La necesidad de acuerdo

La sentencia del Tribunal de la UE sobre la situación del eurodiputado Junqueras y la sentencia del TSJ de Cataluña inhabilitando al president Torra añaden más complicación, si todavía cabe, a la situación política española. Pero justamente por esta razón se hace más necesario el acuerdo de investidura PSOE-Unidas Podemos con la abstención de ERC. Es necesario para salir del bloqueo que padecemos y no agravarlo.

Se dan todos los datos de una crisis de fondo: el riesgo de una cuarta convocatoria electoral; dos años sin presupuestos; reformas urgentes que van quedando postergadas (pensiones, déficit público); caducidad de órganos constitucionales por renovar, por ejemplo, un CGPJ en funciones, pero con nombramientos incesantes; parte de la ciudadanía, aún minoritaria en España, pero mayoritaria en Cataluña, que cuestiona la legitimidad de la Constitución…

En la economía española, la carencia de Gobierno estable tiene menos importancia que en el pasado. La economía está más internacionalizada, el mercado de muchas empresas no viene tan afectado por la contratación pública y privada determinada por la legislación española. Pero hay políticas como la I+D+i en las que la falta de presupuesto afecta directamente a la actividad. Si la inversión pública se reduce o retrasa, lo hace también la privada, y el efecto negativo sobre programas de investigación es inmediato. La continuidad en la financiación es esencial en este factor clave de nuestra competitividad.

Necesitamos un Gobierno alineado con la voluntad de los votantes. Con apoyo parlamentario suficiente y estable, no contingente. El PSOE ganó las elecciones y no hay otra mayoría viable ni tampoco mínimamente coherente en políticas e ideología. No lo son otras potenciales, que no reales, alternativas. La abstención del PP para permitir gobernar al PSOE en solitario crearía un Gobierno extremadamente débil en su dependencia de la voluntad de terceros.

No hay alternativa a una coalición PSOE-Podemos con el consentimiento estable de ERC y de otras fuerzas minoritarias. Para que las conversaciones entre ERC y los socialistas lleguen a buen puerto es necesaria una mínima confianza mutua. Para el PSOE implica que ERC cumpla con lo pactado. La larvada confrontación electoral entre ERC y Junts per Cat produce un temor mutuo a ser acusados por la contraparte de “traicionar” los intereses de Cataluña “si se pacta con el PSOE”. Esta acusación —con base o imaginada— dificulta la asunción de compromisos. Por todo ello, para que ERC pueda garantizar un resultado estable a la negociación emprendida necesita la aprobación o respaldo de Junts per Cat. La confianza indispensable entre estos actores está basada en que el PSOE cumpla lo pactado y no se busquen excusas, que no razones, para justificar el incumplimiento basándose en “intereses superiores”, “interpretaciones jurídicas” o de “interés general”… Ha ocurrido.

ERC necesita, por tanto, la prueba de que se estará a lo pactado y que el resultado de la negociación será vinculante y determinante. Una prueba sería que el PSOE accediera a transferir algunas competencias pendientes y reconocidas en el Estatuto de Cataluña o aceptara alguna petición explícita de la sociedad catalana y no solo de la Generalitat. Por ejemplo, la agencia tributaria única y compartida, la transferencia de Cercanías o del aeropuerto o del puerto de Barcelona. Esta negociación previa a la investidura no puede ir más allá de fijar un marco para la discusión del grave problema territorial. También es un límite que los acuerdos, no así la libertad para hablar protegida por la libertad de expresión, deben adoptarse en el marco jurídico actual o de su posible modificación. Debido a la presión del tiempo y a la posición relativa del PSOE y de ERC, lo único a decidir previo a la investidura y en relación con la negociación política de fondo es un marco de continuación: a saber, los interlocutores y la periodicidad fijada para los encuentros. No es poco.

Buena parte de quienes no somos independentistas y queremos el progreso de España y de Cataluña estamos convencidos de la necesidad de este pacto. Es difícil porque las partes negocian bajo la presión y vigilancia de sus seguidores. En el caso de ERC, con su líder en prisión. Que haya sido condenado con razón o sin ella, no es ahora relevante: lo es el hecho en sí, con toda su dureza y con toda la fragilidad de su justificación procesal como acaba de apuntar el TJUE.

En este contexto, la única alternativa posible a la coalición PSOE-UP dañaría tanto a España como a Cataluña, porque sería fruto de un acuerdo muy precario por la clara incompatibilidad entre los intereses de las partes. Esta debilidad política de España perjudica en muchos aspectos. Tenemos empresas punteras en Europa, en sus respectivos sectores, por ejemplo, Repsol, Iberdrola, Banco Santander, Ferrovial, ACS, Grifols… Algunas de gran dimensión: Iberdrola es la primera en el sector eléctrico, y Banco Santander, la segunda en el bancario. Otras no lo son tanto, pero no menos valiosas. Son, por ello, susceptibles de ser opadas. Ya perdimos una gran empresa, Endesa, por estar ensimismados en nuestros problemas internos en lugar de vigilantes frente a riesgos reales externos… No volvamos a equivocarnos. Urge el acuerdo, por difícil que parezca conseguirlo.

Joaquín Coello Brufau es ingeniero.

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