La previsión de ZP

Una de las personas físicas o jurídicas mejor informadas de España, una especie de Jano bifronte que mantiene una relación a la vez afectuosa y crítica con Zapatero, me llamó a mitad de semana para rebatir la tesis de mi última carta. Me aportó tantos datos sobre el estado de ánimo y los planes del presidente que resulta imposible aportar hoy nada más interesante que la reproducción de nuestra conversación.

-¿Por qué dices que lo que escribí el domingo pasado es tan ingenioso como equivocado?

-Porque martirizas un poco a Rajoy con eso de su plusmarca como líder de la oposición, pero luego le concedes lo que más puede desear un político: sostienes que no hay ninguna duda de que va a ganar las elecciones de 2012. A Zapatero le da la risa.

-Pues un importante financiero me ha dicho esta semana que el presidente lo ve todo tan negro que ya tiene decidido que ni siquiera será el candidato del PSOE…

-La gente no le conoce. Mira lo que me comentó este mismo lunes: «No voy a ser tan percebe de decir ahora ni una cosa ni la otra…».

-¿«Percebe»? ¿Te dijo «percebe»?

-Sí, sí, «percebe». «Y si yo llegara a la conclusión de que soy una rémora para mi partido…».

-O sea que puede estar pensando en dejarlo.

-Para nada. No sé si es porque llevaba puesto un pin con el lema de «Vamos León», el caso es que le noté más motivado que nunca. Fíjate lo que me preguntó: «¿Tú crees que si hubiera elecciones dentro de dos meses las ganaría Rajoy?».

-Supongo que le contestarías que por supuesto. Bueno, yo le habría dicho que a lo mejor no las ganaría Rajoy, pero desde luego las perdería él. Todo el mundo votaría en su contra.

-Sí, ésa es tu tesis. Pero él dice que unas elecciones no son un referéndum. Que las últimas encuestas reflejan la «deserción» de parte de los votantes del PSOE, pero el PP no crece. Y en unas elecciones la gente tiene que votar a uno o a otro. Cree que Rajoy no le ganará nunca porque es el «anticandidato». Dice que es el segundo peor candidato de la democracia.

-¿Y cuál es el primero?

-No me lo quiso aclarar, pero yo creo que se refería a Almunia. Lo que trato de decirte es que lo he visto más enchufado y más competitivo que en los últimos meses.

-Pues más le valdría competir un poco con las cifras macroeconómicas…

-Él es consciente de que ése es su problema, sobre todo el paro. Me admitió que nunca creyó que «nos fuera a pegar tan fuerte» y que la EPA del primer trimestre del año pasado, cuando se perdieron 700.000 empleos, no se le olvidará en la vida. Que para él fue algo «escalofriante».

-¿Te dijo «escalofriante»?

-Sí, empleó esa palabra varias veces. Pero la buena noticia es que está reaccionando, que por fin reconoce que hay que hacer reformas en el mercado de trabajo.

-Hasta que no lo vea, no lo creo.

-Me llegó a comentar que lo que tenemos ahora casi parece un «pacto nacional por el desempleo».

-Pero supongo que seguirá empecinado en no abaratar el despido.

-Sí y no. Dice que tiene una fórmula para que los trabajadores que sean despedidos cobren lo mismo pero a los empresarios les cueste menos.

-¿Y eso cómo se come?

-Lo lleva muy en secreto. Dice que lo planteará en la mesa del Diálogo Social después de vacaciones, partiendo de la extensión del contrato de Fomento del Empleo, el del despido de 33 días.

-Supongo que se referirá al modelo austriaco, a eso de la «flexiseguridad»… No sé si has visto lo que cuentan los de Comisiones en La Vanguardia sobre un contrato con menos despido, pero con un fondo complementario.

-Me dio la impresión de que es más ambicioso que eso y que habría dinero público para incentivarlo. Sí, es verdad que dijo algo de «una especie de hucha». Le noté muy decidido a sacarlo adelante. Incluso impaciente. Dice que le gustaría que estuviera ya en vigor, que los sindicatos son como ministerios por la lentitud con que negocian. Yo creo que va a ser una sorpresa muy positiva.

-¿Y cómo se las va a arreglar para vencer la resistencia sindical?

-Me contestó con otra pregunta. No me acuerdo de la literalidad pero fue algo así como: ¿de qué manera crees tú que resultaría yo más seductor ante los sindicatos y la patronal, diciéndoles que haré la reforma cuando haya acuerdo o diciéndoles que la haré tanto si hay acuerdo como si no?

-¿Usó la palabra «seductor»?

-Sí, sí. Eso seguro: «Seductor». «¿Cómo resultaría yo más seductor?».

-Al menos reconocerá que el pacto de Zurbano ha sido un fracaso.

-Bueno, sobre eso no tira cohetes. Pero dice que va a haber pacto, que lo firmarán bastantes grupos, que el decreto tiene cosas muy buenas como lo de la rehabilitación de viviendas o que el ICO avale los créditos a las empresas porque eso obligará a la banca a moverse. Y que al final el propio PP dirá que es insuficiente pero votará a favor de las medidas.

-En todo caso, eso no tiene nada que ver con el gran pacto de Estado contra la crisis que hemos pedido una y otra vez desde EL MUNDO.

-Él sostiene que en una democracia viva los grandes pactos son casi imposibles y máxime con un líder de la oposición como Rajoy al que eso le obligaría a moverse. Eso de «tomar una decisión» no va con Rajoy.

-Pero si Zapatero nos llamaba «nostálgicos» a los que pedíamos el pacto…

-A él le parece más realista desarrollar una «red de pactos». Habla básicamente de cuatro: el del mercado financiero que ya existe con el PP, el del mercado laboral que quiere cerrar antes de mayo, el del control del déficit para el que son esenciales las autonomías y un pacto por la competitividad, facilitando fusiones y consolidaciones de empresas, que quiere que impulse Miguel Sebastián, lo cual para él es una garantía porque cree que ha llegado la hora de la «economía exportadora». Y para exportar hay que tener tamaño.

-En donde de verdad se juega la credibilidad es en lo del déficit…

-Sí, él es consciente de que existen dudas de que él sea capaz de hacer ese ajuste.

-¿Cómo dudas? Dudas las tendréis sus amigos. Todos los demás estamos convencidos de que no lo hará.

-Él admite que la gente piensa que ahora hace falta que llegue un cabrón que ponga orden.

-¿«Cabrón», dijo «cabrón»?

-No, no; esa palabra es mía. En fin, él sabe que ése es su gran desafío y fíjate como ha recortado ya esta semana la oferta pública de empleo. En este terreno es bastante crítico con las autonomías. Dice que hasta ahora «se han escondido» y que su «mayor decepción» de estos años está siendo la Conferencia de Presidentes en la que «se politizan hasta los buenos días». Me ha llegado a decir que los gobiernos autonómicos se meten en todo, pero sólo para ganar votos.

-Vaya, dile de mi parte que bienvenido al club…

-Sabía que te gustaría. Mira, te doy un titular: «De la crisis tiene que salir el reforzamiento de la cooperación entre las comunidades bajo el liderazgo del Estado». Lo que más le ha gustado del pacto sobre Sanidad no es tanto el ahorro como la decisión de centralizar la compra de medicamentos.

-¿Y no le has dicho que otro gallo nos habría cantado si ésa hubiera sido siempre su actitud?

-Le he dicho algo parecido y él me ha contestado que son sus seis años de experiencia como presidente los que le están haciendo «moverse» en algunos ámbitos. Que para eso tiene cintura.

-Y dale con la cintura…

-Sí, pero éste es capaz de reinventarse otra vez.

-¿Y qué hay de la crisis de gobierno?

-Dice que no tiene la menor intención de hacer cambios al final del semestre europeo. Que la experiencia le dice que no le compensa el tiempo que se pierde hasta que arrancan los nuevos ministros. Que está encantado con Elena Salgado porque es mucho más ejecutiva que Solbes. A Solbes lo aprecia y admira mucho pero recuerda que la frase que repetía una y otra vez era: «Eso es un disparate, eso es un disparate».

-Es que no le faltaban motivos… ¿Y lo de María Teresa?

-Bueno, el otro día a la vice debieron de pitarle los oídos. Dice que es la persona más trabajadora y eficiente que ha conocido nunca, que se le puede encargar cualquier tema, que no es casualidad que sea quien más tiempo lleva como portavoz del Gobierno en toda la democracia, que al cabo de seis años es lógico que a veces parezca cansada de colocar los mismos mensajes, pero que no tiene la menor intención de prescindir de ella.

-Total, que tu tesis es que si Rajoy quiere llegar a La Moncloa en 2012 va a tener que hacer mucho más que esperar a que tu amigo se despeñe.

-Desde luego, que no cuente con ganar por incomparecencia. Mira lo penúltimo que me dijo José Luis: «¿Tú sabes que en democracia el presidente del Gobierno sólo ha perdido una vez las elecciones como candidato, y que fue Felipe González en el 96 con todo lo que tenía encima y cuando ya era la quinta vez que se presentaba?».

-¿No pretenderá presentarse él cinco veces? Bueno, Sonsoles lo mata… ¿Y qué fue lo último que te dijo?

-Que cuando le toque a él perder o retirarse, su máxima aspiración será convertirse en «un ex presidente del Gobierno ejemplar».

-¿Te dijo «ejemplar»?

-Sí, sí, «ejemplar». O sea, no como otros.

-Seguro que Rajoy esto lo compra.

-Pues que no compre demasiadas cosas, no vaya a ser que luego no tenga con qué pagarlas. Que se prepare porque ésta va a ser la madre de todas las batallas.

Pedro J. Ramírez, director de El Mundo.