La nueva revolución que se avecina

Hace unos pocos años la palabra nanotecnología  era ajena a la mayoría de personas. Hoy, con toda seguridad, muchos están familiarizados con el término. La nanotecnología se basa en las fascinantes propiedades de los materiales cuando sus dimensiones se reducen hasta límites del orden del nanómetro. (Para hacernos una idea: la relación entre la tierra y una pelota de tenis es aproximadamente la misma de la que hay entre una pelota de tenis y una estructura nanométrica.)

¿Y qué tienen de particular los objetos de estas dimensiones? Hay tres características que los diferencian. La primera es que muchos de los fenómenos físicos tienen longitudes asociadas del orden del nanómetro, por lo que un objeto de esas dimensiones puede cambiar drásticamente sus propiedades (un ejemplo, el cambio de color de una partícula con la disminución del tamaño). La segunda es que, a esta escala, los efectos de superficie adquieren especial relevancia (una partícula micrométrica es en general menos eficiente que la misma cantidad de materia distribuida en partículas de tamaño nanométrico). La tercera característica es que muchas estructuras biológicas son nanométricas (el ADN, los anticuerpos, los antígenos, los virus, etcétera), lo que permite abrir un fascinante campo de interacción entre los mundos inorgánico y biológico.

Las posibilidades que ofrece la nanotecnología son inmensas, tanto es así que ya hay quien considera la nanotecnología como la nueva revolución que se avecina. Y es que una característica esencial de la nanotecnología es su transversalidad, su aplicación a prácticamente todos los sectores industriales. La confluencia de varios estudios indica que tomando como horizonte el 2015, la previsión es que el mercado de productos de base nanotecnológica sea superior al mercado que generan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y que sea diez veces superior al mercado biotecnológico.

Otra característica de la nanotecnología es que afecta tanto a productos que precisan procesos altamente sofisticados, como a productos para los que la nanotecnología supone una mejora de las tecnologías ya existentes. A menudo la nanotecnología va asociada a la sofisticación de ideas y no necesariamente a la sofisticación de procesos, por lo que su implementación puede ser de bajo coste. Es un campo abonado a la complementariedad de estrategias en innovación, tal como muy lúcidamente explica Bruno Cassiman en la referencia bibliográfica que se adjunta. En cualquier caso, se prevé que produzca grandes cambios en la productividad económica.

Desarrollar esta nueva tecnología conlleva una transformación y adaptación de las capacidades personales y de las empresas. Las previsiones apuntan que para el 2014 se habrán creado unos diez millones de puestos de trabajo en el mundo, tanto en la creación de empresas de base tecnológica, como en las pymes y en las grandes empresas, muchas de las cuales están ya ampliando su cartera de productos incluyendo la nanotecnología a fin de no perder competitividad en el mercado.

A nivel empresarial, habrá sectores en los que la nanotecnología ofrecerá mejoras progresivas, en que la adaptación será fácil y no se requerirán grandes inversiones. Sin embargo, habrá otro tipo de industrias que precisarán una drástica reconversión de forma que si los cambios no se prevén a tiempo conllevarán la pérdida de competitividad y, a la postre, provocará la exclusión del mercado.

A nivel social y de percepción ciudadana, se prevé que el impacto sea profundo y afecte a múltiples facetas de la vida cotidiana a la vez que suponga una mejora de la calidad de vida. Ello no obsta para que estemos atentos a todos los aspectos de regulación, éticos, de riesgos, de posible exclusión social ante el acceso desigual a las ventajas que ofrece la nanotecnología, preocupaciones que son inherentes al desarrollo de toda nueva tecnología yque en este caso se está siguiendo con sumo rigor por parte de la comunidad internacional, y muy especialmente por Europa.

En la carrera nanotecnológica que se ha desatado a nivel mundial, Europa está también en primera línea, pero tiene un gran trecho por recorrer. El reto es desarrollar una economía basada en el conocimiento con dos medidas concretas para el horizonte del 2020: dedicar un 3% del PIB a I+ D y conseguir que dos terceras partes de la inversión provenga del sector privado, de forma que además de preguntarnos por el porqué en este ámbito, de lo que se ocupa la nanociencia, adquiramos el dinamismo para responder eficazmente también a las preguntas de para qué sirve, cómo hacerlo y cuándo implementarla.

Jordi Pascual, director del Institut Català de Nanotecnologia.