Los nuevos circunnavegantes

Atlas portulano de Battista Agnese, que describe el recorrido de la expedición de Magallanes y Elcano. Biblioteca Digital Mundial.
Atlas portulano de Battista Agnese, que describe el recorrido de la expedición de Magallanes y Elcano. Biblioteca Digital Mundial.

Queremos conmemorar una gran gesta de la humanidad protagonizada por nuestra Nación al inicio de la Edad Moderna y que reconfiguró la imagen del mundo en su época y para la posteridad.

En el año 1494, el Tratado de Tordesillas estableció una frontera que dividió el mundo y resolvía la disputa por los nuevos territorios que enfrentaba a los reinos cristianos de España y Portugal. De este modo, mediante el acuerdo y la intervención del papa valenciano Alejandro VI se evitó el conflicto entre estos dos grandes reinos y se permitía a los españoles el descubrimiento de nuevos pueblos como parte de la familia humana; la apertura de nuevas rutas comerciales, especialmente, las de la especiería; y el anuncio de la fe católica a esos nuevos pueblos y culturas.

Unos años más tarde (1517), un gran marino de origen portugués, Fernando de Magallanes, enojado con el Rey de Portugal, emigró a Sevilla, se naturalizó español y juró lealtad al Rey Carlos I. En la capital hispalense, Magallanes contrajo matrimonio con la hija de un importante oficial e, incluso, testamentó a favor de su hijo Rodrigo. Como subrayó el informe de la Real Academia de la Historia, en esos momentos, se consideraba a Magallanes “un castellano más”.

El marino convenció al Rey de que, teniendo en cuenta el marco de legalidad internacional que establecía el Tratado de Tordesillas, las islas de las especias pertenecían a la Corona de Castilla. El 22 de marzo de 1518, Carlos I y Magallanes firmaron las capitulaciones de Valladolid, donde se fijó la financiación de la expedición con capital de la Corona Española y el apoyo del obispo de Burgos.

El 10 de agosto de 1519, a pesar de los intentos de boicot de Portugal a la expedición, partieron desde Sevilla, tras encomendarse a la Virgen de la Victoria, las cinco naves: Trinidad, San Antonio, Concepción, Santiago y Victoria (todas tienen nombres muy señalados de la confesionalidad católica).

Gracias a unas condiciones climatológicas excepcionales -se produjeron dos fenómenos de El Niño de forma consecutiva- pudieron navegar sobre las aguas bravas del Pacífico. El Niño es un fenómeno climatológico inusual que crea una calma excepcional y lleva el nombre por el Niño Jesús ya que se produce en Navidad.

Tras 100 días de navegación, alcanzaron diversas islas del Pacífico remoto a las que llevaron la fe cristiana y ofrecieron la protección de la Corona Española. Celebraron los sacramentos (eucaristías y festividades) con los nativos, evangelizaron, se produjeron muchas conversiones y bautismos. Fueron los primeros europeos que llegaron a Filipinas. Magallanes murió en un enfrentamiento con los nativos de Mactán, uno de los pocos sitios donde los españoles no fueron bien recibidos. En otras muchas islas sí fueron bienvenidos. De hecho, en algunas de ellas permanecieron durante meses conviviendo pacíficamente con los nativos.

Cuenta el cronista de la expedición, que en una isla preguntaron a los nativos en qué Dios creían y estos respondieron que adoraban a “un Ser Supremo al que denominaban Abba”. Pigaffeta relata la sorpresa monumental y el entusiasmo que tal noticia causó en el capitán y en los marinos de la expedición española.

Tras la muerte de Magallanes y la pérdida de naves, Juan Sebastián Elcano asumió el mando de la expedición y decidió emprender el rumbo de regreso a España con la nao Victoria por el Oeste, la ruta portuguesa, aun sabiendo del riesgo que conlleva esta decisión.

El viaje de vuelta por el Índico fue el trayecto más peligroso de toda la inmensa travesía, tanto por los fenómenos naturales como por la necesidad de evitar a los portugueses. Cuando alcanzaron el Cabo de Buena Esperanza, apenas les quedaban víveres ni agua. Se ven obligados a permanecer parados durante nueve largas jornadas, soportando terribles tempestades y enfermedades. La desesperación de Elcano al ver la muerte próxima de todos sus hombres, hizo que decidiera jugársela y recalar en Cabo Verde, territorio portugués. Fueron descubiertos al pagar con especias y emprenden la huida rumbo a España.

Finalmente, el 6 de septiembre de 1522, dieciocho hombres famélicos y enfermos llegaron a la bahía de Sanlúcar de Barrameda con las bodegas llenas de una preciada carga de clavo que cubrió, por sí sola, el coste de la expedición. Elcano fue el primer hombre en dar la vuelta a la Tierra. A su llegada, acudieron a dar gracias a la Virgen de la Victoria en Sevilla, rezando como habían hecho al partir, tres años antes.

La primera circunnavegación de Elcano tuvo consecuencias muy importantes, entre ellas dio a los cartógrafos, astrónomos y geógrafos europeos una idea real de las dimensiones de la Tierra; confirmó la conexión de los océanos del mundo; propulsó la primera globalización; abrió nuevas rutas comerciales; permitió hallar nuevas culturas; posibilitó descubrir enfermedades desconocidas como el escorbuto; catalogó una nueva fauna y flora del mundo; permitió observar fenómenos naturales como el Fuego de San Telmo; realizó importantes descubrimientos astronómicos como las Nubes de Magallanes y anunció al mundo desconocido al Dios del Logos que supera los mitos y supersticiones, dando sentido pleno a la vida del hombre. Hoy, el encuentro Fe-Cultura ha de acompañar la última revolución tecnológica desde la antropología y la ética.

En la Fundación Universitaria Española, dentro del Seminario de Historia Cisneros, abre hoy en Madrid un congreso dedicado a abordar los hechos constatados sirviéndose de las fuentes fiables.

Hoy, nuestro país está llamado a emprender nuevas gestas en el desarrollo mundial: tecnológico, desarrollo de capacidades, alimentos emergentes para salir del hambre, superar las nuevas pobrezas, ser parte de la emergencia de la sostenibilidad del plantea, etc. ¿Estamos en la casilla de salida?. Nueva época, nuevas gestas.

José Luis Sánchez García es director del Seminario de historia 'Cisneros'. Fundación Universitaria Española (FUE).

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