La LOE, la libertad de enseñanza y la cohesión social

Por María Jesús San Segundo, ministra de Educación y Ciencia (EL MUNDO, 11/11/05):

En nuestro país existe un convencimiento generalizado de que es necesario mejorar los resultados del sistema educativo. Y, como en el resto del mundo, necesitamos que la calidad educativa llegue a toda la población; no podemos dejar a ningún joven fuera de este progreso. Estos objetivos compartidos ampliamente forman parte central del proyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE).

La escuela española, la pública y la privada, ha llevado a cabo en los últimos 15 años la escolarización total de la población más joven, hasta las edades (16 años) habituales en los países desarrollados. Es un logro de todo el país y no ha sido fácil.Pero sabemos que debemos aspirar a mucho más. La ley aborda los retos que como sociedad tenemos sobre la mesa. Como todos los países europeos, nos hemos comprometido a conseguir que al menos el 85% de nuestros jóvenes complete Bachillerato o la Formación Profesional. Para ello tenemos que mejorar los niveles de conocimientos y competencias que todos los alumnos alcanzan en la educación obligatoria. Son metas exigentes, pero irrenunciables para un país que como España aspira a un desarrollo económico y social creciente.

Y, como los otros países europeos, tenemos una sociedad cada vez más plural, en origen geográfico, socioeconómico y cultural.En el sistema educativo tenemos que atender a todos los jóvenes, sin generar exclusiones. Tenemos que proporcionar apoyos a los que los necesitan para alcanzar los resultados académicos que buscamos. Y en esta tarea compartida debemos contar con todos los centros. La sociedad española financia con sus impuestos a los centros públicos y concertados, y los necesita a todos ellos para lograr la calidad educativa que no deje a grupos de jóvenes excluidos del progreso general. Si queremos una sociedad del conocimiento con cohesión social, como hemos acordado en la UE, tenemos que ayudar a construirla desde la educación obligatoria.No podemos permitirnos un sistema educativo que cree división en lugar de cohesión, no debemos apostar por una sociedad que no ofrezca oportunidades de cualificación, de un futuro digno, a algunos de nuestros jóvenes.

Por eso la LOE plantea el principio de la escolarización equitativa, que consiste en procurar una adecuada y equilibrada distribución de los alumnos con necesidad específica de apoyo educativo entre los distintos centros escolares. Se trata, como dice el propio proyecto, de que todos los centros, tanto los públicos como los privados, contribuyan a los objetivos de calidad con equidad y realicen una escolarización sin exclusiones. Los centros educativos necesitan parecerse lo más posible a la sociedad de la que forman parte porque los jóvenes se educan con contenidos y programas pero también a través de la convivencia.

Impedir que ninguna escuela tenga que hacerse cargo de toda la diversidad del alumnado en un área concreta es en sí mismo un objetivo importante de calidad y justicia. Aún más importante es apostar activamente por un país cohesionado, por una sociedad que no alimente la separación de alumnos de diversas características.Contribuiremos así a construir un país bien formado, capacitado en todos los órdenes y con las competencias adecuadas para convivir.

Sin duda, habrá que seguir debatiendo acerca de cómo llevar a la práctica el principio de escolarización equitativa, para que responda a las legítimas demandas de los individuos y las familias y al derecho que asiste a todos a recibir una educación de calidad.El Ministerio de Educación y Ciencia seguirá hablando con todos los sectores de la comunidad educativa e intentando buscar acuerdos, como lleva año y medio haciendo. Pero, al tiempo que dialoga, pedirá que todos asuman su responsabilidad por la mejora de la educación que reciben nuestros ciudadanos.

El derecho de las familias a elegir centro para sus hijos forma parte de la LODE de 1985, que va a seguir vigente tras aprobarse la LOE. La libertad de enseñanza está recogida expresamente en el artículo 27 de la Constitución española. Ningún texto legal puede contradecir el contenido de esta u otras partes de la Constitución.El informe de legalidad del Consejo de Estado, después de analizar cuidadosamente el texto de la LOE, avaló su constitucionalidad tanto en este punto como en el de las enseñanzas de Religión, sin dejar dudas que puedan alentar una polémica.

De hecho, los indicadores internacionales nos recuerdan que España ocupa el tercer lugar de la OCDE, detrás de Bélgica y Holanda, en porcentaje de alumnos en centros privados. Tenemos un 33% frente al 12% de media de los países desarrollados. En 21 de los 30 países analizados, el porcentaje llega como máximo al 10% y esta situación afecta a la mayoría de los países europeos y a Estados Unidos. Niveles de renta elevados de los países no se traducen en porcentajes elevados de estudiantes en centros privados. Y no se aprecian cambios de tendencia en los últimos 20 años en la posición relativa de España.

Tenemos una sociedad cada día más compleja y diversa, pero también más dinámica y rica en todas las dimensiones, incluida la educativa.Nuestros centros y nuestros profesores se enfrentan a esa complejidad creciente y necesitan contar con recursos y apoyos para llevar a cabo su tarea, pero también con reglas claras que impulsen el logro de los objetivos de toda la sociedad. La LOE contiene las dos cosas: una memoria económica con 6.000 millones de euros en cinco años y normas que favorezcan la mejora de los resultados educativos. No se pueden prometer recetas mágicas, que no existen, pero sí hay que señalar la senda que conduce a la calidad con equidad que recomiendan todas las instancias internacionales, que consiguen los países con éxito educativo, y que necesitamos para cimentar un desarrollo económico con cohesión social que eleve el bienestar de todos los que vivimos en España. Atrevámonos a ser exigentes con nosotros mismos y con todo lo que le pedimos al sistema educativo, siendo conscientes de que debemos contribuir con recursos, esfuerzos y apoyos diversos. La LOE se atreve, y nos empuja a hacer frente a los retos que nos plantea este inicio del siglo XXI. Atrevámonos, por el futuro de una sociedad rica en conocimientos, competencias y cohesión social. La mejor sociedad española de la Historia.