Los sistemas de Seguridad Social han tenido su origen en la necesidad de establecer mecanismos de protección para las personas que alcanzan la edad de jubilación y para aquellas que por distintos motivos (incapacidad o muerte) están en una situación de carencia de rentas de activo, al haber perdido la capacidad para seguir trabajando. La evolución que los sistemas de protección social han tenido en el tiempo ha propiciado que los ingresos de pensiones hayan alcanzado actualmente un nivel tal que permiten garantizar el bienestar de las familias, particularmente aquellas cuyos miembros son de edad avanzada y para los cuales dichas pensiones constituyen la principal fuente de ingresos.
La intensidad con la que las pensiones participan en la renta familiar depende del nivel de protección que garantiza nuestro modelo de Seguridad Social, en el cual las prestaciones económicas tienen un carácter contributivo y sus cuantías están, por tanto, relacionadas con el nivel de salarios del que se disfrutaba en la situación de activo. El estudio efectúa un análisis de las características que condicionan los distintos niveles de pensión y su repercusión en la renta de los hogares.
La estructura actual de la renta familiar y las estadísticas de la Seguridad Social ponen de manifiesto las diferencias existentes por género, al ser menor la proporción de mujeres con pensiones de derecho propio, las cuales, además, son de menor cuantía, por proceder de salarios más bajos. Las medidas de fomento de la incorporación de la mujer al mercado laboral y, sobre todo, su permanencia en la ocupación, junto con el incremento progresivo de sus niveles salariales, permitirán una mejora de los ingresos propios y también de la renta de los hogares.
Se plantea en el estudio la necesidad de que el sistema a largo plazo siga proporcionando pensiones adecuadas que garanticen un nivel de vida de pasivo suficiente y que se alcance el equilibrio financiero, a la vez que se analizan los elementos que pueden contribuir a conseguir dichos objetivos. El aspecto de la viabilidad futura se observa desde la óptica del trabajo en común que se lleva a cabo por los países de la UE, en un esfuerzo de cooperación que comporta el conocimiento de buenas prácticas que permita afrontar con mayor claridad los objetivos a cumplir.
La Encuesta de Condiciones de Vida del INE del 2004 y la Contabilidad Regional de España constituyen la información básica a través de la que se efectúa un recorrido por las distintas estructuras de los hogares, en relación con características como la distinta composición según edad y número de miembros, la renta total y los ingresos procedentes de pensión. Asimismo se determinan características principales como la tasa de dependencia, la estructura salarial y la tasa de ocupación, que condicionan la diferente intensidad geográfica de las transferencias sociales por pensiones a las comunidades autónomas.
Finalmente, en las conclusiones se recogen una serie de propuestas relacionadas con la incidencia de las pensiones en el ingreso de los hogares, cómo actúan los principios de solidaridad y redistribución, y qué perspectivas de futuro pueden contemplarse a la vista del envejecimiento de la población y su incidencia en el sistema de pensiones.
- El sistema de pensiones es un elemento necesario en la transferencia de renta en los hogares, ya que garantiza la principal fuente de recursos en los hogares durante toda la etapa de pasivo.
- Para que se siga cumpliendo esta situación a futuro, es necesario que el sistema de pensiones se adapte, a través de los correspondientes procesos de reforma, a los cambios en la estructura demográfica de la población a largo plazo, de forma que no se produzcan distorsiones en el equilibrio económico-financiero a largo plazo.
- Es necesario prolongar el periodo de permanencia en la vida activa, particularmente, estableciendo los mecanismos adecuados que estimulen la permanencia de las personas mayores en el mercado de trabajo. Medidas adicionales que posibiliten una incorporación más temprana de los jóvenes a la actividad serían necesarias para alcanzar amplios periodos de cotización previos a la jubilación.
- Es prioritario fomentar, no sólo una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, sino también una mayor permanencia, que rompa la tendencia que se ha venido produciendo en los últimos años, de abandono de la actividad de la mujer a edades relativamente jóvenes.
- Según un barómetro de la UE, los españoles tienen una intención de edad de jubilación cinco años superior a la de la media europea. Sin embargo, dicha edad sigue siendo inferior a la legal de 65 años, lo cual señala la importancia de establecer medidas de prolongación de la vida activa suficientemente atractivas para contrarrestar dicha tendencia.
- Más del 36% de los hogares españoles tiene como fuente de renta principal las pensiones y percibe por este concepto una cuantía media de 11.600 euros anuales, lo que supone casi el doble del Salario Mínimo Interprofesional.
- Los factores principales que condicionan las transferencias de pensión a las comunidades autónomas son la tasa de dependencia (envejecimiento), el nivel de salarios, las tasas de ocupación de las mujeres, así como la proporción de trabajadores por cuenta propia sobre el total. La combinación de estos factores, que son dinámicos, determina la relación de transferencias entre comunidades autónomas y sus posibles variaciones en el futuro.
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María Teresa Quílez Félez, licenciada en Ciencias Matemáticas, y José Luis Achurra Aparicio, licenciado en Ciencias Económicas.