Apple no tiene la culpa de que sientas que tu teléfono te esclaviza. Sin embargo, la empresa que trajo al mundo el teléfono inteligente moderno tiene una oportunidad perfecta este año para crear una nueva versión valiente y revolucionaria del dispositivo: un teléfono que te incite a utilizarlo de una manera más razonada, más consciente… y mucho menos frecuente.
La “adicción” a la tecnología es un tema que está generando cada vez mayor inquietud en Estados Unidos. Utilizo la palabra que empieza con “a” entre comillas porque la atracción que ejercen nuestros teléfonos sobre nosotros no es la misma que provocan las drogas y el alcohol. En realidad, el problema tampoco es reciente; los investigadores que estudian las formas en que utilizamos la tecnología digital llevan años realizando la advertencia sobre los efectos negativos potenciales en nuestra cognición, nuestra psique y nuestro bienestar.
Lo novedoso es quiénes se han sumado a las filas de los preocupados. Hace poco tiempo, un desfile de luminarias de la industria tecnológica, incluyendo varios exempleados de Facebook, argumentaron que estamos en desventaja ante la sofisticada maquinaria para enganchar y persuadir que está incorporada a las aplicaciones para teléfonos inteligentes. Sus temores son diversos: les inquieta la distracción, la productividad, la forma en que las redes sociales alteran nuestras vidas y relaciones en términos emocionales, y lo que están ocasionando en los niños.
Es difícil saber qué pensar sobre estas confesiones de arrepentimiento. Vamos, chicos, nos dieron estas máquinas maravillosas, ganaron miles de millones de dólares gracias a su omnipresencia, ¿y ahora nos dicen que son malas? Ahora, ¿qué hacemos con esa información?
Como la contaminación del aire o la intrusiva publicidad en línea, la adicción a la tecnología es un problema de acción colectiva provocado por incentivos mal encauzados. Las empresas que ganan dinero de tu atención —es decir, las aplicaciones financiadas con publicidad como Facebook, Instagram, Snapchat y YouTube— ahora emplean ejércitos de personas que trabajan con supercomputadoras para engancharte de manera aún más profunda en sus servicios. Claro, deberíamos exigirles que actuaran de una manera más ética —y Facebook, por su parte, ha señalado que está dispuesta a perder dinero con tal de mejorar el bienestar de sus usuarios—, pero soy escéptico respecto a que puedan suprimir sus intereses económicos.
También podrían ayudar regulaciones del gobierno y más restricciones por parte de los usuarios, pero las primeras son improbables y las últimas, insuficientes. Así que, ¿quién más queda?
La misma empresa que parece que siempre se hace presente cuando es momento de cruzar hacia una nueva era de la tecnología: Apple.
La semana pasada, me puse a pensar sobre la responsabilidad de Apple después de que dos grandes inversionistas escribieron una carta abierta en la que solicitaban a la empresa que hiciera más para prevenir los efectos de sus productos en los niños. Al inicio, me incliné a desestimar la misiva tachándola de treta publicitaria; si te preocupa la relación entre los niños y la tecnología, ¿por qué no ir tras Facebook?
No obstante, cuando llamé a varios expertos, encontré que estaban de acuerdo con los inversionistas. Por supuesto que mencionaron que Apple no es responsable de los excesos de los negocios de publicidad digital, pero sí tiene una responsabilidad moral —y un interés comercial— en lo que se refiere al bienestar de sus clientes.
Además, hay otra razón más importante para que Apple haga frente a la adicción a la tecnología: lo más probable es que aborde el problema con elegancia.
“En verdad creo que es momento de que actúen”, afirmó Tristan Harris, quien fue diseñador y especialista en ética de Google y ahora dirige Time Well Spent, una organización que trabaja para mejorar el impacto de la tecnología en la sociedad.
“De hecho, tal vez sean nuestra única esperanza”, agregó Harris.
Para empezar, el modelo comercial de Apple no depende de la adicción a la tecnología. La empresa gana la mayoría de su dinero vendiendo dispositivos de alta gama con altos márgenes de utilidad. Claro, debe asegurarse de que consideres que tu teléfono es tan útil como para comprar el siguiente, pero después de que compras el dispositivo y te suscribes a algunos de sus servicios preferentes, en realidad Apple no necesita que lo uses en exceso. De hecho, debido a que no puede producir una vida útil infinita para las baterías, es probable que Apple no tenga ningún inconveniente si dejas de usar un poco tu teléfono.
