La leyenda de Neil Young ruge de nuevo

De Neil Young se ha escrito mucho. Eso es porque, a lo largo de su vida, el músico ha hecho muchas cosas, y no únicamente en torno a su actividad principal, la de crear un puñado de canciones icónicas. Su vida también ha transcurrido, de forma simultánea, paralela al ejercicio de las reivindicaciones sociales.

Tanto ha hecho, que su biógrafo Jimmy McDonough necesitó nada menos que 939 páginas (en la edición española) para contar su vida.

Han pasado 20 años y puede que el autor de Shakey necesite ahora otras mil para relatar las aventuras en las que se ha embarcado el canadiense desde entonces. Seguro que un capítulo especial sería el que dedicaría a su lucha contra el popular cómico Joe Rogan en el campo de batalla del gigante Spotify. O, lo que es lo mismo, la pelea de Young contra la filosofía antivacunas y la desinformación que sus mentores generan.

El músico acaba de guiar al mundo respecto a cómo proceder con los negacionistas o con quienes los acomodan en sus diversos universos de actuación: haciéndolos responsables de sus posiciones en todos los ámbitos. Con la retirada de su enorme y poderoso catálogo de Spotify, Young da una patada en las partes más vulnerables del gigante musical. Y, de algún modo, abre un camino.

A Novak Djokovic lo echaron de Australia, tras una estancia infame, por renunciar a la vacunación (y también por entrar con verdades a medias, como máximo, al país). Con su expulsión, el serbio perdió, antes de empezar, su primera posición en la carrera de velocidad que disputa a Rafa Nadal y Roger Federer por convertirse en el tenista con más torneos de Grand Slam de la historia.

Young, al revés que la Justicia australiana, no ha podido lograr que Spotify eche a Rogan, alma del podcast más escuchado del planeta y defensor de teorías extrañas sobre la vacunación contra la Covid-19. Pero se ha ido él, ya que, como explicó, la convivencia con quien difunde bulos sobre la pandemia y sus soluciones le resulta imposible. ¿Cabe mayor dignidad?

Neil Young ha tomado una decisión que, al mismo tiempo que lo eleva a los mayores estándares morales, arriesga la fuente de recursos que genera en Spotify, donde se han realizado durante los últimos tiempos hasta el 60% de las reproducciones de su música.

Young se ha peleado, a lo largo de su trayectoria, por los derechos de los nativos estadounidenses (Cortez the Killer es todo un himno) o los afroamericanos en Estados Unidos (Southern Man es otro). También ha apoyado con ímpetu a los granjeros, uniéndose a menudo en ese empeño a Willie Nelson o John Mellencamp. Su defensa del medioambiente tiene medio siglo de historia desde After the Gold Rush, donde demandaba que se contemplara a la "Madre Naturaleza", como él la llamó.

Neil Young nunca se ha callado y, a sus 76 años, parece dispuesto a seguir esa historia mayúscula que continúa labrando desde 1960, marcada por su defensa de aquello en lo que cree. Todo un Heart of Gold.

Ángel F. Fermoselle es escritor.

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