La integridad de las Fuerzas Armadas

El Gobierno de Colombia ha sido claro al afirmar en repetidas ocasiones que todas las críticas, propuestas y demás inquietudes relacionadas con el Proceso de Paz son válidas y lo enriquecen. Aún más aquellas que son constructivas y que desde visiones distintas comparten el propósito de salida negociada al conflicto y de construir una Colombia con una paz estable y duradera. Pero ha dicho también que le preocupa que como parte de esas críticas se hagan afirmaciones engañosas que pretenden y logran confundir.

Por eso es importante aclarar las afirmaciones carentes de sustento en la realidad que hace Plinio Mendoza en este diario en su publicación del pasado jueves 9 de abril, columna que fuera publicada en el diario El Tiempo de Bogotá hace dos semanas, para ofrecerle claridad a los lectores y que sean ellos quienes construyan su propia visión del proceso de paz de Colombia.

1. En el mencionado artículo se hace referencia a distintos aspectos de este Proceso de Paz que pueden afectar de manera tendenciosa la misión y el funcionamiento de nuestras Fuerzas Militares. Desconoce que siempre se ha dejado claro que ni el tamaño ni la estructura, ni la misión de esta gran institución son temas que estén comprendidos dentro de la agenda de negociaciones con las FARC. Basta para ello una lectura cuidadosa del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto Armado, hoja de ruta que determina los principios, las reglas y los temas sobre los cuales se desarrollan estas conversaciones. Así lo reconoce este documento firmado de puño y letra por los negociadores de ambas partes. De esto pueden dar fe los señores generales de la República de Colombia que hacen parte del equipo negociador, así como los cinco generales y un contralmirante activos que actualmente hacen parte de la subcomisión que está estudiando el tema del fin del conflicto.

La mejor manera de entender esta negociación es conocer su metodología de funcionamiento y lo que en virtud de ella han pronunciado ambas partes de manera conjunta. Las opiniones expresadas de manera individual por miembros de la delegación de las FARC, generalmente ante los micrófonos de la prensa y no al interior de la mesa de negociación, en nada representan lo decidido como parte del Proceso, que consta en documentos oficiales que pueden ser consultados en cualquier momento en la página web www.mesadeconversaciones.com.co

2. La participación de miembros activos y retirados de la Fuerza Pública del más alto nivel, como miembros del equipo negociador es un hecho histórico, sin antecedentes, que le da solidez al proceso y le ofrece garantías a los ciudadanos en relación con los acuerdos que se produzcan en el marco de la mesa de La Habana.

El presidente Santos consideró que es clave que tanto el Proceso de La Habana como el papel crucial que vienen desempeñando estos representantes de la Fuerza Pública sean conocidos de primera mano por los hombres y mujeres que han venido entregando su vida y su trabajo a los ciudadanos de Colombia. El Gobierno está convencido de que la labor heroica que vienen ejerciendo estos hombres y mujeres será trascendental también para una futura construcción de paz.

3. Por eso, acompañado de uno de sus protagonistas, el general Jorge Enrique Mora, el presidente Santos llevó a cabo visitas a distintas unidades militares para explicar los alcances del proceso. Afirmaciones malintencionadas trataron de confundir este hecho con la salida del general Mora del equipo negociador, pero esto ya fue aclarado por el presidente y por el mismo general, quien hoy se encuentra en La Habana formando parte activa del equipo negociador en el marco del ciclo 35 de conversaciones.

Es un hecho grave y una gran ofensa afirmar que el presidente «compra o castiga» a los generales de la República, hombres y mujeres que han dedicado sus vidas a defender nuestra democracia. Como lo mencionó el general Mora: «Los pueblos que envían sus soldados a la guerra están obligados a protegerlos y honrarlos». Y esa es sagrada premisa del presidente Santos.

4. El presidente se ha comprometido a que serán los ciudadanos quienes den el sí final frente a lo que se acuerde en La Habana. Esto es consistente con la solidez y seriedad de este proceso y con la idea clara de que la construcción de la paz exigirá la participación de todos los ciudadanos. Pero ni la forma como se hará ese proceso de refrendación ni el mecanismo que se utilice son un tema que se ha discutido todavía en La Habana.

En cualquier caso, si el autor de la columna le da tanta importancia a la opinión de las FARC sobre su propuesta, debería considerar también que el Gobierno, se ha manifestado públicamente para defender la Constitución de 1991 y mostrar su oposición a esta idea. Dicha Constitución fue el producto del consenso político más grande y relevante de la historia de Colombia y por eso es espina dorsal de nuestro desarrollo democrático.

Finalmente, repudiamos los lamentables hechos recientes que llevaron a que miembros de la fuerza pública perdieran la vida en un ataque aleve de las FARC. El presidente Santos ordenó por ello reanudar los bombardeos a los campamentos de la guerrilla y el despliegue de acciones ofensivas con el fin de proteger a la población civil y a nuestras tropas. Como bien ha dicho el presidente «hechos de esta naturaleza, de esta gravedad, demuestran una vez más la necesidad de acelerar las negociaciones que pongan fin a este conflicto que sigue llenando de luto a las familias colombianas».

Fernando Carrillo Flórez, embajador de Colombia en España.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *