La ley de VIH en Argentina es una ley de calidad de vida

El Congreso de Argentina aprobó una nueva ley de respuesta integral al VIH, las hepatitis virales, la tuberculosis y las infecciones de transmisión sexual. (iStock)
El Congreso de Argentina aprobó una nueva ley de respuesta integral al VIH, las hepatitis virales, la tuberculosis y las infecciones de transmisión sexual. (iStock)

En el momento que una ley es aprobada, se libera una euforia que, además de celebrar, busca exorcizar todo eso que nos viene sucediendo luego de años de frustraciones, luchas, pérdidas y logros parciales. Esto ocurrió durante la noche del pasado jueves 30 de junio frente al Congreso Nacional en Argentina, cuando una respuesta integral al VIH, hepatitis virales, tuberculosis e ITS se convirtió en ley. Desde hace más de ocho años, este texto buscó reemplazar al anterior que data de 1990. Esa primera normativa fue de avanzada en su momento. Sin embargo, más de 30 años después, ya no dialoga con lo cotidiano.

Tuve mi diagnóstico en 2008 y pasé muchos años buscando trabajos no registrados, casi clandestinos, todo con tal de no tener que someterme al examen preocupacional para ingresar a esos en los que todavía exigen saber tu serología. Y aunque esto es ilegal por otras leyes preexistentes, la nueva normativa aprobada enfatiza en su prohibición. Vivir con VIH no condiciona nuestras capacidades laborales. Por lo tanto, exigir saber nuestra situación de salud positiva es un prejuicio que resulta en desempleo.

Las personas con situaciones de salud crónica podemos tener nuestra medicación disponible. Sin embargo, es necesario preguntarse: ¿tengo acceso al agua potable para tomarla? ¿Puedo pagar el transporte público para llegar a los centros de salud? ¿Tengo una casa donde guardar esa medicación? ¿Tengo un empleo? La nueva ley se centra en los determinantes sociales con puntos tales como prohibir estos exámenes preocupacionales. Teníamos una ley de urgencia de vida. Esta es de calidad de vida.

Antes de llegar al Senado, la ley de VIH pasó por Cámara de Diputados y obtuvo media sanción con solo ocho votos en contra. Estas negativas se basaban en argumentos tales como el del diputado José Luis Espert de Avanza Libertad, quien dijo que “no hace falta romper mercados y obligar a empresas a atender gratis, prohibir despidos y crear jubilaciones especiales”. Dicha opinión se podría aplicar a cualquier situación de salud. Estos ocho votos no fueron contra la ley de VIH, hepatitis virales, tuberculosis e ITS, sino en contra de la salud pública y los derechos de les pacientes. Siempre fue un debate y lucha por derechos y salud general, no solo de algunas situaciones particulares.

Todes tenemos lugar en todos los activismos. En algunos nos tocará liderar la marcha y poner el cuerpo, en otros será reemplazar en la casa o el trabajo a quienes deben estar ahí donde se gesta todo. A veces consistirá en decirle a un cercano que tal palabra ya no se usa más por respeto a otres. Urge ser parte y entender cómo y desde dónde nos toca cada lucha. Donde este jueves muchas personas vieron la aprobación de una nueva ley de VIH, hepatitis virales, tuberculosis e ITS, yo además sentí haber presenciado la posibilidad de que nuestras urgencias sean letra de Estado.

El domingo 30 de junio se cumplieron 30 años de la primera marcha del orgullo LGBT+ en Argentina. Uno de los pioneros de ella fue el activista Carlos Jáuregui. “Respeto, respeto que caminan lesbianas y gays por las calles de Argentina” cantaban las casi 300 personas presentes. Era 1992 y Jáuregui había enviudado en 1988, perdiendo al mismo tiempo a su pareja y todos los bienes que compartían. Marchaba con un diagnóstico de VIH que en esos años significaba que muy probablemente moriría por esto. Eran marchas que se realizaban en sintonía con el orgullo internacional, pero StoneWall queda lejos de la Avenida de Mayo y acá el frío era una amenaza para la endeble salud de las personas positivas, así que se pasaron a noviembre, cuando el sol permitía celebrar desnudo como acto político y recordar la creación en 1967 del Grupo Nuestro Mundo, el primer espacio de diversidad sexual en América Latina.

En estas tres décadas que nos separan de esa primera marcha hubo avances. El grito de celebración con cada aprobación es un ejercicio de invocación, de conmemorar y celebrar a quienes estuvieron antes en estas calles. Es prestarles nuestra voz para que peguen ese grito que no pudieron dar antes que la muerte por abandono de los Estados lxs lleve. Matrimonio igualitario, ley de identidad de género, aborto y ahora nueva ley de VIH son algunas de las deudas con quienes estuvieron en ese origen. Las leyes llegan tarde porque nacen sobre las muertes e injusticias. Pero también son nuestra inversión a quienes vendrán y nuestra necesidad para este presente. “Llegar con vida a la cura”, decía Roberto Jáuregui, hermano de Carlos y primera personas VIH+ visible en los medios argentinos.

En 2018 compartí una charla TedX titulada Quiero que todos ustedes vivan con VIH. El objetivo era que todes seamos parte de los procesos que hagan de esta sociedad un espacio seguro. No pedía que literalmente tengan VIH en su cuerpo, necesitaba que lo tengan en ese día a día que nos abraza. Hoy, algunos años después y con una ley más encima, tengo algo en claro: la salida siempre será colectiva.

Lucas ‘Fauno’ Gutiérrez es periodista y activista LGBT+ y VIH+. Es editor de audiencias en Agencia PresentesLGBT y columnista de radio FutuRock.

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