La necesidad de una tercera república española

El rey Felipe VI de España y su esposa, la reina Letizia, saludan a la multitud en Ordino el 26 de marzo de 2021, durante su visita de dos días a Andorra. (Lionel BONAVENTURE/AFP)
El rey Felipe VI de España y su esposa, la reina Letizia, saludan a la multitud en Ordino el 26 de marzo de 2021, durante su visita de dos días a Andorra. (Lionel BONAVENTURE/AFP)

“Pena de muerte ya a las Infantas patéticas, por gastarse nuestra pasta en operaciones de estética”. “En mi escuela pública había violencia y no era etarra, sino de retratos de la monarquía encima de la pizarra”. “Pretenden ocultar que muchas personas hayan salido hoy a exigir el fin de la monarquía fascista y golpean hasta a periodistas”. Estas son tan solo algunas de las estrofas y de los tuits que incluye el largo expediente conformado por las autoridades españolas contra el rapero Pablo Hasél.

El treintañero fue detenido el 16 de febrero para cumplir una condena a nueve meses de prisión, seis años de inhabilitación y el pago de una multa por 30,000 euros por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona. El hecho fue condenado por organizaciones como Amnistía Internacional.

La detención y el encarcelamiento de Hasél no solamente provocaron protestas en las principales ciudades del país, sino que también azuzaron un descontento creciente entre una parte de la población en España, hastiada ante la dura realidad económica que tras más de un año de pandemia ha hecho retroceder el Producto Interno Bruto 11%, la peor caída en dicho indicador desde la Guerra Civil, provocado la pérdida de más de 600,000 trabajos y aumentado la tasa de desempleo a 16.3%.

En dicho contexto, la clase política ha sufrido numerosos embates, el más reciente la convocatoria a elecciones adelantadas en Madrid. Ha provocado también la implosión de partidos como Ciudadanos tras las elecciones autonómicas en Cataluña, una crisis de la que no ha estado exenta la Casa Real. Hoy el debate sobre si el modelo de Estado monárquico o republicano es el mejor para España está cada vez con más fuerza sobre la mesa. Y ya es hora de que se realice un referéndum al respecto.

El exilio voluntario del rey emérito Juan Carlos I por los escándalos de tráfico de influencias, malversación de fondos y fraude fiscal; las infantas Elena y Cristina y su vacunación en Dubái; la constante pugna entre los partidos que forman la actual administración y la polarización social; la politización de la epidemia; y el centralismo de los gobiernos españoles en detrimento de varias regiones del país, son algunos de los factores que explican la crisis en España.

Hasta hace relativamente poco tiempo no era mucha la gente que se atreviese a reclamar o cuestionarse, en general, la legitimidad de una monarquía parlamentaria; y en particular, la conveniencia de financiar con sus impuestos una figura real que más allá de simbolizar unidad pareciera ser fuente perenne de división. Hoy ese tema es materia de discusión en bares, entre familias y en columnas de opinión y programas de debate en la televisión.

De acuerdo con una encuesta realizada en octubre de 2020 por la Plataforma de Medios Independientes (PMI), que incluye a 16 medios de comunicación, 47.8% de los españoles estaría de acuerdo en celebrar un referendo sobre la continuidad de los Borbones, mientras que 36.1% de los encuestados no ve necesidad alguna de realizar dicha consulta. De realizarse el referendo, 40.9% votaría a favor de la república como modelo de organización del Estado frente a 34.9% que optaría por preservar la monarquía. Las cifras que dibuja la encuesta son interesantes pues reflejan una ambivalencia en sus habitantes. Algo que no debería ser pasado por alto si consideramos el creciente descontento con la Casa Real y el hecho de que en más de 40 años de democracia en España el tema del referendo republicano ha sido poco más que un tabú. Hoy, sin embargo, resulta un reclamo cada vez más escuchado.

Cuando murió el dictador Francisco Franco, en noviembre de 1975, la sucesión liderada por el hoy rey émerito, Juan Carlos de Borbón, estaba prácticamente echada a andar. Fue Franco —que con su alzamiento en 1936 inició la cruenta Guerra Civil y acabó con la segunda república española— quien eligió a su sucesor en el poder.

La Ley de Amnistía, aprobada por el Congreso de los Diputados en 1977, impidió que en España se diese un verdadero proceso de reconciliación y un diálogo amplio sobre el modelo de país y de gobierno adecuados, tras una guerra tan disruptiva y una dictadura de casi cuatro décadas. Al otorgar un perdón sin juicio de por medio a muchos de quienes cometieron delitos imputables durante la Guerra Civil y la dictadura, la citada ley —como explica Amnistía Internacional— impidió la reparación de las víctimas y un proceso cabal de reconstrucción nacional. No puede pasarse por alto el hecho de que la clase política franquista es la misma que engrosó la élite política española en los años subsiguientes al inicio de la democracia.

Hoy, la oportunidad de retomar esa reconciliación y debatir sobre uno u otro modelo, monárquico o republicano, vuelve a estar sobre la mesa. Las cifras que arroja la encuesta de la PMI lo sustentan. El poder Ejecutivo, copresidido por el partido Unidas Podemos de Pablo Iglesias y con una plataforma política consabidamente republicana, podría hacerlo finalmente una realidad. Falta que el Partido Socialista Obrero Español, su socio en el gobierno y comandado por Pedro Sánchez, lo permita.

Si bien el establecimiento de una tercera república española no resolvería de raíz los retos del sistema político y de gobierno, sí supondría un reenfoque necesario para una agenda pública que lleva décadas anquilosada y sobrepasada por la corrupción, el clientelismo y el separatismo regional. El referendo republicano permitiría, además, como señala el connotado hispanista irlandés Ian Gibson en su más reciente libro, Hacia la república federal ibérica, discutir abiertamente las bondades de una posible república federal, inspirada en los modelos brasileño o estadounidense, que significaría un paso en firme hacia el reconocimiento pleno de un país cuya multiculturalidad y diversidad lingüística lo demandan.

Diego Gómez Pickering es escritor, periodista y diplomático que reside en España. Su libro más reciente es ‘Cartas de Nueva York, crónicas desde la tumba del imperio’.

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