La piratería en el Golfo de Guinea

Las características políticas, económicas y sociales de gran parte de los países de África Subsahariana suponen un caldo de cultivo para las actividades delictivas en general: tráfico de armas, drogas, personas y también para la piratería. Los conflictos internos y la pobreza ofrecen muy pocas expectativas de futuro a la población que cuenta con unas altas tasas de natalidad, así como con un alto porcentaje de jóvenes en edad de trabajar (más del 60% de la población es menor de 20 años), por lo que las actividades delictivas se convierten casi en una necesidad y un modo de subsistencia mucho más rentable que cualquier actividad legal. Por tanto, si analizamos los datos aportados por el International Maritime Bureau (IMB) en su informe anual sobre piratería en el año 2013, encontramos que no sólo Somalia, sino también otras zonas del oeste del continente africano sufren los ataques piráticos, concentrados la gran mayoría en el Golfo de Guinea. Cabe destacar que este fenómeno es diferente al que se desarrolla en el Cuerno de África ya que ni los objetivos, ni los fines son los mismos.

El Golfo de Guinea ha sido una de las zonas más afectadas por la piratería desde los años noventa. El enérgico crecimiento de la zona y sus importantes recursos petrolíferos suscitaron la preocupación de las grandes potencias ante los ataques de piratas en la zona que amenazaban sus intereses comerciales.

En este caso y tal y como sostiene el informe UNODC sobre Crimen Organizado Transnacional en el Este de África de febrero de 2013, la piratería en esta zona es producto del desorden que rodea a la industria regional del petróleo, por lo que la gran mayoría de ataques giran en torno al asalto de barcos petroleros o de sus derivados. De este modo, el fin no es el secuestro del barco ni la obtención de una recompensa por él, sino el robo de la carga para su posterior venta en el mercado negro. Por tanto, los secuestros de tripulaciones tampoco suelen formar parte del plan de los piratas, a no ser que se trate de empleados de compañías petroleras por los que podrían obtener un rescate. Sin embargo, hay que destacar que los piratas nigerianos son más violentos que los somalíes.

La razón de que la inseguridad marítima del oeste del continente africano se concentre en Nigeria hay que buscarla en el conflicto del Delta del Níger, al que podemos considerar el corazón de la industria petrolera nigeriana. Siendo Nigeria el principal exportador de petróleo de toda la región, registra indicadores socio-económicos pésimos, pues cerca del 90% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. No cabe duda de que en este conflicto están implicados el gobierno nigeriano, partidos políticos, las empresas petroleras internacionales que explotan el petróleo de la zona y los grupos de rebeldes que ven como sus tierras y sus fuentes de energía son explotadas por empresas extranjeras sin que eso suponga una mejoría socio-económica de los habitantes de la zona del Delta del Níger que es la zona más explotada. Por esta razón surgió en 2006 el Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND) que se convirtió en una amenaza para las compañías petroleras y el gobierno. En este caso, al igual que ha sucedido en Somalia lo que empezó siendo una lucha por la reivindicación de sus fuentes energéticas y su economía derivó en una serie de actos que ya no sólo van dirigidos hacia los barcos de las compañías petroleras, sino que incluyen también otros tipos de delitos con los que las bandas pueden obtener financiación.

A diferencia de Somalia, Nigeria sí que cuenta con un gobierno, sin entrar en detalles sobre la el grado de democracia del mismo, que tiene conciencia de Estado y es ese gobierno, junto con las empresas internacionales en la zona, los que han sido conscientes del problema y han intentado paliarlo, aunque sea sólo por intereses económicos. Entre las medidas tomadas por el gobierno de Nigeria se encuentra la de desarrollar iniciativas para mejorar la cooperación con los Estados vecinos en materia de Seguridad Marítima. Así, en el año 2009, Nigeria, Santo Tomé y Guinea Ecuatorial acordaron intensificar su cooperación en este aspecto, cooperación que incluía no sólo la lucha contra la piratería, sino también contra la pesca ilegal y el crimen organizado. Con el mismo objetivo, Guinea Ecuatorial, Gabón, Santo Tomé y Camerún decidieron formar patrullas navales conjuntas que actuaran bajo la estructura de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC). Esta cooperación naval ha contado con el visto bueno de Estados Unidos y Francia que también veían peligrar sus intereses económicos en la zona. Así, el Mando África de Estados Unidos (AFRICOM) colabora con la aportación de entrenamientos y equipos. En un principio todos estos esfuerzos parecían dar resultados, pero en el año 2011 la actividad en la zona volvió a sufrir un repunte que perdura hasta la actualidad y ante la cual los gobiernos de los países afectados tendrán que tomar medidas si no quieren ver amenazada la economía en la región.

De todos modos, es importante señalar que aunque la piratería en el Golfo de Guinea está relacionada con el conflicto interno de Nigeria (las luchas entre la población, contra el gobierno y las industrias petroleras), no debería alcanzar las dimensiones del fenómeno en Somalia, pues en este caso no sólo Nigeria, sino también los países vecinos tienen interés en resolver un problema que pondría en riesgo sus propias economías.

Marta Fernández Sebastián, Máster en Política Internacional

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