La 'prueba del algodón' de AuB

Por Javier Elzo, catedrático de Sociología en la Universidad de Deusto (EL CORREO DIGITAL, 03/05/03):

Los 'Diez puntos para la reflexión en torno al conflicto político vasco' que AuB ha presentado a la sociedad vasca el 25 de abril me han hecho pensar. Harto de leer siempre lo mismo de los mismos, lo dejé pasar como tantos otros, hasta que me llamaron la atención algunos comentarios de personas independientes muy alejadas de ese mundo. Así que leí íntegra y repetidamente el documento.

La primera y grata sorpresa es el tono. Es una cuestión nada banal y aunque ya sé -¿cómo no saber?- que estamos en periodo electoral, en el que las cosas se miden en expectativas de votos, me sorprende un tono alejado, ¡al fin!, de las soflamas pseudorrevolucionarias de finales de los 60 y comienzos de los 70 que, todavía hoy, son el signo de distinción de los comunicados de ETA y de muchos de los de su mundo. Ahora encuentro un tono directo, propositivo y casi limpio de los latiguillos propios de ese mundo. Pero vayamos al contenido. Ciertamente hay afirmaciones de fondo simplemente falsas. Otras, rechazables desde una perspectiva democrática. Pero también hay afirmaciones que, por inusuales e inéditas en ese mundo, deben ser analizadas y sopesadas.

Afirmaciones falsas: el punto 5. ¿Dónde han constatado la «existencia de un conflicto entre el deseo de la 'mayoría social vasca por constituirse en comunidad soberana desde el punto de vista social, político y económico', y la persistencia de los Estados español y francés por impedirlo (entendiendo por sociedad vasca en ese mismo punto 5) 'a todas la personas en toda Euskal Herria' (el entrecomillado interno es mío)? Si eso fuera así, quizás Euskadi hoy sería como Lituania, Eslovenia, Chequia, etcétera, un Estado más en Europa. La principal razón de que no lo sea no está en «la persistencia de los Estados español y francés por impedirlo», que también, sino en la ausencia de una mayoría de vascos de Euskal Herria, las seis o siete provincias o territorios, como quieran contarlos, en desearlo. ¿Cómo es posible a estas alturas seguir en la ficción?

Afirmación rechazable: el punto 3, que dice en su literalidad y totalidad esto: «La actual existencia de expresiones multilaterales de violencia política, como atentados, detenciones, torturas, muertes, ocupaciones militares, eliminación de derechos fundamentales, cierres de periódicos, ilegalización de los proyectos políticos... nos sitúan ante un escenario de sufrimiento insoportable para la sociedad vasca». Se me agolpan las preguntas. ¿Por qué se llama muerte a lo que es asesinato político? ¿Por qué se habla, justamente, de torturas (aunque no quepa hablar de torturas generalizadas) y no se mienta al terrorismo, que éste sí es generalizado, pues conforma la seña de identidad del proceder de ETA? ¿Por qué se deja en silencio la extorsión, el amedrentamiento a tantos empresarios, la violencia de persecución a tantos policías, representantes de partidos no nacionalistas, periodistas, magistrados, etcétera? ¿Se puede despachar en la misma lista, sin más explicaciones, los «atentados» y las «detenciones» de las personas por la comisión de esos atentados? Sí, afirmación rechazable: no cabe meter todo en el mismo saco.

Afirmaciones inéditas: el punto 7. Dice así: «Respecto a esta realidad de violencia política, estamos convencid@s de que la represión utilizada por los Estados y sus diversas instituciones agrava la situación y de que ni la utilización inquisitorial de determinados conceptos, 'ni la contextualización de las acciones armadas de ETA en torno a la existencia del contencioso político vasco' se han demostrado suficientes para la efectiva resolución del mismo» (el entrecomillado interno, de nuevo, es mío). Carlos Etxeberri, en El Mundo del 26 de abril, ha visto en esta afirmación «una velada autocrítica a la actitud mantenida en ciertos sectores de la izquierda abertzale de contextualizar políticamente los atentados de ETA...». Pues sí, creo que teniendo en cuenta el tono del documento y del conjunto de las diez reflexiones de AuB, Etxeberri puede tener razón. Y aunque no la tuviera, aun a riesgo de parecer angélico (cosa admisible en un intelectual aunque menos en un político) habría que explotarla, no dejarla caer en saco rato.

