Liderando desde el futuro

Hace 24 años nacía en España el primer Ministerio de Medio Ambiente, como en otros países de la UE. La mayoría gestionados por mujeres. No por valoración del liderazgo femenino, ni siquiera por cuestión de cuotas. El medio ambiente, considerado como una «maría», era políticamente correcto en la estructura de un Gobierno, pero al no tener importancia, se pensaba entonces, se asignaba esa cartera, la última en protocolo, a una mujer: Angela Merkel, Ana Lindtz, trágicamente asesinada cuando era ministra de Exteriores; Elisa Ferreira, hoy comisaria de Cohesión Social y Reformas; Corinne Lepage. Países Bajos, Noruega, España y un largo etcétera tenían una mujer al frente de su ministerio. Sin duda ese liderazgo femenino, lleno de sentido común, empuje, convicción y compromiso, sentó las bases de un desarrollo sostenible, creando una conciencia ambiental, aunque queda aún mucho por hacer para la reconstrucción verde que hoy nos exige la Unión Europea.

En 1997 nos cupo el gran honor de debatir y firmar el Protocolo de Kioto, antecedente del Acuerdo de París; la Ley de Residuos de Envases y Embalajes; la reforma de la Ley de Aguas del siglo XIX; el Plan Hidrológico Nacional, que lamentablemente, aunque con el visto bueno de Bruselas, no llegó a ver la luz, con lo que habría supuesto para la vertebración de España; la Ley de Parques Nacionales para proteger el rico patrimonio cultural, con el que la naturaleza ha dotado a España; la Estrategia de Biodiversidad, cuya responsable de entonces dirige hoy la Oficina de Cambio Climático, entre otros muchos ejemplos de aquellos primeros cuatro años de vida del ministerio con grandes profesionales al frente, a quienes de nuevo hoy agradezco su compromiso y entrega.

Hoy, 24 años más tarde estamos sufriendo las consecuencias de la pandemia sanitaria más grave desde hace un siglo y cuyas consecuencias económicas y sociales aún no somos capaces de calcular. Vivimos en la incertidumbre y el desasosiego por el riesgo para nuestra propia vida y la de nuestras personas más cercanas, aferrados a unas medidas de protección sanitaria y distanciamiento social como única tabla de salvación mientras no se consiga la tan ansiada vacuna.

El año 2020 ha cambiado nuestras vidas, transformando nuestras costumbres de relación y ocio pero también los modelos de negocio de los sectores económicos y productivos en los que trabajamos, y que, después de tantos meses de confinamiento, están necesitados de un plan de choque urgente para remontar el vuelo, mantener el empleo y seguir generando crecimiento y desarrollo cuanto antes.

La UE, presidida por primera vez por una mujer, ha asumido el firme compromiso de la recuperación sostenible de Europa presentando un plan de ayudas, que complementa el liderazgo, que también, por primera vez, está ejerciendo otra mujer al frente del BCE.

Institución ésta que si ya en la crisis financiera de 2008 supo prever los excelentes resultados de una declaración, «Wathever it takes», hoy Christine Lagarde ha sabido hacer suyo dicho principio, generando liquidez de manera ilimitada desde el minuto uno de la pandemia, más lo que aún puede seguir haciendo, como veíamos ayer. Dando tranquilidad a los mercados y a las primas de riesgo, tristemente famosas a nivel de calle hasta hace muy poco, y que tanto ayuda a países como España, con grandes necesidades de refinanciación de su abultada deuda.

La recuperación sostenible nos viene definida por Bruselas, con capítulo especial para España, en el presupuesto presentado ante el PE el 27 de mayo. Son muchos los miles de millones de euros que están en juego y cuyo debate de distribución apenas sí ha comenzado: 750.000 millones del Fondo de Recuperación y 40.000 millones del Fondo de Transición Justa para las regiones que, como en España, necesitan la reconversión de algunos sectores a una economía sostenible.

Nada nos va a ser regalado. En Bruselas esperan un plan de acción de cómo España va a llevar a cabo todas las reformas acordadas por la UE en el llamado Semestre Europeo de Política Económica de Coordinación, junto al Pacto Verde y la Agenda Digital Europea. Empezando por ser ejemplares en la contención de algunas partidas del gasto público y no reformar lo que esté funcionando, para generar confianza y credibilidad sobre todo ante los países «4 Frugal»: Dinamarca, Austria, Suecia y Países Bajos. Porque esta histórica dotación de fondos europeos no será aprobada hasta que a partir el 1 de julio, la hoy canciller Angela Merkel, que desde hace 25 años viene defendiendo una Europa sostenible, lidere el semestre de presidencia alemana que le corresponde.

La UE sale reforzada de la pandemia con un histórico plan de solidaridad y responsabilidad para mitigar los impactos de una crisis sin precedentes que ha cambiado nuestras vidas. Colaboremos también hoy, desde el liderazgo femenino, que Women Action Sustainability representa, a generar ilusión y confianza. Hagamos, con la ayuda de todos, que España no se quede atrás.

Isabel Tocino fue la primera ministrade Medio Ambiente y es presidenta del Consejo Asesor WAS.

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