Los estadounidenses piden cambios sobre Cuba

El tema de Cuba se ha vuelto una chinita del tamaño de una roca en el zapato de las relaciones entre Estados Unidos y el resto de América. Las políticas de Estado sobre Cuba se han visto condicionadas por la política interna, y particularmente por la opinión de Florida, donde viven la mayoría de los cubanoamericanos. Para ver si algo ha cambiado, hemos consultado este tema a través de una encuesta profunda en todo Estados Unidos, con una muestra reforzada en Florida.

Lo que encontramos nos sorprendió.

Ante todo: después de cinco décadas tratando de cercar a Cuba, el que está aislado es Washington. El bloqueo de Cuba es un mito. Hace pocas semanas, Cuba recibió a los presidentes latinoamericanos y a los secretarios generales de la OEA y de Naciones Unidas en la cumbre de CELAC. La Unión Europea está a punto de liberalizar sus relaciones con la isla. Brasil invierte miles de millones para crear un puerto de aguas profundas. La isla es uno de los destinos turísticos preferidos por canadienses y europeos. Incluso Estados Unidos provee una cantidad importante de los productos agrícolas y farmacéuticos consumidos en Cuba.

Sin embargo, gracias a la hábil presión de grupos de poder, las relaciones oficiales entre EE UU y Cuba se quedaron atascadas en el tiempo. Por un lado, el horror sufrido por los refugiados cubanos, que dejaron su país natal en los comienzos de la década de los sesenta, todavía tiene una gran relevancia entre la comunidad de exiliados y en Washington. Por otro lado, el Gobierno cubano ha sabido explotar el régimen de sanciones —lo que Fidel Castro llama el bloqueo— como muletilla para poner en segundo lugar el atraso económico y la pésima situación de derechos humanos en la isla.

Abraham Lincoln dijo: “La opinión pública lo es todo. Con el sentimiento público, nada puede fallar; sin la opinión popular nada puede tener éxito”. Estamos de acuerdo y decidimos poner la discusión sobre Cuba bajo la lupa de la opinión pública.

Existe un consenso entre la población estadounidense para impulsar un cambio hacia Cuba. Un 56% está de acuerdo con la idea de normalizar relaciones con La Habana. Pero lo que más llamó la atención fue el hecho de que el apoyo es aún más fuerte entre latinos y residentes en Florida. El 62% de los latinos quieren un cambio, y lo mismo piensa el 63% de los residentes de Florida.

Vale la pena detenerse aquí un segundo. Florida, hogar de la mayor concentración de cubanos y la supuesta razón de más de 50 años de congelación de la política hacia Cuba, lidera hoy la nación en el apoyo a la normalización de relaciones con Cuba. Esto es un cambio importante.

El cuestionario profundizó en los detalles de las múltiples leyes que suman el embargo. Más de seis de cada 10 encuestados se muestran favorables a la propuesta de facilitar el intercambio comercial entre los dos países, como también favorecen la liberalización sin restricciones para viajar y gastar en Cuba. Aquí también, entre residentes de Florida y latinos, los números son aún mayores que los de todo el país. Más del 80% de las personas en Florida están a favor de un mayor diálogo con el Gobierno cubano sobre temas de común interés como la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y la cooperación para emergencias medioambientales.

Estos resultados tienen importantes implicaciones políticas. Quisiéramos señalar tres:

1. Aunque la total normalización de la política hacia Cuba es mayoritaria, lo que parece más popular es deshacer el embargo paso por paso y tema por tema. Eliminar la prohibición de viajar, de gastar dinero, de cooperar con el Gobierno cubano sobre temas de mutua importancia, quitar a Cuba de la lista de países terroristas... recibe, por lo menos, entre el 6% y el 8% más de apoyos que la normalización total.

2. Aquellos líderes políticos estadounidenses que consideraban un suicidio político apoyar cualquier cambio hacia Cuba ya no deben temer. Florida no solo ha dejado de ser impedimento, sino que lidera EE UU en el apoyo de un cambio de política hacia Cuba. Parece que las nuevas generaciones de origen cubano tienen una visión muy diferente; primero son norteamericanos, orgullosos de su herencia cubana, pero hablan principalmente inglés y consideran a Miami, Newark o Los Ángeles como sus hogares, y ya no a La Habana, Santiago o Mayagüey.

3. La Administración del presidente Obama ha hecho ajustes en los últimos años respecto a la liberalización de viajar y de remitir dinero a la isla, pero estos cambios no son suficientes. Sacar a Cuba de la lista de países terroristas recibe el apoyo del 67% de los residentes de la Florida y del 61% del conjunto de los estadounidenses, y podría ser la primera prioridad. Levantar la prohibición de viajar y los intercambios comerciales deben ser la segunda y tercera metas. La gran mayoría de los encuestados están de acuerdo en que el Gobierno cubano es represivo y dictatorial, pero reconocen que Estados Unidos habla y negocia todo el rato con un sinfín de países con Gobiernos reprochables.

Los norteamericanos dicen que el momento ha llegado. El embargo no ha mejorado los derechos humanos en Cuba; es posible que el intercambio sí lo pueda hacer.

Peter Schechter es director y Jason Marczak es subdirector del Adrienne Arsht Latin America Center en el Atlantic Council en Washington DC.

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