La otra ERC

¿Verdad que os he hecho picar? ¿Verdad que esperabais un artículo político? Pues no. Hoy no os hablaré de Esquerra Republicana de Catalunya sino del European Research Council (Consejo Europeo de Investigación). Ahora que os he enganchado, no os dejaré ir y os contaré cosas sobre la otra ERC.

La creación del European Research Council es una de las mejores iniciativas en investigación desarrolladas en los últimos años en nuestra querida y vieja Europa. Durante muchas décadas los europeos buscamos hacer grandes consorcios y alianzas para llevar a cabo proyectos de investigación donde cada país hacía algo. Por ejemplo, el grupo alemán estudiaba la presencia de mutaciones en un tipo de tumor; el grupo italiano contribuía con las muestras biológicas a analizar la información clínica; los franceses estudiaban los mismos cánceres a nivel de las proteínas, y los suizos (ya se sabe) integraban toda la información de manera informática y ordenada.

Este tipo de proyectos han sido útiles para coordinar esfuerzos y poner en marcha colaboraciones complementarias entre varios grupos. Y han sido vitales para el networking, sea como sea que entendamos este término. Y seguirán siendo muy válidos en el futuro inmediato.

La financiación de la investigación del ERC tiene otro espíritu: busca dar suficientes recursos a cualquier investigador independiente del mundo que quiera trabajar en Europa. Y además desea propuestas de investigación que estén en el límite del conocimiento, lo que los anglosajones explican muy bien con la expresión ground-breaking. Como todo en esta vida es branding (marca), también podemos calificar la investigación a la que apoyan como high-risk/high-gain, sin llegar a apostar por Mascherano marcando el gol que nos dé la Champions.
En la actualidad hay tres grandes esquemas de apoyo financiero a la investigación derivados del ERC: los proyectos para investigadores consagrados (ERC Advanced Grants), donde podemos encontrar científicos que en otras profesiones ya estarían retirados pero que aquí todavía tienen la ilusión y la fuerza para hacer cosas relevantes; los proyectos para investigadores en la mitad de su investigación, cuando han de dar el salto cualitativo definitivo (ERC Consolidators Grants); los proyectos para la gente más joven (ERC Starting Grants), donde nos beneficiamos muchas veces de nuestros jóvenes que se han formado, después de su tesis doctoral entre nosotros, con una etapa posdoctoral exitosa en EEUU; y, finalmente, los proyectos para ayudar a la transferencia tecnológica del conocimiento a su aplicación práctica y comercial (ERC Proof-of-Concept, es decir lo que se conoce como pruebas de concepto).

El presupuesto anual para el 2016 del ERC es de 1.700 millones de euros y desde su creación, en el 2007, más de 5.000 proyectos han sido seleccionados entre 50.000 solicitantes. Por lo tanto sale un poco más probable que la Grossa de la Generalitat. Entre los seleccionados se hallan ocho premios Nobel y ha originado más de 20.000 descubrimientos publicados en revistas científicas de primer orden. Como en cada proyecto suelen participar un mínimo de seis miembros, ha dado trabajo en Europa a, por lo menos, 30.000 personas. Por lo tanto, el programa ERC no es solo una herramienta para fomentar la investigación de primer orden, sino que también es creadora de riqueza económica para los países que reciben a los investigadores con estos proyectos.

Catalunya ha recibido un número significativo de investigadores del ERC que la sitúan a un nivel similar al de países de tamaño territorial y población similar. Esto se debe a muchos motivos pero hay que citar dos: la marca Barcelona sigue teniendo una atracción enorme para los extranjeros por su calidad de vida, y nuestro país dispone de unos centros de investigación de primer nivel, desde las ciencias biomédicas en la fotónica, la computación o la química. Y en este último punto debemos estar agradecidos a todos los gobiernos de la Generalitat que, desde colores políticos diferentes, apostaron y siguen apostando por una investigación digna, competitiva y de calidad. Debemos seguir firmes en esta política científica y económica.

Los proyectos del ERC nos han explicado qué se esconde en la parte oscura de nuestro ADN, cuántos y cuáles microbios viven dentro de nosotros, ha investigado la vida de los insectos, ha analizado el cerebro en la enfermedad de Parkinson, la riqueza de las lenguas, ha calculado erupciones volcánicas, variaciones genéticas en la población, identificado células madre del cáncer o descifrado el impacto de la epigenética en la salud y la enfermedad. Queremos seguir sabiendo muchas más cosas y que Europa siga apostando por la investigación: un continente viejo que se nutrirá también de lo mejor del resto del mundo para continuar mostrando su mejor cara.

Manel Esteller, médico. Institut d'Investigacions Biomèdiques de Bellvitge.

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