La revolución de Internet en China

Es una historia que se ha dado a conocer en todo el mundo, la adopción de Internet alcanza niveles enormes, lo que cambia la forma de hacer negocios y origina operaciones que se calculan en billones de dólares en los mercados de bienes y servicios digitales –y además provoca una “destrucción creativa” masiva. Le toca ahora a China experimentar este fenómeno –solo que en el caso chino se desarrolla paralelamente con una profunda transformación económica y un rápido cambio social. El choque entre estas dos fuerzas podría alterar fundamentalmente la segunda economía más grande del mundo.

En China hay 632 millones de usuarios de Internet y esto ya dio lugar a un sector tecnológico dinámico, que impulsa las redes sociales y el mercado e-tail más grande del mundo (comercio electrónico de venta directa al consumidor). El entusiasmo de inversionistas mundiales por la oferta pública inicial (OPI) del mercado electrónico al menudeo más importante de China, Alibaba, refleja la magnitud del valor económico que ya se ha creado.

Sin embargo, gran parte de la transformación se ha dado del lado del consumidor. Sectores clave, desde la manufactura hasta los servicios de salud, no han avanzado más allá de las etapas tempranas del cambio hacia las operaciones electrónicas. En efecto, desde 2012 solo cerca de una cuarta parte de las pequeñas y medianas empresas chinas habían empezado a usar Internet en áreas como adquisiciones, ventas y mercadotecnia –lo que significa que los cambios más fundamentales están por venir.

Las industrias tradicionales modernizan sus operaciones a medida que aumenta su uso de Internet, encuentran nuevos métodos de colaboración y expanden el alcance su comercio electrónico –todo en conjunto acelera el crecimiento de la productividad. El Instituto Global McKinsey estima que las nuevas aplicaciones web podrían permitir hasta un 22% del crecimiento total del PIB chino de aquí a 2025.

Además de sus efectos sobre el PIB y la productividad, Internet también puede impulsar la transparencia y la confianza. Por ejemplo, el e-tail empezó como un modelo de negocio de entrega contra pago. Sin embargo, con el paso del tiempo las plataformas para pago en línea ganaron la confianza de los consumidores chinos, lo que sentó las bases para un crecimiento espectacular del comercio electrónico al menudeo.

Otras empresas están empezando a seguir el ejemplo. Hay bases de datos en línea que conectan a compradores y vendedores más rápido mientras que reducen los sobreprecios derivados de una información asimétrica. Se han creado dichas plataformas para realizar subastas de terrenos y ejecuciones hipotecarias, así como transacciones privadas.

Asimismo, el mercado naciente de autos usados de China se puede beneficiar significativamente de la revolución de Internet puesto que el comercio electrónico aumenta la transparencia de las listas de vehículos y las transacciones, y hay nuevas herramientas en línea que ayudan a los prestamistas a adquirir y analizar historias crediticias de manera más detallada y sofisticada.

Naturalmente, aunque Internet puede facilitar la competencia al obligar a las compañías de todos tamaños a mejorar sus operaciones, no es fácil construir tal sistema basado en la confianza. Gran parte del potencial comercial de Internet se deriva de la recopilación, intercambio y análisis de información, donde abundan las cuestiones de privacidad.

Si bien en 2012 el gobierno de China estableció normas preliminares sobre la privacidad en línea, quedan muchas zonas grises, incluidas cuestiones básicas como el tipo de información que las empresas pueden compartir, y qué constituye el consentimiento del consumidor. Además de aclarar el marco jurídico para el intercambio de datos, el gobierno puede poner el ejemplo utilizando Internet para que sus procesos de obtención de información y sus registros de transacciones sean más uniformes y sistemáticos. Además, al hacer públicos algunos de sus propios datos, el gobierno puede poner en marcha un movimiento de apertura de información y allanar el camino para el surgimiento de empresas conexas.

Para las compañías chinas, un movimiento de ese tipo tendrá que estar acompañado de un cambio fundamental de mentalidad. En lugar de concentrarse en una producción a gran escala de productos estandarizados, las empresas deben utilizar la información que reciben para obtener ideas más detalladas sobre las preferencias y expectativas de los consumidores –y ampliar sus portafolios de modo que incluyan productos dirigidos a nichos específicosque los consumidores desean.

Puesto que Internet ofrece a los consumidores la posibilidad de comparar las ofertas directamente y elegir la opción más económica y atractiva, las empresas que sigan haciendo las cosas como hasta ahora pronto se verán superadas por sus competidores. Por supuesto, una competencia tan intensa erosionará los márgenes de ganancia de las empresas –una tendencia que pueden contrarrestar mediante la integración de tecnologías de Internet a las funciones administrativas y la logística.

Otro cambio fundamental que se puede prever debido al crecimiento de la economía de Internet de China es que las empresas más innovadoras y flexibles –y no necesariamente las más grandes o más antiguas– serán las que tengan más éxito. Internet permite a las empresas nuevas crecer rápido y a bajo costo sin las cargas de sistemas heredados y los métodos tradicionales de hacer negocios, mientras que se diluyen las diferencias entre los sectores.

Como resultado, pueden aparecer de súbito nuevos actores que desafíen a las instituciones establecidas desde hace mucho tiempo. Esto es evidente sobre todo en la actual lucha de los bancos para defender su territorio de los proveedores de servicios financieros en línea.

La revolución de Internet también perturbará el mercado laboral. Se eliminarán algunos empleos debido a la automatización y las empresas se enfrentarán a una escasez de trabajadores tecnológicamente calificados. El éxito de una empresa dependerá de que sus empleados estén dispuestos a adquirir nuevas habilidades, asumir nuevos papeles y adaptarse al ritmo más acelerado y a las exigencias poco familiares del mercado digital.

Sin embargo, la responsabilidad de adaptarse no corresponde solo a los trabajadores. Los encargados del diseño de políticas y los líderes empresariales deben garantizar que los trabajadores desplazados tengan opciones de capacitación y que el sistema educativo produzca suficientes trabajadores tecnológicamente calificados.

Internet no solo creará un impulso económico en China en los próximos años; también ayudará a transformar un modelo de crecimiento insostenible basado en inversión fija y mano de obra barata. Al desencadenar el potencial de crecimiento de la productividad de la economía, Internet puede contribuir al logro del objetivo chino de desarrollar un modelo de crecimiento que ponga al país en la categoría de altos ingresos.

Jiang Qiping is Secretary-General of the Information Research Center at the Chinese Academy of Social Sciences. Jonathan Woetzel is a McKinsey and McKinsey Global Institute director in Shanghai. Traducción de Kena Nequiz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *