Las razones de un compromiso

Las razones que justifican una opción vital tienen que ser fruto de la reflexión y del convencimiento. Cualquier camino que escojamos desde la madurez del ser adultos implica una voluntad concreta: la de ser coherentes y el deseo de integrarnos en un proyecto.

Yo nací en Mallorca, una isla magnífica, con una realidad social compleja y una historia llena de vicisitudes. Una isla que está acostumbrada a acoger a muchos pueblos llegados de fuera y que es conservadora y abierta a la vez. Quizás esta dualidad sea uno de los aspectos que más atractivos me resultan. Por un lado, Mallorca posee un fuerte carácter apegado a la tradición, a las costumbres que hemos heredado de nuestros antepasados y que pretendemos legar, como un tesoro, a las generaciones futuras. Se trata de todo un bagaje de riqueza cultural que mantiene un vigor y una energía extraordinarios. Por otro, su voluntad cosmopolita de lugar que ha sabido impregnarse de modos extranjeros, enriqueciéndose con toda la sabiduría de los que llegaron de lejos y decidieron convertir nuestras islas en su paraíso particular.

Grandes artistas y pintores eligieron en un momento determinado de sus vidas el archipiélago balear como espacio vital: desde Chopin y George Sand hasta Robert Graves, escritores, músicos y pintores han escogido nuestros paisajes como fuente de inspiración y se han instalado en nuestras islas. Personalmente, me siento profundamente arraigada a mi tierra, con esa vinculación que experimentamos los isleños, incapaces de alejarnos demasiado tiempo sin añoranzas del lugar donde abrimos los ojos al mundo.

Mis padres, mis abuelos y bisabuelos son mallorquines, gente de bien que vivía su presente e intentaba construir con tenacidad y esfuerzo su futuro.

Hace años que conozco al presidente Jaume Matas. Durante mucho tiempo, he sido una observadora y escrutadora más de su labor de construcción de un sentimiento de Illes Balears. Ahora, he decidido apostar de una forma mucho más activa por su proyecto.

Debo decir que tomar una decisión no ha sido nunca algo sencillo para mí; me gusta hacer mis opciones combinando razón y sentimiento. Creo que lo que pensamos debe ir de mano de lo que sentimos. Las palpitaciones del alma han de ir unidas a los designios de la razón, porque sólo desde esta sabia combinación podemos elegir con la tranquilidad de espíritu necesaria. Hago una apuesta de modernidad y de desarrollo para mi tierra, puesto que Jaume Matas, responsable del Partido Popular de les Illes Balears, es la persona capaz de concretar las aspiraciones de una sociedad que quiere seguir avanzando, que es dialogante y que opta por la tolerancia para enfrentarse con los retos que nos presenta el futuro.

He dedicado mi vida a las letras. Hace años, comprendí que escribir era una pasión y una necesidad en mi vida. Tener la oportunidad de inventar mil mundos, de ponerse en la piel de tus propios personajes, de abrir interrogantes y buscar respuestas es un regalo maravilloso para un escritor, aunque en ese proceso una pase momentos solitarios. La escritura exige esfuerzo, dedicación y mucho tiempo de soledad. La literatura me ha enseñado que el mundo se transforma a partir de la unión de numerosos esfuerzos, que siempre hay posibilidades para quienes queremos aprender y construir en positivo.

Como escritora independiente, doy mi apoyo al proyecto de quien ha gobernado les Illes Balears los últimos cuatro años. Mi decisión no es fruto de la ligereza ni de la superficialidad, sino del deseo de participar en la construcción del futuro de las islas. Creo que todo aquello que es positivo se construye desde la suma de esfuerzos, a partir de trabajo duro, del compromiso con la propia tierra y del deseo de colaboración para que nuestros hijos tengan un mundo más digno donde la convivencia sea un auténtico valor.

Hace cinco meses tuve el privilegio inmenso de ser madre. Quisiera que mi hija creciese en una Mallorca tolerante y respetuosa, conservadora de sus raíces, pero también abierta al mundo y a la modernidad. Sé que la sociedad que nos toca vivir cambia a ritmos vertiginosos. Nuevas realidades se incorporan a nuestra realidad más próxima. Muchos se convierten en desafíos inminentes. La llegada de emigrantes que hemos de integrar, la multiculturalidad, las nuevas tecnologías, el cambio climático, los nuevos retos de una economía que ha de hacer frente a todos los fenómenos derivados de la globalización... y tantos otros.

Estas circunstancias y otras muchas nos obligan al análisis profundo, a la flexibilidad y al rigor. Ser flexible no significa nunca ser débil; ser rigurosos no tiene nada que ver con ignorar que la vida se observa desde prismas diferentes. Vivimos un tiempo en el que es importante defender los valores universales que nos definen como individuos: la libertad personal, la tolerancia, la voluntad de comprensión del otro, el respeto hacia la diferencia, el encuentro de las personas y el deseo de todos de creer que hay muchas historias por crear, muchos mundos por construir desde la honradez y el compromiso.

Mi opción ha generado tergiversaciones, interpretaciones equívocas y dudas por parte de algunos medios informativos y personas distintas. No es la primera vez que me ocurre. En el año 2002 quedé finalista del Premio Planeta con la novela Las mujeres que hay en mí. Tres años más tarde, en la convocatoria de 2005, lo gané con Pasiones Romanas. El premio representaba la culminación de un camino, la decisión de hacer llegar a los lectores también mi obra en castellano. Esta opción no implicaba de ninguna manera un olvido de mi lengua. En la vida, creo que siempre es mejor la suma que la resta. Sumar aspectos positivos nos hace mejores. Algunos críticos interpretaron sesgadamente esta voluntad. Qué le vamos a hacer. Siempre hay alguien dispuesto a malinterpretar con rencor el trabajo de los demás. Ahora he vuelto a sufrir agresiones de gente que no está dispuesta a dedicar la atención que necesita cualquier propuesta constructiva y ambiciosa. Desde extremos aparentemente opuestos.

En estos momentos de una cierta confusión interesada, quiero reiterar mi compromiso con el Partido Popular de les Illes Balears. Como intelectual independiente, defiendo también el derecho a la discrepancia razonada y respetuosa. Siempre he creído que la diversidad de opiniones nos enriquece y nos ayuda a comprendernos mejor. Soy una persona dialogante, que cree en las personas y en su capacidad de encuentro. Jamás he querido faltar al respeto a nadie ni ofender ninguna susceptibilidad. Si así se ha interpretado, diré que no era de ninguna manera mi intención.

En cualquier caso, ninguna duda puede afectar a la esencia de mi opción. Un compromiso con la tierra donde nací y donde ha nacido mi hija. Se trata del reto de trabajar en un proyecto en común. Durante años, he tenido la suerte de acceder al estudio, a la lectura, y al pensamiento y a la reflexión personal, y ahora quisiera aportar mi granito de arena para que los ciudadanos de les Illes Balears podamos sentirnos siempre plenamente orgullosos de serlo. Representados por un proyecto, el de Jaume Matas, que puede conseguirlo y que se ha marcado ese gran reto como gran objetivo.

María de la Pau Janer, escritora e integrante de la lista del PP de Baleares a las elecciones autonómicas del próximo mayo.