La manipulación demográfica de China

La manipulación demográfica de China
Sheldon CooperSOPA ImagesLightRocket via Getty Images

Rara vez un informe del censo recibió tanta atención como el que China difundió en mayo pasado. Dada la larga historia de China de amañar los datos demográficos, la demora de un mes en la difusión de los resultados del censo de 2020 resultó, cuando menos, sospechosa. Pero fue lo que sucedió inmediatamente después lo que efectivamente confirmó la realidad demográfica sombría de China.

Oficialmente, la situación demográfica de China no es nada de lo que alarmarse: el censo de 2020 demostró que la población de China alcanzó el nivel esperado de 1.410 millones de habitantes en 2020, y sigue creciendo. Sin embargo, menos de un mes después de divulgarse los datos del censo, las autoridades chinas anunciaron el relajamiento de las reglas de planificación familiar, para que los hogares puedan tener tres hijos, en lugar de dos. Ahora también han presentado un plan más integral para fomentar la tasa de fertilidad.

Estas medidas políticas sugieren que la estructura demográfica de China, en realidad, es mucho peor de lo que las autoridades nos hacen creer. Por cierto, un análisis de la estructura etaria del país sugiere que tiene muchos menos ciudadanos de lo que informó el censo y que la población ya está declinando.

Los censos pasados indican que la tasa de fertilidad de China comenzó a caer por debajo del nivel de reemplazo (generalmente alrededor de 2,1 hijos por mujer) en 1991 -11 años después de que se implementara la política de un solo hijo a nivel nacional-. En 2000 y 2010, la tasa de fertilidad de China representaba apenas 1,22 y 1,18 respectivamente, pero las cifras se ajustaron a 1,8 y 1,63.

Esas revisiones se hicieron sobre la base de los datos de inscripción en la escuela primaria. Ahora bien, esos datos distan de ser confiables. Las autoridades locales muchas veces reportan más alumnos de los que tienen -20-50% más, en muchos casos- para garantizarse más subsidios educativos. Por ejemplo, según un informe de CCTV, la ciudad de Jieshou en la provincia de Anhui reportó tener 51.586 alumnos de escuela primaria en 2012, cuando la cifra real era de apenas 36.234. Y obtuvo debidamente un financiamiento estatal adicional de 10,63 millones de yuanes (1,63 millones de dólares).

De manera que, de 2004 a 2009, China supuestamente tenía 104 millones de alumnos de primer grado. Esto era consistente con los 105 millones de nacimientos que la Oficina Nacional de Estadísticas de China anunció en 1998-2003. Sin embargo, sólo había 84 millones de personas entre 7 y 12 años registradas en el sistema hukou (obligatorio) en 2010, y apenas 86 millones de alumnos de noveno grado registrados en 2012-17.

Cuando los censos de 2000 y 2010 arrojaron una población mucho menor de lo esperado, las autoridades inflaron los números. Por ejemplo, en 2010, se determinó que la provincia Fujian tenía una población de 33,29 millones de habitantes, pero la cifra se modificó a 36,89 millones.

Sin embargo, estos cambios de encabezados no pudieron esconder los errores en el desglose de las cifras. A juzgar por la cantidad de gente entre 0 y 9 años en el censo de 2000, se podía inferir que nacieron 39 millones menos de bebés en 1991-2000 de los que se habían registrado en los datos revisados. En consecuencia, la población real en 2000 puede haber estado más cerca de los 1.227 millones de habitantes que los 1.266 millones que se reportaron oficialmente.

El censo de 2020 es igual de engañoso. La Oficina Nacional de Estadísticas dice que nacieron 227 millones de bebés en el período 2006-19, y el informe del censo arroja que había 241 millones de chinos entre 1 y 14 años en 2020. Pero eso significaría que la tasa de fertilidad promedio de China en 2006-19 fue de 1,7-1,8. Dado que el gobierno estaba aplicando políticas estrictas de control de la población durante ese período –la política de dos hijos se introdujo el 1 de enero de 2016-, esto parece altamente improbable.

Es cierto, las minorías étnicas de China estaban exceptuadas de su política de un solo hijo, de modo que no había necesidad de ocultar sus nacimientos. Sin embargo, su tasa de fertilidad era de apenas 1,66 en 2000 y 1,47 en 2010. Y dado que los chinos de la etnia han tienden a ser más adinerados y más educados, su tasa de fertilidad sería inferior a pesar de que no estar obligados a cumplir con reglas de planificación familiar más estrictas.

La verdad es que la población de China en 2020 probablemente representara alrededor de 1.280 millones de habitantes –unos 130 millones menos que los reportados-. Eso hace que India, no China, sea el país más poblado del mundo.

Por supuesto, el último censo de China siempre iba a estar en línea con las divulgaciones pasadas. Los funcionarios de la Oficina Nacional de Estadísticas y la ex comisión de planificación familiar siguen siendo responsables de llevar a cabo el censo y ellos son quienes tendrán que rendir cuentas si los datos son inconsistentes. Pero, dada la importancia de la demografía para la prosperidad futura de China, estas distorsiones le hacen al país un flaco favor.

Sin duda, una caída en la tasa de fertilidad es una consecuencia esperada del desarrollo, especialmente por las mejoras en la salud y la educación. Taiwán, por ejemplo, registró una tasa de fertilidad de apenas 1,55 en 1991-2006 y de 1,09 en 2006-20. Pero Taiwán está aproximadamente 15 años adelantada a China continental términos de salud y educación, y los chinos continentales ya se muestran menos dispuestos a tener hijos que sus contrapartes en Taiwán.

Algo más está sucediendo en China, y no es difícil discernir de qué se trata. Después de enfrentar una política estricta de un solo hijo durante 36 años, y una política de dos hijos después, las ideas del pueblo chino sobre el matrimonio y la natalidad han cambiado profundamente. (La tasa de divorcio en China continental es 1,5 veces la de Taiwán).

Sin embargo, las máximas autoridades de China no han entendido plenamente el desafío demográfico que enfrentan. Es verdad, están tomando medidas para impulsar la tasa de fertilidad. Pero también parecen convencidas por las predicciones de los economistas estatales –basadas en datos oficiales (distorsionados)- de que el PIB de China seguirá creciendo hasta eclipsar al de Estados Unidos. Es esta creencia en el ascenso inexorable de China lo que las ha alentado a llevar adelante una expansión estratégica.

Occidente también compra esta narrativa. Al subestimar los desafíos demográficos de China, los líderes occidentales están sobreestimando sus perspectivas económicas y geopolíticas. Ven un dragón que lanza llamas por la boca cuando lo que tienen delante en verdad es un lagarto enfermo. Esto plantea el riesgo de un mal cálculo estratégico de ambas partes.

Para alrededor de 2035, a China le estará yendo peor que a Estados Unidos en todas las métricas demográficas, y en términos de crecimiento económico. De hecho, es poco probable que su PIB supere al de Estados Unidos. Los líderes de China deben reconocer esta realidad –y dar un paso estratégico hacia atrás.

Yi Fuxian, a senior scientist in obstetrics and gynecology at the University of Wisconsin-Madison, is the author of Big Country with an Empty Nest.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *