La joya de la corona

La sanidad pública española es un elemento básico de nuestra sociedad del bienestar, que de una forma solidaria y con niveles de excelencia, resuelve eficazmente los complejos problemas de salud de nuestros ciudadanos. Es una sanidad desarrollada a lo largo de los últimos cincuenta o sesenta años, muy bien valorada dentro y fuera de nuestro país, y una garantía de tranquilidad ante la eventualidad de enfermar por parte de toda la población.

La sanidad pública española es pública porque se financia con recursos públicos, con origen en los impuestos directos e indirectos de nuestro sistema tributario, con independencia de quien sea quien la preste: centros públicos, centros privados concertados o centros de colaboración público privada.

La sanidad pública española cuenta con magníficos profesionales de alto nivel científico y técnico y con un gran nivel de equidad y accesibilidad a lo largo de todo el territorio nacional.

La sanidad pública española está descentralizada, y por lo tanto es gestionada por las comunidades autónomas, aunque la legislación, cohesión y liderazgo deban ser ejercidos por el Ministerio de Sanidad.

El origen del problema de la sostenibilidad de la sanidad pública española tiene mucho que ver con los últimos ocho años de gobierno socialista, en los que se han generado deudas por valor superior a los 16.000 millones de euros, fruto de la inacción y de la falta de compromiso de los hasta cuatro ministros que han pasado por el Ministerio en estas dos legislaturas, empezando por su última titular Leire Pajín, y la incapacidad para aunar, conjugar y llegar a acuerdos que resolvieran la situación. La realidad es que durante los últimos ocho años se han aumentado las desigualdades y se ha producido una realidad centrífuga en la sanidad de las 17 Comunidades Autónomas.

La sanidad pública española se financia fundamentalmente mediante trasferencia del Estado a las Comunidades Autónomas ligada al IRPF y al IVA. Eso significa que una situación como la actual, heredada del gobierno socialista, con 5,3 millones de parados, ha producido un desplome de esos ingresos como consecuencia del desempleo (ni se tributa ni se consume). Por otra parte, dedicar 29.000 millones de euros de los Presupuestos del Estado a pagar solo intereses de la deuda, da una idea de los ingentes recursos dilapidados que de no haber permitido tal déficit y deuda, podrían dedicarse a más y mejor sanidad.

Esa caída de los ingresos y esas obligaciones en el pago de intereses, exigen cuando menos reformas de calado que reviertan la situación y permitan la sostenibilidad de nuestra sanidad: 1º) Una reforma laboral que mitigue la destrucción de empleo del pasado para tener más recursos para la sanidad. 2º) Una consolidación fiscal que evite más deudas que afecten a los presupuestos sanitarios del futuro. 3º) Un ajuste estructural en los gastos superfluos, duplicados e improductivos, que permitan concentrarnos en lo realmente importante. Y en 4º lugar, apostar por una financiación estable que permita soslayar esta situación de caída los ingresos.

El nuevo gobierno, con un importante mandato electoral de los ciudadanos, ha hecho sus deberes: un presupuesto anual ajustado pero realista y un programa de reformas esenciales (un pacto por la sanidad) para ser aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, y que tiene que ver con una cartera de servicios única para toda España, un mecanismo de compra centralizado que permita importantes ahorros y descuentos en los enormes suministros que utiliza la sanidad, una tarjeta sanitaria única para todo el territorio nacional, una historia clínica y una receta electrónica compatibles y un fondo de garantía asistencial entre Comunidades Autónomas, etc.

Algunas Comunidades Autónomas también hemos hecho ya nuestros deberes en términos de racionalización y eficiencia en nuestros servicios sanitarios, y ahora queda que en los próximos días, todos, en un ejercicio de responsabilidad, sentido común y visión de futuro, diseñemos nuevos instrumentos que nos permitan hacer sostenible este sistema para hacerlo perdurable para los próximos veinte, treinta, cuarenta o cincuenta años. Ya no se trata solo de buscar los culpables de haber llegado hasta aquí, sino de buscar soluciones en común para salvar una sanidad excepcional que merece nuestro esfuerzo.

José Ignacio Echániz. Secretario Nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del Partido Popular. Consejero de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha.

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