Los multiplicadores del crecimiento ignorados

En abril de 2010 cuando la economía global empezaba a recuperarse de la sacudida provocada por la crisis financiera de 2008-2009, en el documento Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional se pronosticaba un crecimiento del PIB mundial superior al 4% en 2010, con una tasa anual de crecimiento estable de 4.5% sostenida hasta 2015. Sin embargo, esas previsiones resultaron ser muy optimistas.

De hecho, el crecimiento global se ha desacelerado. En el WEO más reciente del FMI, las previsiones de crecimiento del PIB global aumentaron solamente en 3.3% para 2012, y 3.6% para 2013. Además, la rebaja de las perspectivas de crecimiento se ha extendido notablemente.

Los errores en las previsiones se explicarían por tres razones potenciales: incapacidad de reconocer el tiempo necesario para la recuperación económica después de una crisis financiera; subestimar los “multiplicadores fiscales” (la magnitud de las pérdidas de producción debido a la austeridad fiscal); e ignorar el “multiplicador del comercio mundial” (la tendencia del efecto de contagio entre países a medida que sus economías se contraen).

Por lo general, la seriedad y las implicaciones de la crisis financiera se ponderaron bien. Las lecciones del WEO de octubre de 2008, en donde se analizaban las recuperaciones después de crisis financieras sistémicas se incorporaron en previsiones subsiguientes.

Como resultado, las previsiones para los Estados Unidos –donde el desapalancamiento doméstico sigue limitando el crecimiento económico– se han quedado ligeramente cortas. El informe de abril de 2010 pronostica una tasa de crecimiento en los Estados Unidos de alrededor de 2.5% anual en 2012-2013; las proyecciones actuales estiman una tasa un poco superior al 2%.

En contraste, se subestimó significativamente el multiplicador fiscal –como se ha reconocido ahora en el WEO. En consecuencia, las previsiones para el Reino Unido –cuyas tensiones en el sector financiero se parecen mucho a las de los Estados  Unidos– han sido mucho menos acertadas.

El WEO de abril de 2010 estima una tasa de crecimiento anual en Reino Unido de casi 3% en 2012-2013; en cambio, es probable una contracción  del PIB para este año, pero el siguiente año aumentará alrededor de 1%. Gran parte de esta divergencia costosa respecto a proyecciones anteriores se puede atribuir a que las autoridades británicas y las del FMI ven con buenos ojos la consolidación fiscal.

De igual manera, las economías de la eurozona fuertemente endeudadas (Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España) han tenido un desempeño mucho peor que lo proyectado, debido a los fuertes recortes al gasto y aumento de impuestos. Por ejemplo, se estimaba un crecimiento del 1% del PIB de Portugal este año, pero en realidad dicho indicador se contraerá en un impresionante 3%. El caso del Reino Unido, donde los mercados consideran que el riesgo soberano es prácticamente inexistente, desmiente la afirmación de la Comisión Europea de que esta desaceleración refleja el alto riesgo de impago de la deuda soberana y no la consolidación fiscal.

El multiplicador del comercio mundial, aunque menos extendido su conocimiento, ayuda a explicar por qué la desaceleración del crecimiento ha sido persistente y se ha extendido tanto. Cuando el crecimiento económico de un país desacelera sus importaciones disminuyen reduciendo así las tasas de crecimiento de aquellos países origen de dichas importaciones y a su vez conduce a que estos países también reduzcan sus propias importaciones.

La eurozona ha estado en el centro de esta fuerza de contracción sobre el crecimiento global. Dado que los países de la eurozona comercian entre sí considerablemente, y con el resto del mundo, sus desaceleraciones han contribuido en gran medida a una disminución del comercio mundial, que a su vez debilita el crecimiento global. En particular, como las importaciones europeas procedentes de Asia oriental han disminuido, el crecimiento de las economías de esa región se ha reducido drásticamente en comparación con el año pasado y de las previsiones para 2010  –y previsiblemente el crecimiento de las importaciones de estas economías de Asia oriental procedentes del resto del mundo han perdido impulso.

El comercio global se ha reducido continuamente y no ha aumentado casi nada en los últimos seis meses. La noción antes popular que se incluía en las predicciones de crecimiento, de que las exportaciones serían la puerta de escape de la crisis, nunca fue creíble. Esa noción ahora ha resultado errónea: a medida que el crecimiento económico se paraliza, la caída en la demanda de importaciones entre países que comercian ha provocado que las dificultades económicas se extiendan y empeoren.

El impacto de la desaceleración del comercio mundial es más evidente en Alemania, que no tenía una deuda doméstica o corporativa excesiva, y gozaba de una posición fiscal favorable. Para escapar de la crisis, Alemania recurrió al crecimiento rápido de las exportaciones –especialmente para satisfacer la insaciable demanda de China. Aunque subsiguientemente se pronosticaba una desaceleración del crecimiento, las previsiones fueron de aproximadamente 2% para 2012-2013. No obstante, a medida que el crecimiento chino ha desacelerado –debido en parte a una disminución de las exportaciones a Europa– el pronóstico del PIB alemán se  ha reajustado a la mitad. Además, dado que el crecimiento de este año ya se ha producido casi totalmente, la economía alemana se ha estabilizado –y podría incluso estarse contrayendo.

En los buenos tiempos, el comercio generado por el crecimiento de un país fortalece el crecimiento global. Sin embargo, en tiempos de crisis, los efectos del comercio tienen el efecto contrario. Dado que la economía mundial está cada vez más interconectada estos multiplicadores del comercio mundial se han incrementado.

En efecto, si bien son menos dramáticos y ominosos que el contagio financiero, los efectos del comercio tienen un enorme impacto en las perspectivas de crecimiento global. La incapacidad para reconocer dichos impactos implica que las proyecciones de exportaciones –y a su vez, del crecimiento, seguirán fallando. Es probable que el siguiente año no se produzca la aceleración proyectada del crecimiento mundial. Al contrario, los errores de política y demoras en países individuales perjudicarán seriamente a las economías en todo el mundo.

Ashoka Mody is a visiting professor of International Economic Policy at the Woodrow Wilson School of Public and International Affairs, Princeton University. Traducción de Kena Nequiz

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