Los farsantes de siempre

Quizá los de Podemos crean que están siendo muy originales en su intento de boicotear la presencia del jefe del Estado en el Congreso de los Diputados durante la apertura solemne de la legislatura. Pero la verdad es que todo tiene su antecedente y los chicos de Pablo Iglesias no hacen hoy sino un remedo de los actos que protagonizaron sus colegas de Herri Batasuna y Laia durante la presencia del rey Juan Carlos en la Casa de Juntas de Guernica el 4 de febrero de 1981.

Vivíamos años muy convulsos en nuestra recién estrenada democracia cuando los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, acompañados por el entonces Príncipe de Asturias, don Felipe (ese al que hoy tratarán de boicotear los de Pablo Iglesias) hicieron al País Vasco la primera visita oficial tras su coronación.

La visita coincidió con el secuestro por parte de ETA del ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, José María Ryan, retenido desde el 29 de enero, y que fue asesinado dos días después de la estancia de los reyes en Guernica. Y, como todo el mundo recordará, 19 días después vivimos el intento de golpe de Estado protagonizado por Tejero. O sea, el momento era terrible y por eso era muy relevante el esfuerzo por normalizar la vida institucional y defender las instituciones democráticas que habíamos recuperado después de la dictadura.

La Casa de Juntas recibió a los reyes con la presencia de todos los cargos electos, junteros, diputados nacionales, autonómicos... Allí estaban el entonces diputado general de Vizcaya, José María Makua; el presidente del Parlamento vasco, Juan José Pujana; y el lehendakari, Carlos Garaikoetxea.

Fue en el momento en el que el rey tomó la palabra para defender la democracia y las instituciones tradicionales vascas cuando los electos de Herri Batasuna y Laia se pusieron en pie y comenzaron, puño en alto, a cantar el Eusko gudariak. El rey se mantuvo impasible, de pie, esperando, mientras la Cámara rompía en aplausos.

Dado que los boicoteados seguían gritando, Makua dio orden de que fueran expulsados. Y así lo hicieron los miembros de la incipiente Policía autonómica vasca, llamados berrozis, que habían pasado directamente de ser el servicio de seguridad del PNV a garantizar la seguridad en las instituciones. Por cierto, que los berrozis actuaron porque cuando Makua -días antes y previendo que algo podía ocurrir- solicitó al general Sáenz de Santamáría que desplegara a la Policía Nacional o Guardia Civil en la Casa de Juntas, éste declinó la invitación argumentando que era más prudente que fuera la Policía "propia" -los berrozis,  a cuyo mando estaban las instituciones vascas-, la que actuara dentro de la Casa de Juntas. Inteligente decisión, por cierto. ¡Cuántas vueltas hubieran dado las imágenes de policías uniformados expulsando a batasunos de la casa de Juntas!

Fueron expulsados y el acto continuó. Y el rey hizo su discurso. Y todos, todos, le aplaudimos. Aún hoy cuesta entender cuánto que representaba aquel acto, en aquellos momentos tan convulsos e inseguros para nuestra democracia.

Yo también estaba allí, era apoderada de las Juntas Generales de Vizcaya, por la comarca de las Encartaciones, territorio histórico de Vizcaya... Lo viví de primera mano y puedo contar todos los detalles de aquella visita, incluso aquellos que por prudencia aún hoy no se han escrito.

Pero, lo que es más importante y como dije antes, también estaba en Guernica el hoy rey Felipe VI, que esta mañana inaugurará la XII Legislatura y se encontrará con el intento de boicot de los muchachos de Pablo Iglesias. Quizá rememore los acontecimientos que vivió con su padre; quizá reconozca los tics... O quizá ni se quiera acordar. Pero viene bien recordar nuestra historia para reconocernos en ella y para señalar a los farsantes de siempre. A los que tanto en 1981 como hoy, aunque sea con otras formas, no hacen sino atacar a las propias instituciones democráticas y a quienes legítimamente las representan. Eso no es hacer política, es justamente lo contrario: populismo y anti-política. En Guernica y en Madrid; con puño en alto, con coleta, o sin ella.

Rosa Díez es cofundadora de UPyD.

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