1. Amarás a la radio por encima de todos los medios. En otras palabras, si entras en la radio con la idea de salir, utilizándola para acabar en televisión o como directivo de un grupo multimedia, más vale que te quedes fuera. La radio exige trabajo, constancia y sobre todo fidelidad.
2. No tomarás el micrófono en vano. O lo que es lo mismo, cuando se abra el micro, no sueltes lo primero que se te ocurra. La improvisación es muy mala consejera. Aunque parezca que de esta forma haces una radio fresca, llegará un momento en que acabarás desgranando naderías. A la radio hay que ir preparado, sabiendo lo que hay que decir, y sobre todo, cómo hay que decirlo. Tomar el micrófono en vano es la forma más rápida de fracasar en la radio.
3. Santificarás la fiesta de la radio. O sea, que la radio no es un funeral. No hay que ser un plomo, ni un cenizo, ni un pesimista recalcitrante. No hay que estar triste, o peor aún, ser un triste. Se puede estar serio, y a la vez ser un comunicador optimista e incluso divertido. Santificar la fiesta de la radio es apostar siempre por el impulso positivo de la vida.
4. Honrarás a tus padres radiofónicos. Este mandamiento es para bajarte los humos. No puedes ir de Marconi, porque la radio tiene una historia, y la han forjado grandes nombres. Es bueno honrarlos y aprender de ellos. Porque ellos hicieron radio con menos medios y más energía, con menos apoyos y más ilusión, con menos fondos y más entusiasmo. Si vivieran ahora se volverían a comer el mundo. Mucho más que tú, y mejor.
5. No matarás la ilusión. La radio es mucho más que un trabajo, un empleo o una profesión. La radio es un virus adictivo que no se debe matar. Todo lo contrario, hay que hacer lo posible y lo imposible para que crezca. La radio no es una oficina donde se ficha a la entrada y a la salida. Los espíritus burócratas y leguleyos se eliminan solos, porque la radio bien entendida, y bien encendida, solo quiere vivir de entusiasmo y respirar ilusión. Así, nada de matarla. Antes de hacerlo, más te vale que emigres a otras latitudes.
6. No mezclarás el sexo con el trabajo. Este es un consejo que puede servir también para otras profesiones, pero en la radio hay que seguirlo fielmente. Aunque haya casos excepcionales de parejas que funcionan dentro de la radio, es más prudente no meterse en esos berenjenales, porque suelen interferir el funcionamiento, tanto de la radio, como de la relación sentimental. La radio es una amante algo celosa y bastante acaparadora, así que es mejor utilizar una buena cinta aislante para evitar chispazos y calambres.
7. No robarás las ideas de tus compañeros. La radio no te exige ser original, sino honesto contigo mismo. Si no tienes algo nuevo que decir, sigue diciendo lo mismo, pero no plagies. No le robes la idea a tus compañeros, aunque estén en otras emisoras. Es mejor repetirse que copiar. Si te dedicas a ser un copión, se te verá el plumero tarde o temprano. Y si conseguiste ascender a costa de otros, el oyente no es tonto y se dará cuenta. Mientras más arriba estés, más dura será la caída.
8. No dirás falsos testimonios ni mentirás. La radio acepta algo de exageración, porque la palabra hablada siempre tiene un mayor margen de excusa que la escrita. Pero mejor será que no abuses, porque entre la exageración y la mentira existe una línea muy sutil. A la radio le sobran los mentirosos, los fabricantes de bulos, insultos o injurias. La verdad duele, pero la mentira duele más.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. El pensamiento o el deseo más impuro que puedes tener en la radio es olvidarte del oyente, y eso no lo puedes consentir. La radio es impura cuando se transforma en portavoz de una ideología política o religiosa, cuando deja de ser una radio libre y está al dictado del dueño. El auténtico dueño de la radio no es el que tiene la mayoría de acciones, la radio pertenece a los oyentes, y gracias a ellos, puede conservar su libertad, su independencia, en definitiva, su auténtica pureza.
10. No codiciarás emisoras ajenas. En la radio no se puede estar perdiendo el tiempo pensando en que la competencia es mejor, porque tiene más medios, o porque tiene más suerte. Uno debe conformarse con lo que se tiene, y mejorarlo. Mirar al otro con envidia es algo estéril, hay que mirarlo con espíritu competitivo, haciéndolo cada día mejor que el otro. Sin envidia, pero sin concesiones. Estos diez mandamientos se resumen en dos: Amarás la radio sobre todos los medios, y amarás al oyente como a ti mismo.
Luis del Olmo, periodista.