Por María Casado, Directora del Observatori de Bioètica i Dret. Parc Científic de la UB (EL PERIÓDICO, 03/03/03):
Está demostrado que las células madre hematopoyéticas presentes en la sangre del cordón umbilical pueden usarse para trasplantes en enfermedades inmunitarias y de la sangre. Estas células madre pueden constituir una fuente de células sanguíneas y regenerar la médula ósea de pacientes que lo precisen. Por ello se han ido creando numerosos bancos, de carácter no lucrativo, que recolectan y conservan muestras para trasplantes e investigación. Se sigue en ellos la filosofía del sistema general de trasplantes: gratuidad, anonimato y disposición según los principios de solidaridad, altruismo y confidencialidad, consolidados en nuestro sistema ético-jurídico, y que tan buenos resultados ha proporcionado.
La mayor parte de las indicaciones para el trasplante de células se refieren a adultos que han sufrido quimioterapia o radioterapia y requieren células madre hematopoyéticas que puedan regenerar las células sanguíneas. Hay que señalar que eso también puede conseguirse con células procedentes de sangre periférica del paciente, extraída antes de la terapia, y no es necesario guardar las células del cordón desde que se nace. La posibilidad de utilizar para uno mismo las células madre de la sangre del propio cordón umbilical es hoy hipotética; la medicina regenerativa está aún en sus comienzos y no es posible realizar tales terapias de forma segura y eficaz, siendo capaces de conservar las células durante tanto tiempo y sin garantías en su recolección.
Aunque la probabilidad de que un trasplante de células antólogas sea necesario, se estima en una sobre 20.000 en los primeros 20 años de vida. Y la sangre de cordón es inútil en las enfermedades de origen genético del propio donante, pues estaría, obviamente, afectada.
Numerosos informes aconsejan incentivar los bancos de sangre de cordón umbilical para uso heterólogo e investigador, mientras que desaconsejan, por el contrario, la creación de bancos de titularidad privada para uso autólogo, y rechazan de pleno el que se creen con fondos públicos. Es el caso, por ejemplo, de los dictámenes emitidos por comités interdisciplinares como el Comité Consultatif National d'Ethique de Francia, por el European Group on Ethics In Science and New Technologies de la Unión Europea y del propio Comitè de Recerca Biomèdica de Catalunya (todos ellos disponibles en internet). Basan su opinión en la consideración de que estos bancos obedecen a razones meramente mercantilistas que, frecuentemente, crean falsas expectativas en momentos vulnerables por la emotividad que reina en torno al nacimiento de un bebé; especialmente en sectores que, teniendo poder adquisitivo, suelen acudir a la medicina privada y entran en una cadena de gastos en los cuales ya parece que sea necesario asumir, por el bien del hijo, lo que se muestra como una garantía adicional contra la enfermedad.
LOS CRITERIOS éticos, científicos y jurídicos generalmente compartidos establecen la exigencia de mantener los requisitos de justicia y de solidaridad, así como la fiabilidad y rigor científico en la conservación, y la salvaguarda de los datos derivados o derivables. Asimismo, es obligatorio proporcionar una información fiable --no publicitaria-- para que se pueda consentir válidamente, y poner especial cuidado en no generar falsas o utópicas esperanzas a los padres. Los fondos públicos no pueden ir a parar a sufragar un almacenamiento inútil, y si ese costo sólo puede ser asumido privadamente por algunos, el resultado es contrario a la equidad en el acceso a las prestaciones sanitarias. Tales propuestas constituyen un ataque directo a los principios de justicia y equidad. Si existieran indicaciones razonables, sería imperativo que la medida fuera general, organizada de manera sistemática y tutelada por los poderes públicos. Aceptar los bancos privados de sangre de cordón para uso propio (autólogo) como "aseguramiento biológico" ocasionaría una discriminación desde el nacimiento. Eso en el caso de que sirviesen, que si no sirven...
No obstante, han proliferado las iniciativas privadas de bancos, con programas cada vez más implantados. Posiblemente tengan buenas perspectivas de negocio, porque responden a una demanda social --en parte inducida-- aunque no proponen la prestación de servicios que tengan utilidad terapéutica reconocida.
TALES BANCOS, suscitadores de utopías pueden disfrazar un uso mercantil bajo el pretexto de prestar un servicio al niño. Ofertas que venden humo: promesas seudocientíficas de sanarlo todo que son muy esperanzadoras, pero poco realistas. Siempre lo fueron, desde la medieval alquimia. A veces existen intereses que crean necesidades; propuestas equívocas que generan demanda; en ello se implican personas de buena fe: ginecólogos, clínicas, padres deslumbrados por "los adelantos de la ciencia". Tal ocurre al conservar la sangre de cordón para un uso incierto y de probabilidad remotísima, que puede solventarse, además, mediante otras alternativas más comprobadas.
Ciertamente, los padres de la --quizá en su momento-- ciudadana Leonor no han estado asesorados como correspondería al lugar que ocupan hoy en la jerarquía social. Más bien parece que hayan creído en la publicidad cientifista que se contiene en muchas webs comerciales --especialmente norte y centroamericanas-- dirigidas a una burguesía más pudiente que ilustrada. Ya se reprochaba en su época a su lejana antepasada Victoria (de Inglaterra, por supuesto) y a su consorte, Alberto de Coburgo-Sajonia, el haber establecido para su monarquía un modelo pequeño burgués. Poca cosa para las Españas que sufragan sus presupuestos.