La revolución de los recursos

El mundo está en el umbral de la oportunidad de negocios más grande del siglo, que podría estar al nivel tanto de la primera Revolución Industrial, que transformó la productividad laboral, como de la segunda, que movilizó sumas de capital récord para construir ciudades. La nueva revolución se centra en el tercer factor primario de producción: los recursos naturales.

La revolución de los recursosLa revolución llega justo a tiempo. Después de siglos de prácticas de consumo y producción derrochadoras –facilitadas por precios de las materias primas cada vez más bajos que han disminuido en promedio 0.7% anual en tiempos de paz en el último siglo– el mundo necesita urgentemente tecnologías que permitan a productores y consumidores por igual hacer más con menos.

La situación es más apremiante si se toma en cuenta que la extracción de recursos se vuelve cada vez más onerosa, pues la producción vira a lugares que presentan difíciles desafíos logísticos–y a veces políticos. Mientras tanto, los niveles de contaminación del aire, agua y suelo están aumentando rápidamente en China, India, Indonesia, Brasil y otras economías emergentes.

A fin de alcanzar sus objetivos de crecimiento, las compañías tienen que replantear fundamentalmente la forma en que integran la tecnología y usan recursos naturales en sus procesos productivos. En las últimas dos décadas, las empresas han tenido que mejorar su desempeño tan solo en un 1-2% anual para lograr un aumento de sus rendimientos, y muchas se han centrado casi exclusivamente en la productividad laboral y de capital. En consecuencia, incluso los gerentes más exitosos carecen de las destrezas para lidiar con los mercados actuales limitados en recursos.

En este contexto, las compañías no pueden competir sobre la base de las tecnologías y prácticas del siglo XX (o puede que hasta del siglo XIX). Se crea mucho más valor si se innovan nuevos modelos de negocios de una productividad mayor, basados en cinco cambios principales:

  • Sustituir materiales costosos, tóxicos o escasos con alternativas más asequibles, eficientes, abundantes y de mejor desempeño.
  • Integrar software en industrias de uso intensivo de recursos para optimizar sus procesos de producción o productos.
  • “Virtualizar” procesos –es decir, llevarlos fuera del mundo físico.
  • Adoptar la circularidad, que implica encontrar valor en los productos que originalmente ya han sido usados.
  • Frenar el despilfarro.

La buena noticia es que ya se han logrado avances. Por ejemplo, la floreciente industria estadounidense de gas y aceite de esquisto, ha transformado todo su sector de energía mediante una transformación de la extracción de recursos. Ahora, las actividades de perforación no son solo un proceso sucio caracterizado por equipo pesado, fango tóxico y gases sulfurosos. Con la integración de tecnologías de la información y fracturación hidráulica (“fracking”), los actores centrales son expertos que usan mandos y pantallas de alta resolución para maniobrar brocas en las formaciones geológicas.

Las  compañías individuales han sido pioneras en otros sectores. Cree y Philips han desarrollado tecnologías de iluminación LED que ofrecen una duración 23 veces mayor, un mejor color medible, control mejorado y costos de operación 85% menores que las bombillas tradicionales incandescentes.

Asimismo, OPower ha usado ciencia conductual y software basado en cloud para motivar a los consumidores a reducir su consumo de energía en un 2-4% anual –cambio que empieza a redefinir los mercados de energía. Además, DIRTT (Hacerlo bien esta vez) está construyendo interiores de oficina con tan solo la mitad del costo tradicional mediante virtualización hecha con software, eliminación de desechos y optimización del proceso de construcción.

Estas innovaciones ilustran el enorme potencial que tienen para las empresas una mayor productividad de los recursos. En efecto, con el uso de las herramientas que ofrecen las tecnologías de la información, la biología y la nanotecnología, el mundo puede triplicar el aumento de la productividad de los recursos, que sería de 3 a 5% anual en las siguientes dos décadas.

Sin embargo, esto no se logrará sin un fuerte liderazgo vanguardista que, por desgracia, hace mucha falta en el entorno empresarial de ahora. En efecto, los gerentes ahora parecen sorprenderse continuamente por el ritmo de cambio y, por ende, están rezagados.

Por ejemplo, muchos fabricantes de automóviles ignoraron el viraje hacia los vehículos eléctricos e híbridos –aunque las ventas fueron en aumento a una tasa de más de 50% anual –hasta que sus ventas de autos convencionales se desplomaron en los principales mercados. Asimismo, muchos están sorprendidos porque el costo de la energía solar está reduciendo cada vez más el de las tecnologías nuclear, de gas y carbón, aunque este cambio está en línea con el patrón que empezó en 1970.

Las compañías también deberían dedicar más atención a los avances en las industrias relacionadas. Los fabricantes de automóviles tienen que monitorear la industria de electrónica de consumo para estar al tanto de las innovaciones en la tecnología de las baterías. Y las empresas de energía necesitan analizar las mejoras de semiconductores para anticipar una probable caída en la demanda de electricidad, después de más de un siglo de crecimiento.

Para ganar en la revolución de los recursos, las empresas tienen que equilibrar insumos tecnológicos, físicos y de capital humano, mientras que adoptan un enfoque más inteligente hacia el diseño organizacional y gestión de talento. Ya sea que se desee destacar sobre todo datos y análisis o formar nuevas asociaciones en otros sectores para ganar acceso a conocimientos técnicos, es crucial contar con innovación agresiva y objetivos ambiciosos de eficiencia.

Los emprendedores de ideas de vanguardia ya están obteniendo los beneficios de esta revolución de ritmo acelerado. Aquellos que no logren adaptarse no podrán sobrevivir –muy pronto.

Stefan Heck is a consulting professor at the Precourt Institute for Energy at Stanford University. He is the co-author of Resource Revolution: How to Capture the Biggest Business Opportunity in a Century. Matt Rogers, a senior partner at McKinsey & Company, is the co-author of Resource Revolution: How to Capture the Biggest Business Opportunity in a Century. Traducción de Kena Nequiz.

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