Hace unos meses, comentando el libro 'Brigadas Rojas' (Ed. Akal, 2002), una larga entrevista a Moretti -uno de los fundadores de las Brigadas Rojas, responsable de su comité directivo hasta su detención en 1981 y ejecutor material de Aldo Moro- cuando aún seguía en la cárcel, traía a colación esta frase del propio Moretti: «Sé bien que es más fácil comenzar ese duro camino (el del terrorismo) que encontrar el modo de abandonarlo, 'incluso cuando es evidente que no conduce a nada'. Juegan tantos factores. Es preciso que te permitan hacerlo sin renunciar a tu identidad, es preciso que no signifique el abandono de los prisioneros a su suerte, es preciso que exista otra opción practicable, es preciso que alguna fuerza política externa sustraiga a los militares la delegación para llegar a una solución...» (pág. 239), (una vez más, el entrecomillado interno es mío). Pienso que el intelectual, y más aún el político esta vez, no pueden echar en saco roto las reflexiones de Moretti.

¿Es agarrarse a un clavo ardiendo ver en el decálogo de AuB una ilusión, un espejismo consecuencia del desierto de soluciones, ante el hartazgo de tantos años de violencia, de tanto dar vueltas a la noria, de tanto Sísifo subiendo, una y otra vez, desesperada e inútilmente a la montaña, de tanta gente sufriendo y de más gente aún sacando provecho político de tanto sufrimiento? ¿Mienten como bellacos cuando dicen, en el punto 4, que «AuB se compromete firmemente a trabajar en la búsqueda de soluciones reales y definitivas al conflicto violento (y que), abogamos firmemente por la desaparición de todas las expresiones de violencia del escenario político vasco, (afirmando que) el diálogo sin exclusiones es el camino para ello?» ¿Son cantos adormecedores de la serpiente que simboliza ETA en alguno de sus anagramas cuando afirman, en los puntos 9 y 10, que «proponemos la articulación de un proceso político, plural, dinámico, democrático y pacífico que nos conduzca a una Euskal Herria donde se respeten todos los derechos (¿sin jerarquizarlos?), e invitamos a participar en dicho proceso a todos los agentes presentes en la sociedad vasca (partidos políticos, agentes sociales y económicos, sindicatos, ETA...)» y que «en esa dirección, desde AuB nos comprometemos a aportar las iniciativas precisas para impulsar una salida pacífica y democrática al mismo?» ¿Es todo esto bla, bla, bla, puro juego político en periodo electoral?

La historia invita a la cautela que el corazón, anhelante de paz y sosiego, quiere sofocar. Pero la 'prueba del algodón' es, al menos sobre el papel, muy sencilla para AuB. Que sean claros. Digan esto, simplemente esto: 'Así como nos rebelamos y condenamos todos los actos de tortura y malos tratos, nos rebelamos y condenamos todos los atentados, persecuciones, torturas y extorsiones de ETA'. Sin tapujos, como dicen ellos mismos en el punto 2 de sus reflexiones con estas palabras: «Lejos de caer en juegos dialécticos que pretendan retorcer el significado de las palabras hasta cambiarlo, queremos aportar mensajes e ideas en positivo». Ahí tienen una propuesta de mensaje, claro y nítido, en positivo. ¿Es que aún no pueden decirlo? ¿O es que no quieren decirlo? Pues bien saben que la gran mayoría de la sociedad vasca, mayoría de sus simpatizantes incluida, se lo agradecería. Además pondrían en un serio aprieto a la, cada día menos independiente, Justicia española en su increíble empeño en impedir que bastante más de 100.000 vascos tengan representación politica tras las elecciones del 25 de mayo. Sí, todos tenemos nuestra 'prueba del algodón'. También AuB y hoy sólo de AuB quiero escribir.