La modernización de nuestro arsenal contra la malaria

La modernización de nuestro arsenal contra la malaria
TONY KARUMBA/AFP via Getty Images

Piense en el humilde mosquito. Cuando se le compara con algunos de los depredadores más notorios y feroces del mundo, puede que no parezca ser una gran amenaza. Y, sin embargo, a lo largo de la historia ha matado a más personas que cualquier otra criatura. En su calidad de portador de algunas de las enfermedades más mortales del mundo, como por ejemplo la malaria, la fiebre amarilla, el zika, el dengue y la chikunguña, el mosquito infunde miedo a decenas de millones de personas alrededor de todo el mundo.

La malaria, la más antigua de estas enfermedades, se remonta a la época de los dinosaurios y sigue teniendo un impacto devastador en la vida de las personas. Cada día, priva a miles de jóvenes de un futuro. De las 400.000 muertes por malaria registradas en el año 2019, dos tercios fueron muertes de niños menores de cinco años, y casi todos ellos vivían en África.

A lo largo de mi carrera en el ámbito de la salud pública, he visto cómo la modernización de la tecnología ha transformado nuestra centenaria lucha contra la malaria durante el espacio de unas pocas décadas. Los mosquiteros tratados con insecticida, la fumigación residual de interiores en los hogares, las pruebas de diagnóstico rápido, y los nuevos tratamientos y profilácticos ni siquiera formaban parte de las intervenciones consideradas cuando empecé mis estudios para obtener mi título en medicina. Hoy en día, estas intervenciones salvan vidas todos los días.

Garantizar un acceso más amplio a dichas innovaciones ha sido fundamental para el progreso que hemos logrado para poner fin al sufrimiento de millones de personas y eliminar la enfermedad en muchos países. Sin embargo, es evidente que estas herramientas no serán suficientes para lograr el objetivo final de la erradicación.

Los mosquitos y el parásito de la malaria han sobrevivido por tan largo tiempo como lo han hecho debido a que se adaptan constantemente a las nuevas condiciones. En la actualidad, la creciente resistencia a los fármacos e insecticidas en la subregión del Gran Mekong y el África subsahariana amenaza con debilitar nuestras actuales herramientas de prevención y tratamiento. Es urgentemente necesario que exista colaboración entre los científicos y el sector privado con el propósito de desarrollar nuevos medicamentos para combatir la resistencia a la artemisinina, el componente principal del fármaco de primera línea que trata la forma más común de la enfermedad, y la resistencia a los insecticidas que detienen con eficacia a los mosquitos Anopheles que son los portadores de la malaria.

Algunas innovaciones potencialmente revolucionarias han surgido en los últimos años. Con un mayor desarrollo, estas innovaciones podrían transformar (una vez más) la lucha contra la malaria. Por ejemplo, el Proyecto Nuevos Mosquiteros del Innovative Vector Control Consortium actualmente está poniendo a prueba en toda el África subsahariana mosquiteros tratados con nuevas combinaciones de insecticidas para combatir la resistencia. Medicines for Malaria Venture está reuniendo a las principales compañías farmacéuticas con el propósito de acelerar el proceso de desarrollo de medicamentos. Y, los investigadores de Target Malaria están llevando a cabo ensayos de impulsores genéticos para reducir o eliminar la capacidad de carga de malaria de los mosquitos Anopheles a nivel de especie.

Si bien aún queda un largo camino por recorrer, cabe señalar que hasta hace poco estos avances hubieran sido inimaginables. Además, el rápido desarrollo de vacunas contra el COVID-19 ha fortalecido los argumentos a favor de una mayor inversión en innovación para hacer frente a otras enfermedades mortales.

La comunidad mundial de la malaria lleva más de 30 años esperando una vacuna eficaz contra esta enfermedad. Si bien el parásito de la malaria es considerablemente más complejo que el coronavirus, hubo avances recientes en los tratamientos preventivos. La vacuna RTS,S respaldada por la Organización Mundial de la Salud y fabricada por GSK, ya se está probando en tres países africanos y recientemente se ha demostrado que reduce en un 70% los casos graves de malaria y las muertes de niños pequeños cuando se la combina con la quimio prevención estacional de la malaria. Esta es una vacuna prometedora de primera generación, pero se necesita más inversión para crear una vacuna altamente eficaz que se aplique a personas de todas las edades. Y, recientemente BioNTech anunció que buscará el desarrollo de una vacuna de ARNm contra la malaria, tras el éxito sin precedentes que tuvo la plataforma en el desarrollo de vacunas contra el COVID-19.

Si bien las nuevas tecnologías ayudarán a acelerar el progreso, no existe una fórmula mágica. Hasta que erradiquemos la malaria, tendremos la necesidad de contar con innovaciones constantes para estar un paso por delante de su evolución. Estas intervenciones deben implementarse estratégicamente en combinación con las medidas existentes de prevención y tratamiento de la malaria.

También debemos superar barreras que subsisten desde hace mucho tiempo a fin de ampliar las innovaciones y hacerlas universalmente accesibles, incluso para las poblaciones de difícil acceso. Las nuevas intervenciones se quedarán muy cortas en cuanto a alcanzar su potencial a menos que vayan acompañadas de medidas para capacitar y apoyar a los trabajadores sanitarios encargados de implementarlas. El uso rutinario de los datos para orquestar implementaciones más específicas de tratamientos y medidas preventivas es de crucial importancia. La pandemia del COVID-19 ha brindado un brutal recordatorio de lo importante que es invertir en información sanitaria en tiempo real.

Hasta ahora hemos logrado mucho en nuestra lucha contra la malaria. Sin embargo, sólo si aprovechamos los nuevos descubrimientos y tecnologías, mediante la aceleración del acceso a innovaciones que salvan vida y el equipamiento de los países con las herramientas adecuadas para satisfacer sus necesidades, lograremos relegar a la malaria a los libros de historia, para que se la registre a lado de enfermedades como la viruela, y podremos ofrecer un mundo más saludable y próspero para todos.

Abdourahmane Diallo is CEO of the RBM Partnership to End Malaria. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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