La verdad estadística

Si alguna razón asistiese al IVEI (Instituto Vasco de Educación e Investigación) en la polémica sobre cómo se han realizado en el País Vasco las pruebas de PISA -el 86% las hizo en castellano, cuando quienes estudian íntegramente en euskera son el 50% de la muestra que las llevó a cabo-, la va perdiendo con sus explicaciones en las que regaña a quienes cuestionan el procedimiento, de los que dice que desean malos resultados para los vascos y que atacan la enseñanza bilingüe. No es bueno que el Gobierno recurra a descalificar y se considere con el monopolio de la aspiración a que mejoren nuestros alumnos y nuestra educación. La táctica de abroncar a los discrepantes tachándoles de ignorantes o malintencionados, además de prejuicio inadmisible y concepción sectaria de lo público, casa mal con las que deberían ser las formas gubernamentales.

El asunto es de enjundia y no puede despacharse en un par de patadas, como lo hace el IVEI. De entrada, sorprende que el Gobierno vasco previera hacer la prueba de PISA en castellano a la mayor parte de los alumnos, incluso a los que estudian en euskera. No encaja con los hábitos de la casa, por lo que lo raro sería que no hubiese perplejidad. Máxime cuando llevamos años oyendo de la eficacia lingüística de nuestro modelo educativo. Esta ocasión ha sido el primer aviso claro, proporcionado por el Gobierno, de que algo va mal en el estudio en euskera y en nuestros modelos lingüísticos. Tan mal que hasta ha preferido el castellano en la prueba. Si algún organismo internacional o español, o la oposición, hubieran sugerido tal desviación, se habría puesto el grito en el cielo y descalificado como un ataque a nuestra identidad y a nuestro sistema educativo.

¿Ha habido manipulación o no? Todos entendimos cuando se publicaron en prensa los resultados -pregunten alrededor- que se correspondían a pruebas realizadas en los idiomas en que se estudia. Así parece que se hizo en 2003, aunque la información es precaria. De otro lado, aseguran que la OCDE indica la conveniencia de que la prueba se realice en el idioma en que se imparte la educación y lo requieren el sentido común y la utilidad del estudio, para detectar las virtudes y las fallas del sistema educativo. El IVEI busca «la obtención de datos fiables y comparables ( ) para la construcción de indicadores que sirvan para promover la mejora del sistema educativo vasco», y ya me dirán qué resultados fiables y comparables pueden obtenerse si no se realizan las pruebas en los idiomas en que se estudia. Se utilizó el criterio de la distribución de los estudiantes en modelos lingüísticos al diseñar la muestra para este estudio; y también se usa para interpretar los datos. En estas condiciones, no deberían sorprenderse el Gobierno y el IVEI por la extrañeza ante el procedimiento seguido. Es más que raro.

El director del IVEI alega que así lo hacen «Canadá, Irlanda y Hong Kong». «¿Ellos también manipulan?», pregunta triunfal, como si el toque internacional acallara las críticas. La respuesta es obvia: sí manipularían, si lo hiciesen así y si quisieran presentar de esta forma los resultados de su sistema educativo, y no reflejar la situación real. Pero cabe dudar de que se den tales circunstancias, no al menos de la forma que presentan en el País Vasco. Irlanda parece que ha decaído como ejemplo, sólo aparece en la primera declaración de prensa y no en el blog que el IVEI tiene para sostener sus posiciones, con argumentos pueriles. De Canadá: su informe PISA 2006, que puede consultarse en la red, es interesantísimo. De él se deduce que comparan el sistema de enseñanza francófono y el anglófono, y les preocupa tanto el cotejo que a veces hasta amplían la muestra de algún idioma para tener bases fiables con las que comparar. Se sitúa en las antípodas de lo que se hace aquí: se quiere contrastar el resultado de estudiar en los dos idiomas, no mezclarlo todo. En Canadá no les duelen prendas por saber lo que hay.

Tampoco lo de Hong Kong se parece mucho a lo nuestro, siquiera porque en varias escuelas han realizado las pruebas en los dos idiomas (chino e inglés), para comprobar el distinto rendimiento que obtienen los estudiantes según usan la lengua familiar (el chino, por lo común) y la educativa. Hasta tienen investigaciones precisas, por las que se aprecia que con los años las diferencias de rendimiento en uno y otro idioma se van atenuando. El Gobierno vasco le da importancia a tal estudio y lo utiliza como principal justificación para haber realizado la prueba básicamente en castellano. Lo que no se entiende, en consecuencia y para seguir el modelo de Hong Kong, es que no se haya realizado aquí la prueba en los dos idiomas -en los estudiantes bilingües-, para saber cómo estamos y a qué atenernos. Debería realizarse también otro estudio como el suyo para comprobar si con el paso de los años se estrecha el margen que separa los rendimientos en euskera y en castellano para quienes estudian en euskera, como sucede a los chinos de Hong Kong con el inglés. La cuestión es importantísima, y extraña que conociendo la metodología no se hayan puesto a la tarea, pues es crucial, al evaluar nuestro modelo educativo. ¿Éste está funcionando o no? ¿O sólo suponemos que funcionará por comparación con lo de Hong Kong?

Sorprende el porcentaje tan bajo de estudiantes a los que el Gobierno ha considerado en condiciones de realizar la prueba en euskera, poco más del 13%, muy por debajo del porcentaje de población que lo usa. Que buena parte de quienes estudian en euskera y viven en ambiente euskaldun den mejores rendimientos en castellano parece milagro, no eficacia de nuestra educación, contra lo que sugiere el IVEI. ¿Seguro que es así? Deberían dar respuestas a estas cuestiones y no salirse con indignaciones ante las inquietudes obvias. Mientras no las conozcamos, los resultados de Euskadi en PISA 2006 hay que ponerlos en cuarentena, por incongruentes. Otra cuestión: si el idioma con que se ha realizado la prueba es el más favorable para el rendimiento, y no lo era en 2003, cuando por lo que sabemos el PISA se realizó en el idioma en que se estudia, ¿cómo se explica el retroceso en lectura, de 498 a 487 puntos? ¿El retroceso real es aún mayor, si se comparan muestras homologables? Que la criba en el conjunto de España sea más acusada no debería servir de consuelo.

Sería importante saber qué está pasando, y se supone que para eso está el IVEI, y no para descalificar a la oposición y a los demás. Desazona que una evaluación de este tipo se entienda no como una ocasión para averiguar cómo estamos y nos situamos en relación a los demás -para eso participamos en una evaluación internacional- sino como una competición en la que 'quedar bien'. Este concepto de la evaluación hace que la duda envuelva todo el proceso. ¿Con qué criterios se ha seleccionado la muestra? En parte, 'las condiciones de muestreo' las fijaba el IVEI, y si buscaba conseguir buenos resultados a cualquier coste, no se puede desechar que tuviese la tentación de inclinar la balanza con una adecuada muestra, lo que explicaría alguna incongruencia, aunque confiamos en que no. ¿Se han eliminado inmigrantes, como parece deducirse de los criterios de selección? Las explicaciones que se han dado, que aseguran se ha procurado la mejor imagen, obligan a todas las cautelas y a que se den, sin altanerías, completas explicaciones.

Hay un problema central. De las declaraciones del director del IVEI se deduce que, en su concepto, si Euskadi hubiese quedado más atrás en el ránking, Euskadi sería peor -«¿Cómo se puede confundir la crítica política con el deseo de que tu país vaya peor?»-. No: sería igual, exactamente igual. Las estadísticas y las encuestas no mejoran ni empeoran. Son buenas cuando nos dicen cómo somos. Ése debería ser su único objetivo: saber cómo estamos, para mejorar. De lo contrario, no sirven para nada, menos para la propaganda, pero habría que temer la 'verdad estadística' si no refleja la realidad. Y hay una cuestión sin resolver. Si la participación en PISA no sirve para evaluar con la mayor precisión posible nuestro sistema educativo -incluyendo los modelos lingüísticos-, ¿para qué sirve?

Manuel Montero