La proyección exterior

La actividad de nuestras empresas se ve afectada por la gran incertidumbre que genera la crisis económica y condicionada por una demanda interna en caída libre desde hace más de 18 meses, además de los problemas de acceso a financiación, por mencionar algunos de los factores negativos más destacados.

Sin embargo, también se observan tendencias positivas, como es el caso de nuestro comercio exterior, que demuestra la existencia de un sector productivo competitivo y pujante en España, capaz de afrontar esta grave situación, apostando decididamente por la internacionalización. El esfuerzo realizado por nuestras empresas se ha traducido en un notable incremento de nuestras exportaciones en 2010 y 2011, con unos incrementos interanuales del 16,8% y el 15,4% respectivamente. En términos absolutos supone que nuestras ventas al exterior se incrementaron en el trienio 2009-2011, pasando de 159.000 millones de euros a algo más de 214.000 millones. Esta progresión ascendente se mantuvo en los primeros seis meses de 2012, registrando un incremento del 3,4 %. El fuerte ritmo de nuestras exportaciones en los años 2010, 2011 y en los primeros seis meses de 2012 superó ampliamente el crecimiento de nuestras importaciones, reduciendo así nuestro déficit comercial. Si en 2008 nuestra balanza comercial registraba un desequilibrio negativo superior a los 94.000 millones de euros, este se redujo de forma significativa en 2011, con una cifra en torno a 46.000 millones de euros, lo que supuso un 4,2% del PIB, cifra que se sitúa lejos del 9,5 alcanzado en 2007.

Esta mejora sustancial en el reequilibrio gradual de nuestro déficit comercial ha contribuido a mejorar nuestra tasa de cobertura comercial, que ha pasado del 66,8%, en 2008, al 82%, en 2011. Esta tendencia parece consolidarse en los primeros seis meses del año, siendo la mejor con respecto al periodo correspondiente a 2008-2012, al alcanzarse una cobertura comercial superior al 85%.

Por áreas geográficas, nuestras exportaciones siguen muy concentradas en Europa, con una cuota superior al 72% (64,7% UE). No obstante, constatamos con satisfacción el fuerte ritmo en el incremento de nuestras exportaciones hacia otros mercados con mayor potencial de crecimiento, como Asia, África y Latinoamérica. De hecho, si comparamos los datos de estos primeros cinco meses con respecto al periodo correspondiente al año anterior, observamos que nuestras exportaciones han aumentado significativamente en África (24,6%); Asia (16,9%); Oriente Medio (15,3%); y en América Latina (12,2%).

Otro dato importante a destacar es el creciente superávit comercial alcanzado por España con el resto de la Unión Europea. En el primer semestre, el saldo comercial con la UE registró un superávit de 5.539 millones de euros, cifra un 249 % superior a la de igual periodo de 2011. Además, España registró un saldo positivo frente a la zona euro de 3.521,4 millones de euros, frente al superávit de 726,5 millones del pasado año.

Nuestras empresas han conseguido, a pesar de la difícil coyuntura económica actual, incrementar sus ventas al exterior y mantener en 2011 nuestra cuota mundial de exportaciones en un 1,6% con respecto al año 2010, cifra que contrasta de manera positiva con la disminución del peso de las exportaciones de nuestros socios más importantes (EE.UU., Alemania, Francia y el Reino Unido) sobre el conjunto de las exportaciones mundiales. Estos datos positivos deben alentarnos a impulsar el moderado peso de la actividad exportadora de nuestras empresas sobre el conjunto de la economía, todavía muy dependiente de la demanda interna.

Si bien es cierto que las exportaciones han contribuido con un 2,5% a compensar la desaceleración económica en 2011, convirtiéndose en uno de los principales fundamentos del escaso crecimiento del PIB registrado (+0,7%), todavía no ha alcanzado la suficiente preponderancia sobre el conjunto de nuestra economía para convertirse en uno de sus principales pilares de crecimiento, como sucede en Alemania. Por ello es esencial seguir incidiendo en la necesidad de ampliar nuestra base exportadora y complementar la contribución que realizan las mil primeras empresas, que representan más del 60% de nuestras ventas al exterior. Asimismo, es necesario seguir insistiendo en la diversificación geográfica de nuestras exportaciones, a través de programas como los Planes Integrales de Desarrollo de Mercados (PIDM), con el fin de reducir nuestra excesiva dependencia de los mercados maduros como el europeo, y aprovechar el mayor potencial de crecimiento de las economías emergentes. Todos aspectos clave para que nuestra actividad exportadora se consolide como una de las principales fuentes de crecimiento y de creación de empleo.

José María Lacasa, secretario general de CEOE

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