal” a mi descripción.

“La Casa Blanca ya no recomienda siquiera a los estados que tomen medidas para detener la propagación de este virus, algo que apenas hace una semana sí estaba diciéndoles”, señaló Maddow. “Cuando ya no se trata de lo [Trump] dice, sino de lo que hace, tenemos que reconocer que este es un tremendo problema”.

La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany y Atlas mismo han rechazado categóricamente que la administración Trump haya adoptado la inmunidad de rebaño como estrategia. Pero las palabras y hechos de su jefe, que ha seguido ridiculizando y burlándose de medidas de prevención tan básicas como usar una mascarilla –y que dio positivo a la prueba de COVID-19 esta semana- dicen otra cosa. Los datos científicos siguen siendo los mismos, se le llame “mentalidad” o inmunidad de rebaño. Con los coronavirus, un enfoque así no es ni nunca debería ser una opción.

William A. Haseltine, a scientist, biotech entrepreneur, and infectious disease expert, is Chair and President of the global health think tank ACCESS Health International. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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