La teoría terrorista de la victoria

James Jay Carafano, doctor en Filosofía, es investigador decano especializado en Defensa y Seguridad Nacional de la Fundación Heritage (GEES, 23/07/05).

“Los terroristas ganan sólo por estar allí”. Es la clase de frase hecha que les encanta a los entrevistadores. Corta. Concisa. Aparentemente profunda. Y lo mejor de todo, impresionante: Pinta el terrorismo como una fuerza aterradora, irresistible…

Ahora abundan los “expertos en terrorismo” recién salidos del horno, de cuyas bocas brotan frases como ésa en los medios, pero hay un problema. Esa visión del terrorismo es una estupidez.

La realidad es que los terroristas rara vez ganan. Es cierto que tienen éxito matando gente, asesinando inocentes, destrozando propiedades y creando miseria – pero ésa no es su meta. El terrorismo por definición es violencia con un propósito político. Y los terroristas son terroristas no porque lo escojan sino porque están deseperados. Matan hombres, mujeres y niños indiscriminadamente porque piensan que no tienen otra forma de hacer progresos a favor de su causa. La propaganda y la política les han fallado. No tienen ejércitos ni poder económico.

Ha habido muchas campañas terroristas a lo largo de la Historia. Pero la mayoría ha fracasado en lograr sus objetivos. Asesinar civiles raramente ayuda al avance de
causas políticas.

Irak es un ejemplo ilustrativo. La Associated Press informa que desde el 28 de Abril, los insurgentes han asesinado a mas de 1.100 personas en Irak. Es muy probable que la cifra siga subiendo en el futuro cercano. Pero la idea que añadir bajas civiles inevitablemente llevará al colapso de la novata democracia iraquí es completamente una total obstinación.

Como regla, el terrorismo falla a largo plazo. Falla porque como estrategia, carece de una teoría de victoria, una vía para convertir las ganas de cambiar el orden político en una realidad. Las únicas campañas terroristas de la historia que al final fueron exitosas tuvieron primero que transformarse en algo distinto – algo más que un movimiento terrorista. La historia nos muestra que los movimientos creados usando la violencia política sólo pueden ganar si cambian a 4 vías alternativas. No parece problable que algún redireccionamiento de ese estilo ocurra en Irak.

1. Convertirse en un ejército y conquistar territorio: Así fue como los comunistas derrocaron al gobierno en China. Los mujaidines pudieron ganar a los rusos en Afganistán sólo cuando se presentaron como una fuerza militar verosímil. Fueron ejércitos, no el Viet Cong, los que invadieron exitosamente Vietnam del Sur. Una fuerza de británicos, portugueses y españoles, no las guerrillas, echaron al ejército de Napoleón fuera de España. Fue un ejército americano ayudado por la Marina francesa, no los insurgentes, el que ganó la Revolución Americana.

Las posibilidades de que los insurgentes iraquíes se vayan a convertir en algo parecido a un ejército que pueda derrocar a las fuerzas gubernamentales, especialmente cuando esas fuerzas tiene el apoyo de la artillería americana, así como también en lo naval y aéreo, son poco prometedores. Cada vez que los terroristas se han fusionado en masa, en lugares como Faluya, se han convertido en poco más que un objetivo atractivo.

2. Convertise en un movimiento político de masas: Así sucedió en Algeria, donde los franceses abandonaron la colonia por la presión popular.

La probabilidad de que los terroristas en Irak provoquen un movimiento de masas es virtualmente cero. Los terroristas quieren un regreso a la dictadura baazista o la creación de una dictadura a lo talibán. O están en esto por el dinero. Ninguna de estas opciones parece que puedan inspirar una revuelta masiva.

Los terroristas ni siquiera pueden empezar una guerra civil. Los iraquíes no son tontos. Saben lo que los terroristas están tratando de hacer. Si explota una guerra civil será porque las facciones no se fían los unos de los otros, no porque los terroristas los estén manipulando. Y hasta ahora, ninguna facción iraquí ha demostrado pensar que una guerra civil es buena idea.

3. Matar a todos los que estén a cargo y asumir el poder: Fue lo que pasó durante la Revolución Francesa, pero no apueste que pase en Irak. Los terroristas han tratado de hacer esto hace meses y no les funciona. Cuando cae algún funcionario, otro sale a la palestra y ocupa su lugar.

4. Pasarse a la política: Unos cuantos grupos terroristas han renunciado a la violencia y se han convertido en legítimos movimientos políticos. Algunos insurgentes iraquíes podrían optar por este camino, pero al hacerlo dejan de ser terroristas y ya que la causa terrorista tiene tan poco atractivo político, es poco probable que esas conversiones dificulten la propagación de la democracia.

Como les falla el recurso certero para la victoria, los terroristas seguirán haciendo lo que hacen: Matar inocentes y llenar sus páginas web con la propaganda de toda la vida sobre su lucha eterna y que finalmente la victoria será suya.

La mayoría de iraquíes saben más que eso. Finalmente, hasta los que apoyan a los terroristas despertarán y se darán cuenta que están gastando su dinero y reclutas sólo para incitar a que musulmanes maten musulmanes.

Mientras tanto, lo mejor que pueden hacer los iraquíes es continuar cuidando de su joven democracia y hacerla lo más inclusiva posible, seguir aumentando los rangos y la calidad de sus fuerzas de seguridad, extender el imperio de la ley y que crezca la economía. Tarde o temprano, los terroristas acabarán como la mayoría de sus predecesores: muertos o vencidos.