La Unesco, contra la historia y contra la paz

Judíos ultra ortodoxos cubiertos con el manto de la oración ante El Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. ABIR SULTAN/ EFE
Judíos ultra ortodoxos cubiertos con el manto de la oración ante El Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. ABIR SULTAN/ EFE

El Comité Ejecutivo de la UNESCO aprobó el jueves una resolución similar a la del pasado 15 de abril, con la abstención de España, que ignoraba deliberadamente el carácter y la conexión judíos de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Esta resolución no sólo es un despropósito en términos históricos y arqueológicos, es también un desplante contra la convivencia entre israelíes y palestinos, y un insulto a todos los judíos del mundo.

En primer lugar, la resolución se refiere al Monte del Templo solamente en su nombre árabe “al-Haram al-Sharif” —al igual que alude al Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del judaísmo, como “al-Buraq Plaza”—, pero la unanimidad académica en torno al carácter judío de Jerusalén es total. La Biblia, que menciona Jerusalén 821 veces -656 en el Antiguo Testamento- relata que en torno al año 1004 AC el Rey David conquistó Jerusalén. Sari Nuseibeh, filósofo palestino y anterior presidente de la Universidad de Al Quds, y antiguo enviado de la Autoridad Palestina a Jerusalén, fue tajante en el año 2001: “Habría que estar ciego para negar la conexión judía con Jerusalén.”

En segundo lugar, la resolución condena la “agresión ilegal” de Israel y las “restricciones” a la libertad de culto en el Monte del Templo. Conviene recordar que Israel es el único país de Oriente Medio que respeta, protege y promueve la libertad religiosa. De hecho, los musulmanes no sólo tienen libertad de acceso al Monte del Templo, sino que es el Waqf jordano quien ostenta, con el beneplácito y la colaboración de Israel, la autoridad religiosa sobre el lugar. Desde junio de 1967 Israel no sólo ha respetado la libertad de culto de las tres religiones monoteístas en Jerusalén, sino que también ha conservado sus santos lugares. Estas afirmaciones distorsionadas alejan aún más a los israelíes y a los palestinos de llegar a una paz justa y duradera.

En tercer lugar, que la organización que se encarga de velar por el Patrimonio Cultural de la Humanidad niegue el carácter judío de Jerusalén es una ofensa contra todos los judíos del mundo, que siempre hemos llevado a Jerusalén en nuestros corazones, como indicó el eminente historiador Martin Gilbert: “Jerusalén es el centro espiritual y físico de la historia de los judíos como pueblo.” Desde hace dos mil años rezamos diariamente mirando a Jerusalén, y en todas las bodas recitamos el salmo 137: “Si te olvidare oh Jerusalén…” Negar dicha relación es tan absurdo como negar la conexión de los musulmanes con la Meca o la conexión de los cristianos con el Santo Sepulcro.

El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO se reúne los próximos días 24 y 26 de octubre en Estambul y en el orden del día viene reflejado votar nuevamente una resolución en los mismos términos sobre Jerusalén. España no forma parte del Comité, es cierto, pero como miembro de la UNESCO debería alzar su voz contra estas iniciativas que no sólo son falsarias y representan una afrenta contra todos los judíos del mundo, sino también alejan todo atisbo de entendimiento y paz.

Isaac Querub es presidente de la Federación de Comunidades Judías de España.

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