La seguridad de España

¿Cuáles son los retos a los que España viene enfrentándose en los últimos años? Las respuestas, según la óptica que adopte quien responde. Por ejemplo, el informe Transforma España (Fundación Everis, 2010), definió cinco áreas donde las mejoras serían urgentes: competitividad, sistema de bienestar, sostenibilidad económica y medioambiental, influencia exterior y madurez sociopolítica. El estudio no incluía ninguna referencia significativa al concepto de seguridad, la cual es condición previa y necesaria para cualquier mejora y progreso material y moral.

El logro y mantenimiento de un país y un mundo seguros requieren una adecuada conciencia de su importancia, una inversión institucional constante, altas dosis de esfuerzo, inteligencia y previsión. Pero en sociedades como la española, dotadas de los niveles de seguridad más elevados del mundo, existe la tentación de dar por garantizada esa ventaja. Para contrarrestar esa tendencia, desde 2011 los sucesivos gobiernos comenzaron a dar pasos para construir un sistema capaz de responder a los desafíos de seguridad. De ahí procede la creación de un departamento adscrito al Ministerio de Presidencia y una Comisión Delegada del Gobierno (Consejo de Seguridad Nacional); una normativa específica, y tres documentos estratégicos. Lamentablemente, fuera de las Administraciones Públicas y los segmentos profesionales concernidos, los avances anteriores han pasado inadvertidos para la mayoría. Solo la reciente crisis catalana nos recordó que existe una Ley de Seguridad Nacional, propuesta por algunos como herramienta jurídica a aplicar la tentativa secesionista en lugar del artículo 155. En cuanto a la última estrategia de Seguridad Nacional, aprobada el 1 de diciembre, sería conveniente que pudiera alcanzar una difusión superior a la que tuvieron los documentos precedentes.

Accesible en internet, la estrategia de 2017 propone una noción de seguridad que relaciona con amenazas de inspiración política y criminal, otras de origen sanitario y medioambiental y con cualquier factor que comprometa el cumplimiento de los valores constitucionales, el bienestar y la defensa de España, además de una seguridad internacional cada vez más influyente sobre la seguridad interna. Se aporta una amplia descripción de las características del entorno de seguridad internacional y nacional. Quienes frecuenten los estudios estratégicos podrán advertir la influencia del concepto VUCA, acrónimo procedente de las siglas (en inglés) de los términos volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Tales propiedades definen el contexto del que pueden emanar distintas amenazas y riesgos, un entorno cambiante donde las crisis se suceden con efectos que pueden llegar a extenderse de una a otra punta del planeta. Asimismo, se insiste en los riesgos tecnológicos que, como las redes sociales, han potenciado la actual «hiperconectividad». Y se enfatiza la problemática de los «espacios comunes globales» (ciberespacio, espacio marítimo y espacio aéreo y ultraterrestre), aprovechables para diversas clases de actividades ilícitas y como escenarios de confrontación, gracias a su fácil acceso y la ausencia de regulaciones eficaces.

Las referencias a España describen cómo nuestra posición geográfica condiciona nuestros intereses geoestratégicos y es fuente de amenazas y oportunidades, conteniendo además alusiones a crisis recientes, y reconociendo amenazas no compartidas con otros países, como el desafío secesionista. La consecuencia es un documento menos abstracto que los anteriores, en cuyos contenidos puede reconocerse el mundo en que vivimos, con sus problemas y peligros reales.

La estrategia identifica varias amenazas principales (conflictos armados, terrorismo, crimen organizado, proliferación de armas de destrucción masiva, espionaje, ciberamenazas y amenazas sobre las infraestructuras críticas), más otros «desafíos» o factores capaces de crear vulnerabilidades o situaciones de inestabilidad que propicien el surgimiento de alguna de las amenazas señaladas: dinámicas de inestabilidad económica, vulnerabilidades energéticas, movimientos migratorios, emergencias y catástrofes, epidemias y pandemias y cambio climático. Amenazas y desafíos que pueden complicarse por efecto de algún proceso de «hibridación», otra idea estratégica de moda. Hibridación por interconexión deliberada o azarosa entre dos o más amenazas y desafíos, o por recurso a la «guerra híbrida», basada en el uso combinado de medios militares convencionales con otras acciones agresivas: ataques cibernéticos, guerra económica, campañas de desinformación.

Finalmente, el documento establece quince líneas de actuación vinculadas a cinco objetivos generales y varias iniciativas para reforzar el sistema de Seguridad Nacional. El desarrollo de un sistema de gestión de crisis y de un plan para fomentar la Cultura de Seguridad Nacional parecen las más destacables. Por su parte, la cultura de seguridad nacional de los españoles es escasa, y sin su extensión no habrá recursos que sumar a la tarea de construir un sistema de Seguridad Nacional eficaz y eficiente.

Luis de la Corte Ibáñez, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

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