La tercera España, a la escuela

Manuel Chaves Nogales.
Manuel Chaves Nogales.

“Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en todos los bandos que partieran España”. El prólogo de A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales, es la más bella defensa de la democracia liberal en España que yo haya leído. Un puñado de páginas que revelan toda la parafernalia guerracivilista con la que se ha intoxicado a varias generaciones de españoles.

Si hubo algo que me sorprendió cuando leí por primera vez a Chaves Nogales fue que haya estado tan bien escondido, incluso en la Andalucía que compartimos como cuna. Una de las tantas obsesiones de mi adolescencia fue la Guerra Civil y, sin embargo, ni topé con sus trabajos ni nadie (ni siquiera mis profesores de historia) me los recomendaron.

Hoy, después de que los Reyes Magos me hayan obsequiado con sus obras completas, editadas por Libros del Asteroide, ya no albergo duda del porqué. La edición publicada el 14 de julio de 1936 del diario Ahora, dirigido por él y próximo a Manuel Azaña, es una de las explicaciones más gráficas de los años que el autor pasó en el ostracismo.

La portada es una división salomónica de dos retratos, el del teniente Castillo, de simpatía socialista, y el del líder derechista, José Calvo Sotelo (a quien Chaves Nogales consideraba “francamente dictatorial y fascista”). Ambos habían sido asesinados el día anterior. El diario titulaba “dos crímenes abominables en el transcurso de pocas horas”.

Para un firme defensor de la República, el asesinato de un fascista era tan pernicioso como el de un socialista

Los defensores de las trincheras, de la España partida por colores, dejaron que la obra del andaluz se cubriese de telarañas. No podían arriesgarse a que al vocerío de las dos Españas se uniese la voz de una tercera comprometida con la fraternidad entre españoles bajo valores liberales y republicanos.

Se podría decir que esta postura está hoy en horas bajas. Sólo en este mes, el más trumpista de los dos partidos del Gobierno alentaba (¡apreteu!) a los exaltados que apedreaban escaparates en defensa de un tipo que fantasea con una bomba lapa en el coche de Patxi López.

Días antes, el tercer partido del Congreso celebraba la labor de un siniestro personaje condenado por las más infames tropelías que ha conocido Inchaurrondo, y que cubrieron de vergüenza a nuestra Guardia Civil y a nuestro Estado de derecho. Ninguna de estas abominaciones fue censurada por los dos partidos mayoritarios, que parecen sentirse a gusto en la riña a garrotazos.

Entretanto, la Comisión de Cultura del Congreso ha aprobado una PNL, promovida por Ciudadanos, por la que se pretende dar a conocer en los colegios el legado de Chaves Nogales y descubrir a los estudiantes la existencia de la tercera España. La propuesta fue aprobada con el voto favorable de los partidos constitucionalistas y de Vox.

No obstante, los presentes no perdieron la oportunidad para abjurar de esta Tercera España y arrimar el ascua a su sardina: Vox señalaba que Chaves Nogales debería haber alertado de cómo la izquierda (y sólo la izquierda) nos llevó a la guerra, y la ponente del PSOE aprovechó para decir que Chaves Nogales no perteneció a la tercera España, pues defendió a la República hasta el final.

Nadie duda del compromiso del sevillano, pero resulta que las dos Españas no habían dejado República que defender

Nadie duda del compromiso republicano del intelectual sevillano, pero resulta que las dos Españas no habían dejado República que defender: “El resultado de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras”. Podemos y los nacionalistas ni siquiera se dignaron a participar en el debate, y rehusaron apoyar la proposición.

La aprobación de la PNL es una buena noticia, y tiene la bonita anécdota de aprobarse estando tan próximo el día de Andalucía. Pero una PNL es todo simbolismo si no persevera legislativamente. Y veremos si lo hace en el reino de las trincheras, gustosamente abonado por Podemos y Vox (cuya existencia no se explica sino como confrontación con los de enfrente), por el Sánchez que da de comer a la ultraderecha para erigirse como su freno y preservar el poder, y por un PP que siempre considera ilegítimo estar en la oposición.

Ante este desalentador presente que dibuja el panorama político, que finalmente se enseñase a los jóvenes que nuestra historia no sólo transita por vías rojas y azules es una pequeña alegría.

Ojalá se enseñe y ojalá cale.

Guillermo Setién es abogado de Gabeiras & Asociados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *