La política vasca en el contexto español

Los segundos viernes de cada mes un grupo de amigos, la mayoría empresarios, de todo color político exceptuado el mundo de Batasuna, nos juntamos en el reservado de un buen restaurante donostiarra para, junto a una buena cena, comentar temas de actualidad. Cada viernes tenemos un invitado que introduce el tema y después se establece un coloquio con él. Han pasado cineastas, científicos, periodistas, prostitutas, curas, magistrados, médicos, empresarios, etcétera.

El último fue un político. Del PNV, esta vez: José Ramón Beloki secretario segundo del Congreso. El tema: el monotema vasco. En las largas cuatro horas de la cena y sobremesa, entre otras cosas, nos dijo que veía muy posible, e incluso probable, el acuerdo presupuestario en Madrid entre el PSOE y el PNV. Y así ha sido. El martes pasado se cerró el acuerdo. El PSOE necesitaba sacar adelante los presupuestos del Estado. Por razones ya conocidas, CIU no podía darle su apoyo. Por tanto, la aprobación de los presupuestos quedaba en manos del PNV. Este, a su vez, necesitaba salir del atolladero en el que se encontraba, a cuenta de la consulta de Juan José Ibarretxe, entre otras cosas, y dar la imagen, ante las próximas elecciones autonómicas, de ser un partido centrado y responsable. Juntándose el hambre con las ganas de comer, el acuerdo ha llegado.

En este cambio de cromos los comentaristas hablan de que gana el posibilismo de Urkullu, presidente del PNV, frente al radicalismo del lendakari Ibarretxe. Otros utilizan la dicotomía de autonomismo versus soberanismo, como Duran en el reciente Congreso de UDC, al situarse frente a la sección más soberanista de CDC. En este contexto, se dice que Patxi Lopez, líder de los socialistas vascos, pierde puestos en su pugna con Ibarretxe para ser lendakari.

Las elecciones vascas serán dentro de cinco o seis meses y hasta entonces pueden pasar miles de cosas. Por ejemplo: otro atentado calculado de ETA. Si asesina a alguien del ámbito del PSOE, algunos indecisos le votarán. Si lo hace a alguien del PNV o de la Ertzaintza, esos votos indecisos irán al PNV. Todo esto es bien sabido. Personalmente creo, y por lo que sé del diputado del PNV y de amigos de PSOE, que todo está en el aire, que la campaña electoral va a ser más importante que nunca y que la balanza se inclinará pocos días antes, si no el mismo día de las elecciones.

El acuerdo entre el PNV y el PSOE para aprobar los presupuestos del Estado, independientemente de la próxima coyuntura electoral en Euskadi, tiene un calado que, si persiste, puede ser de extraordinaria importancia. Máxime cuando vemos que el máximo dirigente del PNV, Iñigo Urkullu, y el presidente del PP de Euskadi, Antonio Basagoiti, tras más de cuatro años de incomunicación, se reúnen para hablar de la situación política vasca y de "temas cotidianos de los vascos".

Siempre he sostenido que el mayor error en la política vasca se produjo tras la ruptura del pacto de Ajuria Enea y el fracaso del plan Ardanza. Por decirlo de manera muy esquemática, hasta esos momentos la fractura se visualizaba entre demócratas frente a violentos. Después se trasladó a la de nacionalistas frente a constitucionalistas y, más recientemente, de nacionalistas vascos frente a nacionalistas españoles. Ello ha dado a ETA un protagonismo indebido, máxime con la ilegalización de los partidos que aglutinaba a la población vasca de la izquierda abertzale (Herri Batasuna bajo todas sus denominaciones) y la dispersión de los presos. Lo afirmo aun siendo consciente de que mi punto de vista, en estos dos últimos supuestos es, legítimamente por supuesto, rechazado por muchos, incluso pró- ximos a mis planteamientos.

Mirando al futuro, los políticos vascos dicen que va a depender, básicamente, de quién sea el próximo lendakari. Así se expresaba mi amigo Beloki en la cena que cito al principio del artículo y así lo dice una de las cabezas mejor amuebladas que tiene el socialismo vasco, su presidente Jesús Eguiguren. Modestamente, y sin negar, por supuesto, la importancia de quién será el próximo lendakari, sostengo que es mucho más importante y trascendental comenzar a pasar página de la fractura nacionalista, basada en el soberanismo, entre vascos y españoles (como también sucede actualmente entre catalanes y españoles).

Ya va siendo hora, por tanto, de arrinconar el concepto de independencia y cambiarlo por el de interdependencia, los estados soberanos por los estados cosmopolitas, con respeto a las naciones que los puedan conformar --siguiendo a Ulrick Beck--, y trabajar para que las decisiones se adopten lo más cerca posible del ciudadano (subsidiariedad) y que lo que decida un colectivo (pueblo, nación, región, comunidad nacional, etcétera) deba ser tenido en cuenta (principio del consentimiento).
La condición del PNV para apoyar al PSOE era que se cumpliera (¡al fin!, hay que añadir) el artículo 10.16 del Estatuto de Gernika, que califica de competencia exclusiva la "investigación científica y técnica en coordinación con el Estado".

Que siguiendo una fórmula vigente desde hace años, el PNV y el PSOE, aunque forzados por las circunstancias, hayan pactado los presupuestos del Estado me parece una excelente noticia que debe ser aireada y aplaudida. Esperemos que no sea la última.

Javier Elzo, catedrático emérito de Deusto.