Lo que hizo España en América: un nuevo mundo

Mucho se está escribiendo sobre la Historia de España, en un sentido y en otro. Y eso está bien. Y también sobre España en Hispanoamérica. Para bien y para mal. Pérez Reverte ha dicho que «No hay que blanquear la leyenda negra, hay que explicarla con su contexto». Quizás no haya que llegar a tanto como cuando ese gran hispanista de Geoffrey Parquer dice: «Pongo a Carlos V en la cima de la Historia de España, pero era un cobarde moral». Gran historiador, pero ¿hasta penetrar en la psicología de las personas?

Nosotros vamos a intentar algo más modesto, pero que no suele verse en los libros: ¿Cuál fue la realidad de la conquista y colonización de América? En muchos aspectos está sobreabundantemente relatada, pero en su conjunto no lo hemos visto.

Quizás ello se deba a que Carlos V, como Carlos I de España se ha estudiado profusamente, enfrascado en las colosales empresas europeas en que tomaba parte incluso como soldado. Pero tal olvido no es razonable, y es además injusto, y el propio Francisco López de Gómara, en su Historia General de las Indias (1552), cae en él casi en forma de reproche.

Aunque tenía razón López de Gómara al decir que bastaba la palabra del emperador, sin que fuera precisa su presencia física: el emperador no conoció América… Porque esta palabra sí que la dio Carlos V sobradamente.

Carlos V da su palabra cuando apoya al portugués Magallanes, desamparado por su rey (1518), para su trascendental expedición (netamente española según la RAE) gracias a lo cual y a Juan Sebastián Elcano se da la primera vuelta al mundo en nombre de Carlos V.

Carlos V da su palabra cuando falla a favor de Hernán Cortés y le nombra gobernador y capitán general de la Nueva España (1522). Y cuando da su primera Cédula relativa a las Indias (1518), o constituye el Consejo de Indias (1524), o las Ordenanzas de Granada.

O cuando después de oír al intransigente y exagerado Fray Bartolomé de las Casas ordena una amplia inspección en el citado Consejo de Indias que, con asombro general, inicia personalmente el propio monarca, y surgen las Leyes Nuevas de 1542, que sustituyen a las «Viejas» de Burgos.

O cuando dona al Nuevo Mundo un idioma común: el de Castilla. O las Ordenanzas de 1556…

Pero sobre todo y además, Carlos V escucha a tirios y troyanos: al crítico Las Casas y a su contradictor favorable al emperador Ginés de Sepúlveda, y sobre todo al docto Francisco de Vitoria (Escuela de Salamanca), surgiendo la famosa «duda indiana»: ¿Pensó en algún momento Carlos V abandonar las Indias, como se dice?

Dice a este respecto el historiador José María Escudero («YA», 15 octubre 1986): «Ya es admirable y falto de paralelo en la Historia Universal que la causa de los vencidos fuera patrocinada por los vencedores por pura razón de conciencia».

Y ahora damos algunos datos globales, pocos conocidos.

La conquista -penetración y poblamiento después del mero descubrimiento- fue inicial y básicamente realizada en menos de veinte años: 1519, Cortés en México; 1536, Pizarro en Perú, durante el reinado de Carlos V (1517).

Más aún, en los veintiséis años que van desde 1519 (Carlos Emperador) a 1545, América es conquistada o explorada por los españoles de Carlos V, desde el 45º de latitud norte (Nebraska) al 55º de latitud sur (Tierra de Fuego). O sea: 100 grados de meridiano, más de un cuadrante de la tierra, diez veces más que la distancia entre París y Oslo (1.500).

A mediados del siglo XVI el continente americano es probable estuviera poblado sólo por 122 millones de habitantes (menos que los «asesinados» según Las Casas), y que los españoles no pasarían de cien mil.

Desde 1519 en que el alguacil Gaspar de Espinosa fundara Panamá hasta 1559 en que Nuño de Chaves funda Nueva Asunción en Bolivia, son más de 100 las ciudades fundadas.

En ese período se fundan también las Audiencias de México (1527), Tierra Firme o Panamá (1535), Lima (1542), Guadalajara (1548), Santa Fe (1549) así como las universidades de México (1533) y Lima (1555), etcétera. Y las catedrales del maestro trujillano Becerra…

Esto, y mucho más, es el palmarés y el testimonio de Carlos V «emperador de Romanos, rey de España, señor de las Indias y Nuevo Mundo, y único emperador de ambos mundos, defensor con sus españoles de la dignidad de España como madre de pueblos.

Manuel Martin Lobo es doctor Ingeniero de Montes y periodista.

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