Los límites de la libertad

Juntamente con la democracia se aceptó la pluralidad, y entre los derechos reconocidos destaca la libertad de expresión, que se define, según la Unesco, como «un elemento crítico para la democracia, el desarrollo y el diálogo, y que forma parte de los derechos universales de los cuales todo el mundo debe gozar».

Se entiende perfectamente que todos tienen el derecho a la libertad de opinión y de expresión; esto incluye el derecho a mantener una opinión sin interferencias y a buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de difusión sin limitación de fronteras, tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Como todo Derecho tiene sus limitaciones. Expresarse libremente puede desdecir otros derechos, por ejemplo: ofender a terceras personas o emitir opiniones «libres» con mensajes de odio o discriminación no solo no está amparado en la libertad de opinión, sino que es excederse en el ejercicio de tal derecho y puede ser considerado delito.

De la misma manera tratamos las reivindicaciones de colectivos determinados. Si bien reconocemos la titularidad de derechos humanos, así como los valores yuxtapuestos (igualdad, inclusión, etc), somos enérgicos en nuestra postura de que cada mensaje reivindicativo tiene su espacio y momento. La pretensión de invasión de otros espacios o símbolos constituye una limitación a los derechos de terceros.

Polémica fue nuestra postura institucional contra la sustitución de los Reyes Magos por drag queens. Aun cuando reconocemos que los colectivos que apoyan la diversidad sexual son titulares de derechos y valores, consideramos que cada cual tiene su espacio, y un evento destinado a los niños no tiene lugar este tipo de luchas, aun siendo justas y constitucionales. El simple hecho de pretender reivindicar en todo lugar y en todo momento será fuente de reyerta.

Regular los espacios no significa limitar en sus derechos a las personas, es reconocerles y por ende hacer valer la igualdad; caso contrario, la equidad tampoco sería un derecho sino un ideal. Las contradicciones producto de los reclamos de privilegios cuando lo que se lucha es por la igualdad resulta inadmisible. Por ello nos opusimos a la alteración de los símbolos de la Iglesia Católica y el uso de espacios dirigidos a la ilusión infantil con finalidades muy distintas.

Un país democrático como España permite toda clase de demostraciones públicas de diversa índole: manifestaciones políticas, desfiles militares, reivindicaciones de colectivos, conmemoración de fechas patrióticas, maratones y eventos deportivos, desfiles de carnaval, hasta ovejas hemos visto pasando por Madrid, recordando la antigua trashumancia. Algunas de estas manifestaciones son de origen religioso, como las procesiones y romerías, tan importantes en algunos territorios, que marcan el carácter de sus gentes. Solo hay un desfile especialmente dedicado a los niños, el desfile de Reyes; un desfile de fantasía que ha cobrado inmenso protagonismo dentro las celebraciones navideñas, donde trabajan muchos profesionales del espectáculo que logran recrear un episodio relacionado con una festividad religiosa cristiana: la visita de los Reyes Magos al recién nacido niño Jesús. No solo es un bello espectáculo, es un símbolo de esa complicidad de los mayores que alimentan la inocencia y la fantasía de los más pequeños.

Debemos entender que en nuestro país, todas las expresiones culturales son aceptadas y respetadas, aunque muchos no estén de acuerdo con ellas –lo cual también es su derecho inalienable en detrimento de la imposición– y justamente para poder nutrirnos socialmente de todos los criterios, los espacios reivindicativos tienen sus límites y espacios propios, la confusión de estos límites se traduce en limitaciones simultáneas a los derechos colectivos y tiende a la mofa de símbolos o citas bíblicas como el caso de los Reyes Magos, o lo ocurrido en los Carnavales canarios cuando otra drag queen asistió disfrazada de Jesús Crucificado.

Tengan la certeza, queridos lectores, de que en caso de no haber hecho frente al anuncio de las drag queens hubiesen sido las carrozas principales. La desmedida oposición que recibieron por parte de la ciudadanía no fue por discriminación, fue por abuso del derecho a reivindicar en un espacio reservado exclusivamente a los niños, y así se demostró.

Vivimos en un pluralismo religioso, defendemos los valores democráticos para todos; cada cual tiene su lugar en el mundo y por ello cabemos todos, es por ello que la igualdad significa ocupar su lugar (incluso defenderlo), pero sin invadir el espacio de terceros. Un solo pueblo, una sola raza.

Francisco José Alonso Rodríguez, presidente de la Liga Española Pro Derechos Humanos y de la Federación Internacional Pro Derechos Humanos.

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