Sin embargo, aunque Apple no es parte del negocio de la publicidad, sí ejerce un gran control sobre este sector. Cada empresa tecnológica necesita tener una presencia en los iPhones y las iPads; esto quiere decir que Apple puede establecer las reglas para todos. Con tan solo una actualización de su sistema operativo y su tienda de aplicaciones, Apple podría poner un freno a algunos de los peores excesos en la manera en que las aplicaciones te monitorean y notifican para mantenerte enganchado (como lo ha hecho, por ejemplo, al permitir sistemas que bloquean la publicidad en sus dispositivos móviles). Y debido a que otros fabricantes de teléfonos inteligentes tienden a copiar los mejores inventos de Apple, cualquier cosa que hiciera para detener la dependencia que tenemos de nuestros dispositivos sería emulado ampliamente.
Harris sugirió a Apple varias ideas para que hiciera un teléfono inteligente menos adictivo. Para empezar, podría dar más retroalimentación a las personas en cuanto a cómo están utilizando sus dispositivos.
Imagina que, una vez a la semana, tu teléfono te diera un informe de cómo pasas el tiempo, de la misma manera en que tu monitor de actividades te dice qué tan sedentario estuviste la semana pasada. También podría provocarte: “Farhad, has pasado la mitad de la semana revisando Twitter. ¿De verdad te sientes orgulloso de eso?”. Te podría ofrecer ayuda: “Si me percato de que pasas demasiado tiempo en Snapchat la próxima semana, ¿te gustaría que te lo mencione?”.
Otra idea es que puedas imponer un control más detallado de las notificaciones. En la actualidad, cuando dejas que una aplicación te envíe alertas móviles, lo más común es que la propuesta implique decir “todo” o “nada”: si permites que te avise, te estará avisando todo el tiempo.
Harris sugirió que Apple hiciera que las aplicaciones asignaran un tipo de nivel de prioridad a sus notificaciones. “Digamos que hay tres niveles de notificación: usuarios intensos, usuarios normales y usuarios ligeros o zen”, señaló Harris.
Apple podría establecer reglas para el tipo de notificaciones que se permiten en cada grupo: por ejemplo, el grupo de en medio podría permitir notificaciones de otras personas (como un mensaje directo en Instagram), pero no de las mismas aplicaciones (una alerta de Instagram solo para recordarte que el hermano de la mamá de tu amigo del bachillerato recién publicó una nueva foto).
“Y después Apple podría establecer un valor predeterminado en el que todos estén en el nivel medio, lo que de inmediato les ahorraría mucha energía a muchos usuarios que se están enfrentando a esta situación”, afirmó Harris.
Uno de los peligros de algunas de estas estrategias antiadicción es que podrían ser demasiado intrusivas. No obstante, también es una de las razones por las cuales Apple destacaría en este aspecto: crear un teléfono menos adictivo principalmente es un problema de diseño de interfaz, el cual es en esencia toda la razón corporativa de ser de Apple.
Otra cosa para la que es buena Apple es la mercadotecnia. Sospecho que podría crear muchos anuncios diáfanos en los que la gente obtendría más de los iPhones y las iPads al desconectarse de los dispositivos un momento. Vale la pena destacar que ya vende un dispositivo, el Apple Watch, cuya publicidad ensalza la magia de olvidar tu teléfono.
Si se hace bien, una campaña completamente desarrollada que promueva los beneficios de acercarse a la tecnología de una forma más reflexiva no parecería un acto egoísta, sino en sintonía con la mejor versión de Apple: la de una empresa que cuida los intereses de la humanidad en una industria más bien fría y a veces inhumana.
“La manera en que convivimos con la tecnología será el tema cultural de la siguiente mitad del siglo”, mencionó James Steyer, el fundador y director ejecutivo de Common Sense Media, una agrupación sin fines de lucro que estudia cómo los medios afectan a los niños.
Steyer sugirió que el ambiente es propicio para que Apple lo aproveche. “Es una preocupación de todos: no importa si eres republicano o demócrata, liberal o conservador… sabes que tú y tus hijos son parte de la carrera armamentista por la atención”, explicó.
La semana pasada, Apple difundió un comunicado en el cual señaló que le importaba mucho “la manera en que se utilizan nuestros productos y el impacto que tienen en los usuarios y la gente a su alrededor”, y agregó que ya estaba trabajando en algunas características para solucionar el problema de la adicción.
Es muy difícil que Apple hable de sus productos futuros, así que cuando les llamé se negaron a profundizar en sus ideas. Esperemos que estén trabajando en algo grandioso.
Farhad Manjoo